martes, 26 de diciembre de 2006

Ejemplos varios de odio y conciliacion

Parece ser que el PSOE se aburre. En su afan de encauzar los ríos desviados de la historia, el gobierno español estudia indemnizar a las personas homosexuales que sufrieron su represión y persecución bajo las leyes draconianas del franquismo con unos 12,000 euros. Me parece muy bien. Aunque si de indemnizar se trata, a los homosexuales de hoy en día que han (que hemos) sufrido y siguen (seguimos) sufriendo ataques por ciertas partes de la sociedad....¿nos indemnizará algún gobierno futuro? ¿Sólo las dictaduras pueden pasarse los derechos humanos por el sobaco? Por supuesto que no.

Mientras que en España el gobierno trata de desenredar los enredos del pasado, en Nigeria el gobierno (digamos democrático) estudia rizar el rizo en lo que concierne a los homosexuales. Y la iglesia episcopal del país le apoya aduciendo que en Nigeria están rodeados por el Islám y que si no tienen mano dura con los homosexuales, la iglesia episcopal nigeriana desaparecería en ese país.

Según cuenta el NYT en un artículo acerca del arzobispo episcopal nigeriano Peter J. Akinola, el parlamento nigeriano estudia aprobar una ley que criminalizará el acto sexual entre dos hombres además de cualquier expresión pública de la identidad homosexual con penas de hasta cinco años de cárcel. También prohibirá el matrimonio homosexual y, según el departamente de Estado de EE UU, la ley que se planea tiene clausulas tan extremas que violarían los derecho humanos si se aprueba tal y como está ahora mismo redactada.

Si se interpreta estrictamente, la ley prohibirá que dos personas homosexuales puedan ir al cine o a cenar juntas además de permitír el arresto y encarcelamiento de personas miembros de organizaciones que provean de servicios sociales de diversos tipos, incluyendo particularmente a aquellas personas que socorren a los enfermos de SIDA. Y occidente, según el gobierno nigeriano, no puede dictar a Nigeria qué leyes aprobar, bajo pena de ser acusados de colonialismo. Que excusa tan pobre, pero eficaz a la vez.

El arzobispo Akinola tampoco se queda atrás. Ya es famoso por haberle dado la mano a un hombre homosexual en Nueva York y arrepentirse de ello delante de él en cuanto se enteró de que lo era.

También se está haciendo célebre por mandar curas nigerianos a los EE UU para que administren las congregaciones que están en desacuerdo con la postura semi civilizada de la fe anglicana (episcopal fuera del Reino Unido) con respecto a las personas homosexuales. Parece ser que en EE UU tienen su caldo de cultivo y el arzobispo se jacta de mandar misionarios africanos a occidente, y no al revés.

Nigeria y el odio de algunas confesiones para según qué personas no cesan de asombrarme. Y yo que pensaba que vivía en 2006 y no en 1006.

lunes, 25 de diciembre de 2006

Israel Light

AOG, Wigginton, Reino Unido

Ayer llegué a Londres desde Madrid en el primer vuelo de la mañana de easyjet. En Barajas resulta que no abren la puerta del control de policia hasta las 06:30 de la mañana. Hay que hacer cola un buen rato delante del control si se llega al aeropuerto con mucho adelanto. Y así fue. Ya en Londres llegué a casa y me fui a la calle con la misma. Tenía que hacer las compras de último momento.

Mi hermana me ha pedido ropa de M&S. Había un Zara casi puerta con puerta. Ropa moderna y contemporanea
versus ropa tradicional y clásica. Pensé en lo que le gustaría a ella, y no entré en Zara ni de asomo. Aunque estuve muy tentado a hacerlo. Es lo que tiene tener una hermana que vive en la campiña inglesa. No se puede llevar tacones y faldas de volantes por modernas que sean cuando al salir de casa tienes un campo con hierba y árboles y abejas y pájaros. Hay que llevar ropa de campo. Y para eso, M&S son muy buenos. Sorry Zara.

Luego por la tarde al llegar a casa medio muerto- estaba despierto desde las 04:00 y ya eran las 17:00- me acosté al entrar por la puerta. Al despertarme, había una chica nueva en casa. Es de Israel y es mi nueva compañera de piso.

Nos quedamos hasta las tantas hablando. No es para nada religiosa ni política, aunque el haber vivido en Israel obviamente le da una perspectiva diferente de las cosas. La violencia, las bombas suicidas, todo lo que pasa en esa parte del mundo, le parece normal de alguna manera. Me dijo que debería visitar Israel algún día. Cuando le dije que la gente que se inmola me da un poco de miedo, me respondió que bueno, que eso era parte de la vida, y que no me tenía que preocupar. Que sólo era accidental. Que la gente vive ahí y llevan vidas normales. Me cuesta entender.

Le quitó importancia al asunto. Supongo que cuando te acostumbras a la violencia, lo ves todo normal. Y lo explicas a los demás como si lo fuese. Aunque no lo sea. Pero no quise discutir con ella. Por supuesto que ella sabe más del conflicto que yo, y no quería empezar a culparla de todo, como bien sé que se tiende a hacer en cuanto uno conoce a una persona de algún país problemático. Los convertimos en embajadores de ese país quieran o no. Y lo dejamos así. Mejor. La convivencia no puede estar pendiente de temas secundarios.

Esta noche fuimos a misa de gallo por primera vez en muchos años. Creo que no he ido desde 1985. Fuimos a una iglesia preciosa (St Mary's en la foto) en el pueblo de Bloxham. Anglicana. Es decir, Católica Light. No quiero hablar de religión pero diré que en las misas protestantes, se está de pie mucho más que en las católicas. Y no se arrodilla uno nunca. En los papelitos que dan para que uno siga la misa (que por cierto, nunca van con el orden de las cosas y me paso la vida pasando páginas buscando la sección en la que estamos), pone que se invita a los miembros de otras denominciones a hacer la comunión. Algo que no creo que las iglesias católicas hacen. No es que me interese mucho el tema, pero creo que podrían hacerlo. Es mucho mejor construir puentes que murallas. Pero, como dije, la iglesia no me interesa demasiado. Por no decir nada. Despues de misa volvimos a casa. Y mañana....regalos!!!

martes, 19 de diciembre de 2006

Cena del Master y alguna despedida


Hoy lunes acudí, no sin un poco de aprensión, a la cena oficial del Master de periodismo. Fue en un sitio llamado "Ojalá" en la calle San Andrés Nº1, en el centro de Madrid. Por supuesto, llegué tarde, y cuando llegué, los mejores sitios estaban ya acaparados. Mi culpa claro.

Y no es que me queje de esto, normalmente no me molesta. Pero ocurre que este sitio no tiene sillas. Había que sentarse en el suelo de piernas cruzadas encima de un par de cojines. Posición infernal para mi. Estuve incómodo toda la cena. Y no fui el único. Aunque la comida no está del todo mal, y pagamos unos 20 euros por cabeza, el comer sobre un cojín...y además con suelo de arena... no es lo mío.

Luego de mucho estar ahí, poco a poco nos fuimos yendo. Algunos a casa. Otros a un bar cercano. No sin la típica situación post-cena de "falta dinero". Ya nos pasó en enero cuando empezó el master y fuimos todos al Pizza Jardín. Faltó dinero entonces, y faltaba hoy.

