lunes, 26 de abril de 2010

Alicia, Alicia, Alicia


AOG, Madrid

Ha vuelto a ocurrir. Muy a pesar de mis intentos y de mi buena voluntad, volvió a ocurrir. Leí las reseñas y traté de creerme que iba a ser buena. Que sería entretenida. Que me gustaría. 

También escuché a las personas que, en mi oficina, la habían visto y recomendado.

"Es muy buena", "Entretenida", "Impresionante", "La puesta en escena es muy buena" y blah blah blah.

La prensa piensa igual en general.

 
Carlos Boyero, en El País, escribió que "hay bastantes cosas que funcionan admirablemente en esta película , como la capacidad hipnótica de sus imágenes".

 
En ABC, escriben que la película es un "Festival para los cinco sentidos"

 
Otros ponen "Esperadísima", "Por fin".

Y yo me lo creo todo y únicamente acabo exclamando "¡por fin!" cuando la cinta por fin acaba.

Sin embargo, al salir de la sala, pronto me pregunto si en España los críticos de cine van al cine. 

¿Será que las versiones que les muestran a ellos son mejores que las que vemos el público? 

No puede ser que una vez tras otra las películas (y dejo su paralelo con el teatro en España para otro post) sean malas, y que la prensa las ponga por los cielos. No es de recibo. ¿No? 

No creo que se vendan, más bien creo que ni se molestan.

De todas las reseñas que leí, la de El Periódico de Cataluña me pareció la más certera. Desgraciadamente es la última que leí.

Voy al cine a ver Alicia en el país de las maravillas, la última del polifacético Tim Burton, y salgo pensado en que no concuerdo en absoluto con la crítica. 

La película no es buena, es, cuando menos, soporífera. Aburrida. Sosa. Incoherente. Cargada y recargada. 

No fue filmada en 3D, sin embargo, desde Avatar, parece ser que si quieres figurar, y las ventas de entradas a nivel mundial así lo aseguran, has de haber sido hecha en 3D.

El guión, que en todas partes te recuerdan que no fue escrito por Burton, como si esto fuese la excusa-explicación, es insípido. La Alicia del cuento es ahora una mujer mayor, de unos 18-19 años, en edad casadera. 

Es decir, una mujer con menstruación que se encuentra en un mundo de fantasía donde no encajan ni ella, ni los personajes, ni la historia.

A trocitos pequeñitos, hay cosas de la película que no están mal del todo, pero pocas. 

La interpretación de Hathaway como la Reina Blanca es de lo poco memorable que hay, aunque no me dejó de extrañar la falta de imaginación entre esta reina, y su hermana, la reina roja, interpretada por Helena Boham-Carter. 

Hathaway nos muestra una especie de reina hippy buenona y despeinada que vive en un palacio blanco gótico, aunque ella va vestida de corte francesa del XVIII con pelo blanco a lo "flower power" años 1960 y cejas Madonna en "Who's that girl?".

 
Por contra, su hermana vive en un palacio más medieval y colorido, y ella parece (cero sorpresas por lo predecible) una caricatura más (de las miles que ya existen) de la reina Isabel I de Inglaterra –sí, la famosa reina pelirroja de la Armada-. 


Nunca me explico el por qué los diseñadores no tratan de innovar y prefieren copiar. 
 
Dos reinas en el mismo mundo no pueden vestir de una manera tan dispar. Se notan las épocas.


Algún que otro personaje parece gracioso, aunque no es el caso de Johnny Depp que se limita, o quizá el director limita, a hacer una semi parodia trasnochada y colorida de Eduardo Manostijeras. 

A mí me recordó a Madonna físicamente.

La actriz que hace de Alicia, la verdad, tampoco me gustó. Es demasiado mayor. 

¿Desde cuando la gente mayor juega un papel importante en los cuentos infantiles? 

Desde nunca, claro. Y ella es mayor, por infantil que traten de hacerla.

Es cierto que la película, que se desdibuja entre la fantasía y la acción de un video juego, tiene momentos interesantes: las apariciones del gato de Cheshire, o las breves escenas con la oruga; trozos que, vistos con música y sin el guión original, pueden ser potables. 

Lo mismo decía una amiga de "Siete años en Tíbet". 

"¡Te llevas los auriculares, y la disfrutas por las imágenes!", me dijo un día. 

Me pareció interesante la sugerencia, aunque algo sacrilégica para con el autor del film en cuestión. Nunca lo hice, pero se me quedó en mente la idea. 

Después de ver Alicia la entiendo. Es una película que se puede llegar a disfrutar visual y auralmente, aunque no en su formato de serie, es una obra que hay que "tunear" para poder sacar lo mejor de ella.

 

2 comentarios:

Gato Pardowski dijo...

Es por eso que los libros, vienen a ser en estos tiempos (tan malbaratados), el escenario ideal para el subjetivismo.
La mente, la propia, es la que hace que empiece la fantasía...
Un abrazo(sin tener a caso algún parentesco con ese gato burlón de Cheshire)...

AOG dijo...

¡Viva el subjetivismo ante todo!

Un abrazo de gato madrileño