jueves, 12 de julio de 2007

Moscú y londres: al borde de la ruptura diplomática

AOG, Madrid

Una vez más, el siglo XXI, recien estrenado, se cree ser el XIX.

Tras la negativa del Kremlin de extraditar al señor Andrei Lugovoi a Reino Unido, el gabinete del primer ministro Brown está estudiando qué contramedidas tomar ante la respuesta negativa entregada ayer a Downing Street por el embajador ruso a la corte de Santiago. La constitución rusa no permite que sus ciudadanos sean extraditados a terceros países para ser juzgados, dixit.

El gobierno de su graciosa majestad británica quiere, de manera inequívoca, demostrar a Moscú su enfado ante la decisión del Kremlin y la seriedad con la cual se toma el “terrible” asesinato del señor Litvinenko, otrora súbdito de la corona británica que fue muy crítico con el presidente ruso, el señor Putin. Las opciones que Downing Street baraja incluyen la "posible" expulsión de diplomáticos rusos de la embajada en Londres, y el retiro de los acuerdos de cooperación entre ambos países en áreas tales como la educación, el comercio, los asuntos sociales y el contraterrorismo.

Mikhail Kamynin, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores ruso, y antiguo embajador de Rusia en Madrid, advirtió ayer que Londres estaba en peligro de comprometer su relación con Moscú. “No entiendo la posición del gobierno británico. Está dispuesto a sacrificar nuestras relaciones comerciales y educativas por un hombre”, dijo, añadiendo que “Nuestra posición está claramente dentro de la constitución y la legislación rusa”.

El nuevo ministro de Exteriores británico, David Miliband, hijo de inmigrantes judíos polacos, ha dicho que no se anunciará ninguna decisión antes de la semana entrante, cuando la Foreign Office presentará un informe al Parlamento en el cual se explicarán las medidas punitivas que Reino Unido tomará contra Rusia.

Al igual que en el XIX, el ministerio de Exteriores británico espera la peor de las reacciones por parte de Moscú, incluyendo expulsiones recíprocas de diplomáticos británicos de Rusia.


INTIMIDACIONES


El presidente Putin ya ha calificado de “estupidez” la solicitud de extradición del señor Lugovoi, mientras que, según el gobierno británico, el Kremlin ha mantenido una fuerte campaña de acoso e intimidación del embajador británico en Moscú, Sir Anthony Russell Brenton, a través de los jóvenes activistas del grupo juvenil pro ruso Nashi.

Estos manifestantes nacionalistas ya han cercado con piquetes la embajada británica, además de lanzarse al coche del embajador y de insultarlo durante sus discursos en la capital rusa. Tanto es así que inclusive el British Council ha sido redado por oficiales de Hacienda portando pasamontañas y que el mes pasado fue expulsado de su sede en la ciudad de Ekaterimburgo. A la vez, tanto BP como Shell han sido forzadas a ceder sus activos en varios campos de gas a la firma estatal Gazprom.

Según reporta la prensa británica, desde que la justicia británica acusó al señor Lugovoi de asesinato, los medios rusos han culpado de la muerte de éste al antiguo oligarca ruso Boris Berezovsky y al MI6, el servicio de inteligencia británico. Durante una conferencia de prensa un poco surrealista, el señor Lugovoi culpó a Tony Blair, a Berezovsky y a la mafia georgiana del asesinato en cuestión.

A puertas cerradas, se rumorea que Downing Street opina que el Kremlin podría haber extraditado a Lugovoi si hubiese querido. De ahí su posición de incredulidad. Londres esperaba que Moscú diera una señal de arrepentimiento, cómo mínimo, ante el asesinato del señor Litvinenko, y de que se aseguraría de que algo así no volvería a pasar. Pero Moscú no ha dispensado tal señal.

Por su parte, Reino Unido no considera “aceptable” que se juzgue al señor Lugovoi en Rusia dado que sus juzgados son muy susceptibles a ser presionados políticamente.

El pasado martes, el nuevo primer ministro británico expresó su frustración con Rusia. Un portavoz de Downing Street declaró que “La denegación de extradición nos ha desilusionado profundamente. Nos pesa mucho que Rusia no haya demostrado la cooperación necesaria”.

Y uno se pregunta, ¿quienes son los buenos, y quienes los malos? En estos temas no hay buenos ni malos. Sólo hay motivos. Y al señor Putin, motivos no le faltan.

Al igual que Rusia, en su día Reino Unido negó una extradición. El hecho de que Londres se haya negado a extraditar al señor Berezovsky a Moscú, donde ha sido acusado de blanqueo de capitales y de tramar un golpe de estado (algo que él mismo ha admitido en la prensa británica) ha enfurecido personalmente al señor Putin.

Toma y daca, a nivel rivalidad imperial. Tal que en el XIX.

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