No sé exactamente qué me hizo ir al bar con mis compañeros. No bebo. Estaba un poco cansado (física y mentalmente). Pero, quizá ese estúpido romanticismo que me acompaña siempre a todas partes me hizo caér en las redes de la nostalgia prematura. Y fui. Y me lo pasé bien.

Hablé con algunos de mis compañeros, quizá por última vez. Una de ellas se vuelve a México mañana. No se sabe si volverá o no. Otro de ellos se regresa a Chiapas con la intención de no regresar y trabajar ahí para siempre. Le da igual la beca de enero. Y aunque me cuesta entender sus razones, tengo que respetar su decisión. Aunque me encantaría poder decir en un futuro cercano, que el chico volvió de México para estar en Madrid un año más. Otro de ellos tiene que dar una respuesta el viernes a un futuro trabajo en San Juan de Puerto Rico. Y aunque sabe que tendrá beca, se da el gusto de poder decir que no si no le conviene. ¿Cómo sabe que no le conviene? Esto no lo sé.

Al salir del bar, empezaron los últimos adioses. Cada vez quedaremos menos de hoy al viernes. Algunos vuelven a sus países y ciudades a pasar la navidad. Italia. México. Llagostera. Valencia. Otros se irán de vacaciones: Marruecos, Canarias. Yo mismo partiré hacia Londres el sábado por la mañana y no volveré a Madrid hasta enero.

Las despedidas fueron fuertes. Esta vez, no era yo el que se iba. Durante un ratito, quise serlo. Quise tener un lugar a donde irme. Pero, afortunadadmente, Madrid es el lugar donde vivo ahora y es el lugar adonde me he ido para dejar de tener despedidas en las que yo soy el que se va. Para mi, Londres es, más y más cada día, un destino que visito y poco más.
Los lazos con Inglaterra, aunque fortísimos, cada vez me atan menos- aunque estoy atado hasta las pestañas- y el vivir en Madrid se convierte cada día en un punto de comfort personal. En España. Aquí.

Sí, quiero viajar, es cierto. Y vivir en muchos sitios; esta parte de mi personalidad aún no está domada del todo y siempre quiero ver cosas y sitios nuevos y vivir ahí donde visito. Pero está bien tener un hogar al cual querer volver. Algo que Londres, por mucho que haya sido mi casa durante 15 años, nunca logró ser porque no fue mi hogar jamás. Y sigue sin serlo. Y aunque Madrid no lo es tampoco del todo, sí se parece más a un hogar que Londres. Ayer, al volver de Barcelona- que también me agrada muchísimo más que Londres- pensé en lo agusto que iba a estar en mi estudio madrileño. Y el estar agusto en un sitio, ciertamente ayuda a hacer de él un hogar.

Y así acabó la velada de hoy. Abrazos y besos a los que se fueron. Y un saludo a lo que vendrá para los que nos quedamos.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Finis


Hoy ha terminado el master para mi. La revista fin de proyecto, llamada El Satélite, cerró a eso de las 14:30 horas. Esta es una de las imágenes que no salieron en la revista. Una de miles. Pero eso es otra historia.

Dado el estado de ánimo de algunos, la redacción estaba casi vacía, salvo por algunos que querían dar por terminado el esfuerzo colectivo de 14 personas, 2 profesores, y un sinúmero de colaboradores. Eramos pocos al final. Algunos quizá estábamos de más.

Fue un poco triste que no hubo aplausos al acabar, solamente suspiros. Apenas nadie se quedó a comer en El País. Algunos de nosotros nos fuimos a Lavapies. Supongo que estaríamos hartos los unos de los otros. Nos fuimos a La Burbuja Que Rie, restaurante asturiano. Curiosamente, y sin yo saberlo, fue el mismo restaurante al que fuimos al finalizar las prácticas de verano en la SER. Mucho dinero para poca comida. Y no tienen coca cola ni sirven café. Agua y sidra.

Después cogí un vuelo a Barcelona.

El lunes tenemos una cena de fin de master a eso de las 21:00.

sábado, 9 de diciembre de 2006

Suso33: El artista del gato sin nombre


AOG, Madrid

Suso33 tiene su estudio/taller/casa cerca de la avenida de Extremadura, en Madrid. Se abre la puerta y, sorprendido de no haber escuchado el timbre, aparece un hombre delgado, muy arropado, con el pelo lacio, largo, y con coleta, de 32 años. “¿Quieres un Cola Cao?”, preguntó.

Se ausenta del espacio inmenso que es su estudio y desaparece al piso de abajo dejando una gata embarazada blanca de manchas negras, que resulta ser muy remolona, como única compañía.

Al subir, Suso33 trae una bandeja con tostadas, miel, galletas, azúcar, mermelada y Cola Cao. Se dirigió hacia su mesa de trabajo y empezó a hablar. Existe un amigo en común- Xavy, de Barcelona, alias freaklub.

Mientras que desayuna, salta el tema de Londres. Él está interesado en saber quien está por allí. Qué se hace. Quien ha salido nuevo. Sobre todo, qué nuevas imágenes han surgido.

Mientras que habla, se le ve inquieto. “Tengo ganas de dibujar” dice. Pero antes, se va hacia el ordenador para mostrar con orgullo, pero también con cierta humildad, su trabajo.

Lo primero que muestra es el homenaje al Guernica de Picasso que el Museo Reina Sofía ofreció a distintos artistas este pasado mes de junio. “El museo me dijo que tenía ocho horas para hacerlo. Utilicé las primeras cuatro para pintar la bandera de Irak. Vinieron unos periodistas del ABC pero no veían cómo vender la pieza al periódico. Se fueron. Las cuatro horas restantes las utilicé para terminar el cuadro”, explica Suso33.

Después del cuadro, siguieron las Ausencias. Las Ausencias son figuras, o más bien, siluetas, o las sombras de las siluetas, que él dibuja en las ventanas y las paredes tapiadas de los edificios abandonados o derruidos. También las pinta en las secciones de muro que suelen quedar en los edificios que están junto a un terreno baldío, o algún solar vacío. Las paredes que parecen un recorte en vivo de 13 Rue del Percebe donde se ven las baldosas del baño, las de la cocina, el papel de la pared de la sala, el contorno de las escaleras.

Son espacios muertos que guardan el recuerdo de las personas que vivían ahí. “Madrid ha evolucionado mucho en los últimos diez años. Ha habido, y hay, mucho movimiento en la ciudad. Aquí se notan y se sufren una despersonalización y una deshumanización que nunca antes habían ocurrido en ninguna ciudad española. Yo plasmo las imágenes donde quedan estos espacios vacíos”, explica.

La gata se sube a la mesa y Suso33 se ofrece a llevarla abajo y dejarla ahí para que no moleste ni de alergia. Se sube al patinete que tiene al lado de la silla y viaja rodando hasta las escaleras que están en la otra punta del estudio. Suelta al (resulta que es macho) gato, y vuelve a la mesa montado de nuevo en el patinete. Sigue hablando de su trabajo.

A continuación enseña orgulloso unos videos de lo que él llama Telegraffiti; la unión de varios medios artísticos, durante un concierto en León. Una especie de evento posmoderno donde se juntan la creación visual, aural, el baile, el performance, en fin, casi todas las disciplinas del arte en un momento irrepetible.

Tan es así, que Suso33 no suele vender las piezas producidas en ellos. “Están ligadas a ese momento, y sólo tienen sentido dentro de él. No quiero vender algo irreproducible. Además, las piezas suelen tener fallos. No son perfectas”, explica. Cuenta, entre risas y no risas, que hubo una galería que quiso vender unas imágenes que Suso33 produjo dentro de la galería y que chorreaban pintura hasta el suelo. La galería las montó sobre una madera que colocaron enfrente de la pared para protegerla. “El cliente quería incluso la pared con el chorro de pintura. La galería, por supuesto, estaba dispuesta a venderles la pared. ‘Si van a pagar por ello’ me dijeron. No estaba de acuerdo. Esas piezas eran únicas precisamente por eso, por haber sido pintadas así”, relata Suso33.

Esta sobreprotección de su obra quizá le venga de la mala costumbre que tienen los medios de robar su imagen y su trabajo sin su consentimiento. “Los de las tiendas, Zara, Corte Inglés, ven una imagen mía por la calle. La copian y la estampan en un a camiseta. Me han robado el diseño, y yo no me he beneficiado en absoluto”. Ahora cuando pinta en público, usa ropa especial que lleva su logo “Para que no me vuelvan a robar la imagen para vender algo”, relata algo enfadado, si es que a Suso33 se le puede ver enfadado.

El gato sube del destierro subterráneo y se mete entre las piernas de su amo adoptado. Al preguntar, resulta que el gato no tiene nombre porque fue Suso33 el que resultó el adoptado, y no al revés. “¿No has visto nunca Desayuno con Diamantes?”.... La respuesta es “Todavía no”. Sin embargo, sí ha visto la Guerra de las Galaxias. Algunos de los juguetes, las naves, y los muñequitos de las películas están en una repisa de su sala. “Me gustan más los originales. Me gusta su rigidez. Los nuevos tienen muchas curvas”, explica.

Accede ha hacerse unas fotos enfrente de un corazón que la Pasarela Cibeles rechazó por parecerse su estilo al de Ágatha Ruiz de la Prada, y esconde el diseño que ha hecho para Cibeles 2007. “No puede haber fotos de él antes de los desfiles”. Se pone una camiseta con su Logo personal, y posa. Cierra mucho los ojos durante la corta sesión. “Es un reflejo, seguro. Lo hago porque cuando pintas con aerosoles, la pinturita se te mete en los ojos y duele, entonces siempre los estás cerrando un poco para poder pintar”.

La entrevista se va acabando y el gato sin nombre quiere salir a pasear. “Sale pero luego siempre vuelve”. Se despide tosiendo pues aún tiene un poco de catarro y sonríe un poco. Le gustaría una copia de la entrevista si es posible.


miércoles, 6 de diciembre de 2006

Polo Lunar

AOG, Madrid

Hoy al volver a Madrid después de una semana muy concurrida en Londres, leí una entrevista hecha a Haruki Murakami respecto a su último libro Kafka en la orilla. Al poco de empezarla me sorprendo cuando leo que Murakami comenta que Japón ha cambiado mucho en los últimos 30 años. Que la situación de, por ejemplo, las mujeres ha mejorado. Me sorprendo porque, por alguna razón, cuando pienso en Japón, nunca imagino que su sociedad sea muy capaz de protagonizar muchos cambios sociales más allá de los que ya ha sufrido desde que occidente obligó a Japón a abrir sus puertas el 8 de julio de 1853; puertas que Japón nunca volvió a cerrar.

Supongo que mi asombro parte de mis deseos de que Japón, país que nunca he visitado en persona (aunque muchas veces lo haya hecho con la imaginación y el intelecto a través del cine, de las novelas, su poesía etc.) nunca cambie. Para mi es de esos sitios que están bien como están, como Canadá, o Suecia. Que mejor será para el planeta si siguen como están pues su cultura es única y además no incordian a nadie.

Y al poco rato de leer la entrevista, y de sentirme un poco defraudado al ver que inclusive Japón ha sucumbido al mundo moderno, me doy cuenta de mi propia ignorancia y falta de visión.

Yo, que siempre me quejo de lo atrasada que está Europa (por no nombrar países en particular), y de pedir que cambie, me indigno al leer que Japón cambia. Y no sólo Japón. EEUU cambia; y México; y Rusia; y China; y España; y Argentina, y todas las sociedades -si tienen suerte- cambian. No sé de donde me habrá venido la sorpresa con respecto a Japón. Quizá sea la distancia, o la imaginación, que me nublan las ideas con respecto a los sitios donde nunca he estado.

O quizá sea el deseo de no querer que cambien los sitios antes de llegar a ellos por miedo a haberme perdido algo. Cuando estuve en Lisboa en Septiembre comenté, semi nostálgicamente, que España habrá sido así hacía 30 o 40 años. Y a la vez que me alegraba que ya no era así, también pensaba en qué algo se habrá perdido con tanto cambio. Quizá eso es lo que no quería de Japón. Que haya perdido algo de su esencia, aún sin haber estado ahí nunca.

Hoy mismo hemos sabido que dentro de unos años, se supone que hacia 2020, es decir, 14 años, la luna, dejará de ser sólo un satélite nocturno y pasará a ser una colonia de la tierra con vistas a servir de trampolín hacia Marte. Y me pregunto ¿cuánto tiempo pasará desde que el hombre monta una base en la Luna hasta que nace el primer bebé Lunático? ¿Y qué nacionalidad tendrá? ¿Y qué edad tendré yo cuando esto ocurra? ¿Seguiré escribiendo esta bitácora? ¿Habrá todavía Internet?

Y al llegar a Madrid por la tarde de hoy desde Londres, me entero de que se confirma que en Marte hay agua. O al menos líquido. Las fotos tomadas por la sonda marciana lo confirman.

Y antes de acostarme me pongo a pensar si no perderemos algo, por muy beneficioso que sea a largo plazo (porque ya se dice que a corto plazo la base lunar será un elefante blanco de costes faraónicos) de la luna en este proceso. Pero no sólo de la luna, sino también de nosotros mismos.

¿Seremos capaces de sobrevivir los cambios que estamos enarbolando desde hace tanto tiempo? Somos una especie que ha sido desarrollada para sobrevivir en este planeta. Y todo lo que nos rodea, aunque nos llene de asombro y lo queramos entender y explicar, tiene su propósito. No presumo de conocer el propósito de la luna.

Pero me preocupa que lleguemos a descubrirlo. O peor aún, que le demos un propósito propio y subjetivo. Imagino que no hará mucho, alguien en la NASA se habrá preguntado ¿para qué sirve la luna? Al fin y al cabo, desde 1972 nadie la ha vuelto a pisar. Y creo que no hace mucho, alguien en la NASA habrá respondido algo así como “la luna nos sirve para esto”. Y nadie se ha puesto a pensar si la luna debería servir o no para algo. Obviamente alguien ya le ha dado un propósito. El "nos" sobraba.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Tragicomedia, arte y gatos

AOG, Londres


Hay días en los que las cosas que ocurren son trágicas, hasta que se las cuentas a alguien. Y te mueres de risa al hacerlo; y te das cuenta de que sí, son trágicas, pero no de la manera que pensabas. Son trágicas por ser únicas.

Empecé el día buscando galerías de arte. Primero fui al White Cube Gallery en Hoxton Square. Hacía años que no iba por ahí. El espacio no está del todo mal, pero la exhibición me pareció un poco fracasada. Tres paredes y 5 cuadros enormes de una temática casi idéntica. La artista Carroll Dunham. Algo faltaba. Luego, en la planta superior, más o menos lo mismo. Los genitales de un humanoide.

Después, me puse a buscar la galería Store. Se supone que estaba en el numero 92 de Hoxton Street, pero no. Se ha mudado al #27.

En el # 92 hay un galería privada llamada Associates. Llamé a la puerta y entré. Había una exhibición conceptual preciosa. Pero la pena es que estaba desaprovechada. El espacio es mínimo.

Según entras, hay unas luces rojas como de láser que cruzan la habitación de techo a pared y de lado a lado que te hacen pensar que acabas de llegar al rodaje de Misión Imposible.

En las paredes se proyectan dos imágenes de las artistas (Kim Coleman y Jenny Hogarth) como si fuesen fantasmas.

En la ventana, debajo de una mesa de cristal, contra la pared. Muy conceptual todo. Después resultó que los láser son un nuevo material que puede conducir luz muy bien. Parece cuerda fosforescente.

El problema es que el espacio es tan reducido, que tienes la cuerda en la cabeza y entre los pies y no puedes andar ni obtener una perspectiva del espacio que no sea a primer plano.

Lo positivo de esta experiencia es que la curator (que no es la dueña) resultó ser una chica chilena que está haciendo una colaboración con una fotógrafa italiana (Ottavia Castellina) que está montando una exhibición sobre la inmigración a Londres. Intercambiamos contactos y espero poder hablar con ellas dentro de poco.

Después me dirigí hacia Store. Llamo a la puerta. Me contesta una chica. Me abre la puerta. El edificio está en obras y no sabes hacia donde tirar. Subo las escaleras y llamo a las puertas según llego a ellas. Nadie abre. Bajo las escaleras. Otro chico está haciendo lo mismo detrás de mí. Él ha visto una puerta en la planta baja. Vamos los dos. La puerta está entreabierta.

La ayudante de la galería resulta ser una chica turca con muy malos modales que le dice al chico que lo siente, pero que ella no sabe nada de su portafolio. Cuando él le explica que ha venido desde Norwich a buscarlo porque le escribieron diciéndole que lo haga la chica no se inmuta. Se pone un poco borde. El chico se exaspera.

Después fue mi turno. Ni le interesa quien soy, ni que hago ahí, ni nada de nada. Le interesa únicamente seguir leyendo la pantalla de su ordenador. Te habla sin mover la mirada de la pantalla. ¿Estaría viendo YouTube Ankara? Trato de hacerme el simpático pero nada.

Me voy y, afuera, veo al chico en cuestión. Le pregunto si es artista. “Bueno, sí, no lo sé. Creo”. Le empiezo a hacer preguntas y me dice “Escuché lo que pedías ahí dentro. No sé si te servirá lo que yo hago”.

Le pregunto que hace.

Bueno, hago esculturas de arcilla y luego hago fotos de mis gatos mirándolas”. Ajá.

No. Yo tampoco creo que es artista. Creo que es psicópata.

Pero seguramente me comeré mis palabras cuando este chico gane el Turner Prize un día de estos. Se llama Rob Filby.

Continúo.

Voy hacia Broadway Market, en Hackney en autobús. Veo a dos galeristas. Uno no me sirve. El otro un poco más. Hay un chico que hace piezas súper interesantes que se llama Yak Boew Seah. Produce lo que se llama muebles urbanos. Cosas cómo señales de tráfico, asientos etc. Son parecidos a los de verdad. Y ese es su arte: nadie sabe que no son de verdad. La gente no se suele dar cuenta hasta más adelante.

Después de eso, cogí un autobús que me llevó por una parte de Londres la cual no piso desde 1994. De repente me encontré delante del Hackney Empire. El primer teatro donde actué en una obra. Se me había olvidado completamente el sitio, la calle, el barrio. Todo está cambiado. Limpio. Hay negocios y tiendas. Sobre todo de vietnamitas.

Después al Soho. Ceno con Madame Mère y a casa. Vienen 2 amigos a ver una película. Te doy mi ojos. La tengo que ver porque he de entrevistar a Paul Laverty, quien está casado con la directora, Iciar Bollaín.

A eso de las 3 am me acuesto.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Exhibiciones varias

AOG, Londres

Esta mañana me levanté en Madrid a las 4 para coger el vuelo a Londres de las 7:25 desde Barajas. Estoy aquí para hacer un artículo sobre la agitación cultural en la capital británica.

Un compañero de clase irá a París para hacer lo mismo. Parece ser que en los Banlieue, especialmente en Clichy-sous-Bois, hay un cierto movimiento artístico-cultural el cual queremos plasmar en la revista de fin de curso.

Desgraciadamente para mi, en Londres no hay Banlieues de los que hablar. Es una ciudad integrada en donde casi todos los barrios tienen pobres y ricos viviendo unos enfrente de los otros (menos en Mayfair claro). Es un modelo de integración que los ingleses creen que es bastante modélico y suficiente para ellos. En cierta manera tienen razón.

Al no haber suburbios del estilo de París, los disturbios que ahí ocurrieron el año pasado no se dan. Se suelen dar otros, pero los ingleses aún no acaban de entender el por qué se han dado. Con lo cual, el impacto de este modelo en la sociedad británica está aún por conocerse.

En fin. Tras hablar con una amiga de la facultad, Nicky, que ahora vive en Jativa desde enero, empecé a contactar con las personas que ella me recomendó para hacer el artículo.

Me fui a la Royal Academy of Arts en Picadilly para hablar con una de ellas. La chica en cuestión no sabía nada de mi. Nicky no le había contado nada. “Typical Nicky!” me dijo.

Al final no me pudo ayudar. Lo que busco parece ser demasiado underground para el personal de la Royal Academy. Sin embargo, antes de marcharme me preguntó si quería ver la exhibición del Rodin. No puedo más que recomendarla. La escultura de Rodin es mucho más impresionante de lo que yo pensaba. Recuerdo haber visto a El Pensador de pequeño, no sé en que país lo habré hecho.

Desde entonces no lo he vuelto a ver hasta hoy. Me encantó poder volver a verlo. Tienen la figura original, en pequeño, y la versión en grande. Ambas son grandiosas.

También tienen El Beso. Una pieza que nunca he visto en vivo, sólo en foto, y que, al tenerla enfrente, no pude más que inspeccionar y admirar el genio que tuvo Rodin para esculpir el punto en que ambos se tocan. Es sublime.

Las demás piezas también son muy buenas. Las hay de todos los tamaños, y las más grandes, como Los Burgueses de Calais, que además de asombrosa por su composición, por su escala es impresionante. La belleza en conjunto de las piezas es sorprendente.

Es curioso como son las cosas. Esta mañana en Madrid no pensé que vería una exposición de Rodin. No lo esperaba. Pero así es Londres. Inesperado. Quizá no es Londres. Quizá sólo es que la vida es así cuando eres periodista. O al menos tratas de serlo.

Por la noche, ya en casa, vi una película coreana de 2002 llamada El camino a casa. Trata de una señora de Seúl que se ve obligada a dejar a su hijo de 7 años con la abuela, que vive en el campo. La buena señora es sordomuda y vive en la más absoluta pobreza.

El niño de la película es un demonio y a la pobre señora le hace una tras otra. Se siente abandonado por su madre y a la abuela la trata con muchísima crueldad. Es una película que duele mucho verla. Y al niño lo quieres matar ¡claro! La abuela trata al nieto con un amor y una paciencia ejemplares. Es muy dificil ver cómo el niño trata a la abuela. Pero es muy interesante a la vez.

El chico vive en un mundo muy distante al de la abuela y no tienen nada en común. Lo moderno con lo antiguo no se acaban de casar, pero al final conviven. Y ahí empieza la vida. Una vida nueva.

Y mañana, a buscar más artistas underground por Whitechapel.

martes, 28 de noviembre de 2006

Ojos vemos.....

AOG, Madrid


Hace un año, la prensa daba la noticia del primer transplante de cara. Un año más tarde, se publican las primeras fotos de Isabelle Dinoire, la mujer que obtuvo una cara nueva a través de la cirugía tras ser desfigurada por un perro.

Veo las fotos y me percato de que ha cambiado ligeramente. A mejor. Que el trauma, aunque de proporciones sobrehumanas, fue superado en cierta manera. Al menos estéticamente. El trauma interno creo que nunca lo conoceremos. Cómo dicen en México (mi eterna fuente de sabiduría abueleña- o sea, de la abuela), Ojos vemos, penas no sabemos.

Ayer en la Plaza de Chueca, al salir del metro, me topé con un chico cubano al que conozco desde hace más o menos un año. Emilio.

En noviembre de 2005, cuando vine a Madrid a hacer las pruebas del Master, lo conocí a través de otro amigo cubano. Muy pronto nos unió un propósito común: la necesidad de compartir un piso a partir de enero. Al final no pudo ser por distintas razones, la principal de ellas que él encontró piso por su cuenta y se olvidó de mi y de nuestro plan común. Pero eso es lo de menos.

Desde entonces me lo he encontrado un par de veces por Madrid. Hablamos poco, sobre todo porque yo suelo tener prisa cuando le veo y estoy yendo o viniendo de algún sitio. Pero sucedió ayer que me regalé unos minutos con él y sus dos amigos paraguayos.

Me contó que no era feliz en Madrid. Que no le gustaba el capitalismo del todo, que es brutal. Que en Cuba la gente era feliz. Que él ahí nunca pasó penas, al menos no en su familia, o en su pueblo. Que recordaba que una vez le dijo a una amiga que, de todos los sentimientos, nunca había sentido depresión. Que ese sentimiento le pareció siempre muy elegante. “La melancolía, que tan bien sienta. Tan fina la melancolía”. Y que ahora la había sentido, y se arrepiente de sus palabras. Pero no volverá a Cuba; no a vivir.

Él defendió a su país. Pero no sé si defendía a Cuba. Defendía su versión particular de su país, la que él conoció. Su Cuba. Hasta ayer, no sé si me había dado cuenta de que todos tenemos una versión de nuestro entorno por dentro.

Creo que todos llevamos un país por dentro. Uno con su propia capital, sus fronteras, sus comarcas y provincia, sus ríos, montañas y playa, sus riquezas naturales y sus glorias y derrotas. Uno que, a veces es invadido, con el que a veces invadimos nosotros, que hipotecamos, o que enriquecemos. Que abre y cierra embajadas, monta ejercitos, rige su economía, firma tratados y pactos y que, en fin, existe sólo en nuestra cabeza. En nuestra memoria. Que nada tiene que ver con el país en el que vivimos, o del que somos. ¿Será que los países son tan extensos que sólo los entendemos a trozos? ¿O será que el intelecto los divide y los trocea para entenderlos mejor? Recuerdo haber leido una vez que el tamaño de Rusia abrumaba y confundía a los rusos. Que era un país tan grande que los rusos no lo podían contemplar apenas. Propongo que los países pueden ser un ente tan inabarcable que no importa su tamaño. ¿Entienden los habitantes de Mónaco a su país? ¿Andorra?

El escritor británico Leslie Poles Hartley escribió al comienzo de la novela The Go-Between (El Mensajero) que “El pasado es un país extranjero. Ahí las cosas se hacen de manera distinta” ("The past is a foreign country; they do things differently there”). Qué razón tuvo. Todos cargamos una versión, mucha veces edulcorada, de nuestro pasado. ¿Qué hay en nuestro intelecto- o qué le falta a éste- que no nos permite ver el pasado tal y como fue?

Mi amigo cubano nos contó anécdotas de su país, de su Cuba. Sobre todo de su infancia. “Ese país ya no existe” le decían sus amigos y yo asentaba con la cabeza. Pero yo me pregunto si alguna vez existió. Y me pregunto a mi mismo la misma cuestión. Estos países que tengo en la cabeza, estos países que llevo por dentro y deploro o defiendo según el momento, ¿existieron?

Los chicos paraguayos están felices en Madrid. Ni hablar de volver a Paraguay. Uno de ellos empezó a hablar del país. Al cabo de un rato, el otro chico exclamaba “¡Tampoco es así!”. Había un conflicto de fronteras. El país del uno, estaba invadiendo el país del otro. Y uno concedía que bueno, que quizá no era así. Y el otro hablaba. Y así un buen rato los dos.

Y en esos momentos, creo que empecé a comprender a Isabelle Dinoire en cierta manera. Me refiero en su decisión de acceder a tener una cara nueva. Antes de la operación, no podía comer ni beber. No llevaba una vida normal. Comprendí que no importa que cara tienes, si quieres una vida normal. Y ella quería eso. Como lo quisiéramos los demás en las mismas circunstancias.

Quizá, para obtener esa vida normal, construimos una versión, aunque sea adulterada, de nuestra vida en la cabeza. Y cuando hablamos, hablamos de ese país extranjero, en el que las cosas se hacen de manera distinta.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Semi-finales y acciones de gracia... en Madrid


Este sueño loco que empezó en enero está terminando poco a poco. Estoy ante los últimos destellos de la estrella fugaz que es el Master. Fugaz, pues sólo dura un año. Estrella, bueno, esto ya es personal. Se acerca cada día la luz del día y va siendo hora que me despierte. Yo, y mis 39 compañeros. Y creo que ninguno queremos del todo. Cómo bien es sabido, despertarse suele dar mucha pereza.

Ayer escribí mi último artículo para el periódico del Grupo D. Lo próximo que escriba en prensa será ya para el trabajo de fin de curso.

Hoy fue el turno de radio. Mañana tenemos corrección del periódico y entregamos el trabajo de digital. La semana que viene, espero, estaré buscando contactos, ideas, palabras, personas, imágenes etc. para el último periódico o la última revista que haremos en conjunto la vigésima promoción del Master de El País.

No escribo mucho más del tema porque, aunque estoy en la recta final, aún quedan muchas curvas y metraje por delante. Hoy, con la excusa del programa de radio, hablé con algunas personas que ya han hecho el Master en otros años, y ahora están en El País.

La contribución que más me impresionó fue la de Jan Martínez Ahrens, subdirector del Domingo. Él hizo el Master en 1991 y aún le queda un buen recuerdo. Supongo que si dentro de 15 años, me preguntan a mi algo sobre este Master, responderé igual.

Martínez me contó que había que tener mucha humildad cuando se entra en el Master. Mónica Ceberio me había dicho lo mismo 20 minutos antes. Uno de los dos me dijo que en el periodismo había muchos egos de gran tamaño. No había que caer en ese error. Palabras sabias ante las cuales me sentí muy humilde.

La imagen del Saturday Evening Post de noviembre 1928 (revista que se publicó desde 1821 hasta 1969) que encabeza esta entrada, es de Norman Rockwell, uno de mis artistas favoritos. La elegí porque, hoy es el día de acción de gracias en EEUU. El día en que los miembros de las familias cruzan el país de punta a punta para estar con los suyos. Este año no lo puedo celebrar por haber un Master de por medio. Además, todo el día de hoy transcurrió sin que me percatara de ello, aunque por la mañana vi las imágenes de Bush con el pavo que ha sido perdonado este año. El ajetreo del día me hizo olvidar esta fecha. Esperó que en 2007 sí pueda hacerlo. Aunque quizá debería desear estar tan ajetreado como hoy dentro de un año para poder olvidarlo....los chinos dicen que hay que tener cuidado con lo que se desea, no vaya a ser que se cumpla.

Escribo hoy para leer dentro de un año lo que ahora pienso. Quiero que me sirva como grumo de pan hanselygreteliano para recapitular sobre lo que vaya a ocurrir a partir de enero 2007.

De momento, a través de un amigo me han ofrecido la oportunidad de ir a la BBC en Londres para hacer de becario tres meses. Pero yo, lo que quiero, es prensa. Y quiero ir a El País. No a la BBC. Sí, el terco de siempre.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Héroes a su manera



Hoy me he topado con dos palabras que hacía mucho no utilizaba en mi vocabulario. Héroe y Valor. Hoy estuve en compañía de 3 personas que lograron que estas palabras se recolocaran en mi imaginario durante buena parte del día. Sobre todo a partir de las 13:00.

La RAE define las palabras así:

Héroe.

(Del lat. heros, -ōis, y este del gr. ἥρως).

1. m. Varón ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes.

2. m. Hombre que lleva a cabo una acción heroica.

3. m. Personaje principal de un poema o relato en que se representa una acción, y especialmente del épico.

4. m. Personaje de carácter elevado en la epopeya.

5. m. En la mitología antigua, el nacido de un dios o una diosa y de una persona humana, por lo cual le reputaban más que hombre y menos que dios; como Hércules, Aquiles, Eneas, etc.
Valiente.

(Del ant. part. act. de valer; lat. valens, -entis).

1. adj. Fuerte y robusto en su línea.

2. adj. Esforzado, animoso y de valor. U. t. c. s.

3. adj. Eficaz y activo en su línea, física o moralmente.

4. adj. Excelente, primoroso o especial en su línea.

Salí de casa a todo correr, como tengo por costumbre, rumbo a Rivas. Rivas Vaciamadrid. Poblado alejado de la Villa y Corte mucho más de lo que yo pensaba.

Tenía una entrevista con un profesor de instituto y uno de sus alumnos. Ambos son especiales por la siguiente razón: la de ser gay en un entorno escolar. Me enteré hace unos días de un instituto donde había un profesor que daba unas clases (que resultaron ser tutorías) en las que se hablada del tema gay. Sí, ese tema tan amplio. En concreto, el profesor lo que quiere es que el ser gay sea algo normal entre los alumnos y los profesores. Tarea no del todo fácil.

Para ello, él se ofrece a contestar las preguntas y dudas de l@s alumn@s del centro por correo, los más, o en persona, los menos. Pero las palabras no se gestaron ahí. Se gestaron cuando conocí al profesor en cuestión y, suerte entre las suertes, dos alumnos del centro que se prestaron a que un desconocido les preguntase lo primero que le viniese a la cabeza. Y así fue.

Estuvimos cuatro horas hablando. Bueno yo, sobre todo, estuve cuatro horas escuchando, asombrado como estaba por la valentía de las otras tres personas en la mesa. Un profesor que está fuera del armario, un estudiante que también, y otro que se lo está pensando. Este último el más joven de los tres. Me parecieron muy valientes. A su manera, héroes. Como los de la foto de arriba. El monumento a los héroes en Budapest. Ellos, los de Rivas, más modestos que los húngaros. Pero no menos loables.

El ejercicio de hoy me recordó mucho a mi propia infancia. A aquellos años difíciles cuando el ser distinto, por cualquier razón, era motivo de bufa. De broma. De desquicio. Y aquí estaban estos tres, resolviendo esos problemas que yo ya enterré hace siglos.

Admiré su fuerza de voluntad y su desparpajo algo cómico. Pero sobre todo admiré su valentía. Claro, ellos no se ven como valientes. Ellos tienen sus vidas, y sus problemas. Sus historias.

Uno de ellos dijo que no había sido todo un lecho de rosas. Pero lo dijo porque pensó que había dado respuestas muy optimistas. Que quizá la realidad no era así del todo. Y se hizo todo más humano. Me ha encantado haberlos conocido a los tres. A tres héroes. Cada uno a su manera. Y por una vez, la grabadora no se me quedó sin pilas.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Scoop


Scoop es la nueva película de Woody Allen. Rodada en Londres, es curioso ver una ciudad que conoces bien en el cine. Uno conoce más o menos por donde andan los actores y donde acaban y empiezan los barrios y calles de la ciudad. Resulta chocante ver a una persona en una calle conocida girar, y, de repente, aparecer en otra que sabemos que está en la otra punta de la ciudad como si nada. Me cuentan que Almodóvar lo hace constantemente. No conozco Madrid lo suficientemente bien para poder apreciarlo. Pero sí conozco Londres, y ver calles de Portobello que acaban en Queensgate, Maida Vale o, ¡peor!, en Knightsbridge, es extraño.

Scoop (que no sé hasta qué punto está basada en la novela de Evelyn Waugh del mismo nombre) me ha gustado más que Matchpoint. La razón principal es que Scoop no es un refrito Alleniano de ninguna novela rusa del XIX (id est Crimen y Castigo de Dostoyevsky), lo cual se agradece.
Scoop es una película de intriga en la cual sale un Woody Allen operadísimo haciendo el mismo personaje que ha hecho en todas sus otras películas, o sea, él mismo. Digo operadísimo, porque no se puede tener la piel tersa que él lleva con 71 años. Por lo demás, es él en todas las escenas. Quizá un poco más pedante que en las demás de sus películas. Scoop es divertida, tiene momentos entretenidos y se aproxima bastante al suspense de Hitchcock, aunque, of course, no lo supera.

Scarlett Johansen parece un poco perdida en el papel de Sondra Pransky. No por ser mal actriz, sino por, quizá, no haber sido dirigida lo suficiente. Ni qué decir del nombre de la protagonista: Sondra.
Sondra, parece una corrupción del nombre Sandra. No sé de donde habrá sacado Allen ese nombre. Algo, también, muy americano esto de los nombres escritos a la usanza propia. A Johansen hay veces que se la ve casi olvidada en el papel de Sondra. Como si el personaje se lo hubiera tenido que sacar ella sola de la manga, algo que hace bien, pero que podría estar mejor. No basta con ser guapa.

Hugh Jackman hace el papel de Peter Lyman, hijo de Lord Lyman, e Ian McShane hace el papel del periodista Joe Strombel (nombre también harto extraño en el Reino Unido). Jackman, Australiano, es bastante convincente como rico aristócrata heredero inglés. El acento británico le sale muy bien (sí, es que hay que ver las películas en versión original siempre y nunca dobladas). Aunque quizá no es muy convincente en sus actos hacia el final de la película. No, no voy a contar de qué va.
A McShane lo conozco de hacer una serie de televisión británica en la que hace de anticuario y detective en los años 80-90 llamada Lovejoy. Una especie de Kojak británico, pero con clase. En Scoop juega el papel de un periodista. Al igual que Allen, hace de si mismo.

Como crítica general, diré que no entiendo al 100% esta fascinación repentina de Allen por la aristocracia británica, ni mucho menos su lectura de la misma. Sí, particular lo es, pero no, no es del todo certera.
Lo achaco, como de costumbre, a la visión que suelen tener los estadounidenses de todo lo que sea extranjero. Para ellos, al igual que-deduzco- para Allen, los países del mundo son una especie de Disneylandia global en la que todos los países son una versión de EE UU.
Es quizá una manera más positiva de ver el mundo, sobre todo cuando en Europa lo que primero se trata de ver es cómo los demás son distintos a nosotros. Aunque no me quedo con ninguna de las dos perspectivas como la mejor o la definitiva. Como dicen en México, ni tanto que mate al Santo, ni tan poco que lo deje cojo.

En fin, buena película, pero no de las mejores de Woody Allen. Quizá ahora que es más mayor, se puede dar el lujo de hacer cine sin mucho esfuerzo. Quizá es esa una de las venias de la vejez: el poder hacer lo que queremos sin esforzarnos mucho. Por que, quizá, ya no tenemos que probar nada a nadie. El estar vivo es suficiente. ¿Será?

Por cierto, Scoop, en inglés, significa algo así como primícia. Una noticia dada a una persona primero, y a nadie más. "Give me the scoop!" es la frase. "¡Dame la noticia!"

miércoles, 15 de noviembre de 2006

El club de los países decentes



Leo con gusto en el
New York Times que Sudáfrica acaba de aprobar los matrimonios homosexuales.

Son el quinto país del mundo en hacerlo y por ende, entran en el club de países que han dado un paso más en la creación de una sociedad más decente- cómo dijo el presidente Zapatero en el Congreso de los Diputados cuando se aprobó la Ley en España el año pasado.

El presidente del Gobierno consideró que la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo construía "un país más decente, porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros". Algo que en España hace mucha falta teniendo en cuenta como solemos tratarnos en general unos a otros.
A saber, los cinco países en cuestión son:

España

Sudáfrica

Bélgica

Holanda

Canadá

Es curioso que los países que se supone eran del futuro están bastante anclados en el pasado. Y viceversa.

De los cinco, nunca lo hubiera esperado de España ni de Sudáfrica, pero sí de los otros tres. Sudáfrica se convierte así en un país bastante único en el mundo.

Primero por ser, de momento, el único país del mundo que ha
renegado de su potencia nuclear y está desechando sus armas nucleares, y , segundo, por ser el único país africano en aprobar esta ley. De momento, diría yo.

Si hay algo que los siglos XIX y XX nos han enseñado es que, en lo que a progreso se refiere, nunca hay marcha atrás.

O como dicen los ingleses, una vez fuera, es imposible meter al genio dentro de la botella otra vez.
Sólo me resta dar las gracias al genio del gobierno de Sudáfrica a título personal.

Thank you South Africa, for doing the right thing. Once again.

domingo, 12 de noviembre de 2006

Little Miss Sunshine


Hace un par de días fui a ver esta película, Little Miss Sunshine. Me encantó. Para mí, significa, o al menos, ilustra, cómo una familia problemática (¿Y cual no lo es?) hace lo que puede para sacar adelante un proyecto. Luchan a su manera y a pesar de ellos mismos, consiguen algo: ser una familia. Tiene escenas verdaderamente brillantes con un humor muy sigiloso. Vale la pena verla. En Inglés por supuesto.

Guerra y Paz - Madrid

AOG, Madrid


Ayer fui con Jordi, un compañero del master, a Belmonte de Tajo, un pueblo cerca de Chinchón en la provincia de Madrid para hacer fotos de un viñedo para la clase de digital.

Cogimos un autobús en la plaza del Conde de Casal (¿primo de Tino?) que tardó un poco más de una hora en llegar al pueblo. Como compañeros de viaje hasta Chinchón, había un grupo de ingleses algo varipinto. A eso de las 12:30 una chica del grupo empezó a recordarles a todos que debían de mantener un minuto de silencio a las 12:00.

¿La razón? Ayer se conmemoraba el aniversario del final de la 1ª guerra mundial (lo que en el Reino Unido llaman Remembrance Day), la cual terminó a la undécima hora del undécimo día del undécimo mes. Es decir, a las 11 de la mañana del 11 de noviembre (de 1918). El Armisticio. Un día que se celebra con amapolas.

Recuerdo que, cuando vivía en Londres, siempre que este día se celebraba, me sentía en cierta manera afectado por él. Es cierto que España no participó en la contienda (aunque la guerra no pudo sino que afectar al país claro), pero, mi familia, no sólo de sangre española, se vio afectada por los acontecimientos de la misma. Supongo que como la de millones de personas. Pero en España, este día pasa sin que nadie se entere. También es cierto que aquí hay otras tragedias que olvidar.

Pero ayer, camino de Belmonte, al escuchar una fecha que ya había olvidado, me di cuenta de lo lejos que va quedando Londres, lo lejos que están las ceremonias de estado de Inglaterra. Un poco cómo Pierre Bezukhov, quien se da cuenta de que después de la guerra y los cambios que ha vivido y visto, ya nada puede ser como antes, y, mucho menos, uno mismo.


Ya por la tarde, en un momento de reflexión, pensé en las ceremonias de estado en España. Las pocas que hay. Y en las ceremonias de religión que hay por todo el país, que son muchas. Y como en Inglaterra es al revés. Un poco como el español y el inglés.

Concluí que, quizá, para este país, el estado aún no se valora como algo positivo, y lo trascendental aún pesa más que lo tangible para los que viven aquí. No pienso que es mejor ni peor; únicamente diferente. Pero esta reflexión explica mucho el estado político de las cosas en España.

jueves, 2 de noviembre de 2006

Cuestionario prestado (aunque en verdad, ya robado)


Acabo de pasar un buen rato surfeando (neología anglófona pero...) y he encontrado el blog de un chico en México (Toloache) que me pareció un poco curioso. En él, hay un pequeño cuestionario semi filosófico que me recordó muchísimo al tipo de cuestionarios que cuando era pequeño, las niñas de mi clase creaban y que además guardaban con mucho celo y en los cuales era casi un honor participar. Las preguntas solían ser públicas, y las respuestas privadas. Sólo ellas sabían el orden y la participación de sus cuestionarios.
En honor a ellas, y también a mi infancia, he decidio añadir y responder al cuestionario de Toloache, y reproduzco tal como él hace, las instrucciones del mismo (tras haber añadido un par de preguntas más):
La dinámica consiste en esto: Se trata de contestar las preguntas usando títulos de canciones de un sólo grupo o individuo. Mi grupo elegido son Mecano

¿Eres hombre o mujer?:

Aire

Descríbete:

Hijo de la Luna

¿Qué sienten las personas cerca de ti?:


No es serio este cementerio

¿Cómo te sientes?:

50 palabras, 60 palabras o 100

¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?:

Cruz de Navajas

Describe tu actual relación con tu novio/a o pretendiente:

La fuerza del destino

¿Dónde quisieras estar ahora?:

1917

¿Cómo eres respecto al amor?:

El amante de fuego

¿Cómo es tu vida?:

Barco a Venus

¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?:

Un año más

Escribe una cita o frase famosa:

Una rosa es una rosa

¿Qué dicen de ti?

Aire

¿Qué te ha enseñado la vida?

No tienes nada que perder

¿Qué cambiarías de ti/ el mundo/ la vida/ los demás/ otro....?

Maquillaje

¿Qué será tu legado al morir?

La bola de cristal

Ahora despídete:

Me cuesta tanto olvidarte

Prometo que en el futuro, le sacaré más jugo al tema y volveré a responder al cuestionario utilizando otro grupo, o quizá las frases de algún poeta (Pero no Antonio Machado).

miércoles, 1 de noviembre de 2006

Más o menos una democracia


Hay días que pienso que soy de otro planeta. Hoy es uno de ellos. Por todas partes se habla de las elecciones en Cataluña. A favor, en contra, mitad y mitad. Todo el mundo airea su opinión. Claro, en una democracia es lo normal. Y más raro pareceré cuando confiese lo que me cuesta el considerar a España una democracia. Claro, lo es. No es un racimo de uvas. Tenemos un gobierno más o menos democrático. El problema es ese "más o menos". Siempre es la mejor excusa para todo. El "más o menos" nos sirve para llenar los huecos que las definiciones absolutas de nuestras vidas dejan a cada rato. ¿Hace frío? Más o menos. ¿Pero... te gusta? Más o menos. Y así ad infinitum.

Lo que me insta a escribir hoy, son las declaraciones que los políticos hacen durante la campaña. Los insultos velados, los intentos a disuadir al ciudadano con historias y teorías que se sacan de la manga para quedar bien, y ganar. Claro. Siempre hay que ganar; ganar a a toda costa.
Me parece que ellos creen que no hacen daño a la sociedad. Que sus palabras se las lleva el viento y decir una calumnia más o una menos verdaderamente no tiene mucha transcendencia entre el pueblo. Pues yo creo que sí la tiene.
Creo que una cosa es ganar a toda costa, y otra ganar sin hacer daño. "Pero es que si no hacemos daño, ¡no ganamos!" Sí para ganar teneis que hacer daño, quizá no deberíais ganar. "¡Pero si somos los buenos!" Sí, claro, los buenos. Resulta que los buenos son ambos bandos, pero según se mire. ¿No es así?

Creo que ésta es la mejor razón por la cual nunca seré político, porque la política te impide ver nada con perspectiva, y te da lo que buscas utilizando una única brújula, la que apunta a tu norte y nada más.

Está tarde vi de reojo una declaración por parte de Artur Mas acerca del PP. Aunque no me la sé de memoria, decía algo así como "Cataluña no entendería un gobierno del PP". Por supuesto no voy a defender al PP, pero, ¿este señor de donde saca la potestad para decir lo que Cataluña entiende o deja de entender? Bueno, la potestad es lo de menos. ¿De donde saca la sabiduría divina que le indica lo que Cataluña entiende o no? Supongo que él quiere decir que Cataluña sí entendería un gobierno de su partido, porque claro, sólo él y nadie más conoce lo que Cataluña quiere. Ahora resulta que Cataluña es un ente.

Repito, ¿De donde saca él esta revelación semi bíblica? Obviamente no se le puede tomar en serio. Pero claro, él no es el único que dice disparates. No nombraré los demás que he leído porque, al fin y al cabo, esta bitácora no es una plataforma política. Pero lo que leí me avergonzó además de enfurecerme. Veo que la clase política sigue pensando que el electorado es idiota, la prensa está drogada, y lo que cuenta es ganar como sea. Y con este panorama, me tengo que creer que España es una democracia. Bueno, sí, lo es. Más o menos.








lunes, 30 de octubre de 2006

Los mendigos de Madrid-Barajas


En el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas hay unos 27 mendigos según Alberto Ríos, vigilante de seguridad. La mayoría inofensivos. “
Si no hacen nada, no los podemos echar”. La empresa gestora del aeropuerto,
AENA, defiende esta postura. Según su portavoz “el aeropuerto es un lugar público, y no se puede echar a la gente a menos que cometan un acto impúdico. Y de momento no es delito en España el oler mal”. Sin embargo, AENA no sabe a ciencia cierta cuantos mendigos hay en la Terminal 1. “No los contamos”.

Manuela León, que ha trabajado como limpiadora en el aeropuerto durante 27 años cree que hay unos 20 mendigos. "No molestan mucho pero de vez en cuando los echan. ¡No sé para qué porque luego vuelven! Duermen y viven aquí".

Malik es uno de ellos. Manuela dice que 1e llaman el millonario, porque parece que siempre tiene dinero y nunca le ven mendigar. "Siempre veo que le van a comprar comida. Creo que, por su pinta, le da vergüenza ir a comprar a las tiendas. Parece muy educado aunque nunca he hablado con él", dice Manuela. Malik, igual que muchos de los mendigos del aeropuerto, se asea en los baños. "¡Y no veas como nos dejan los pobrecitos el servicio después!" exclama Manuela.

Malik se niega a dar su apellido. Lleva 4 años viviendo en Barajas. Dice ser de Etiopía pero, cuando habla inglés, lo hace con acento de Nigeria. Está esperando un pasaporte, una tarjeta de crédito y a que su familia venga a buscarlo. “Vivo aquí porque aquí es facil que me encuentren. En la ciudad es facil perderse y desaparecer. Si desaparezco del aeropuerto se notaría” explica Malik. “Aquí sé qué mi familia dará conmigo”. Pero Malik no es el único mendigo ahí.

Para Manuel Santos, camarero de una de las cafeterías del aeropuerto, los mendigos son parte del paisaje. “A veces vienen a leer, pero los tengo que echar. No es que asusten a los clientes pero, como huelen mal, son un poco desagradables. Si tengo algún bocadillo de más, o chocolates, se los regalo. Siempre agradecen el gesto”, explica Carlos. No todos los mendigos son hombres.

“Hay una chica joven”, dice Manuela. “La primera vez que la vi pensé que era una pasajera. Estaba bien vestida y llevaba gafas. Curiosamente, cuando me vio, se fue al lavabo y se cambió de ropa. Al salir se puso a limpiar sus zapatos y se echó a llorar. Mientras más frotaba, más lloraba la pobre”, cuenta Manuela. “Sigue aquí, con las gafas de sol. No molesta, y casi nadie sabe que no es una pasajera porque siempre está muy arreglada ¡aunque sea a su manera!”.