miércoles, 25 de junio de 2008

El futuro de los rascacielos

AOG, Madrid

E pur si muove, dijo Galilei ante un tribunal del Santo Oficio en 1633.
"Y sin embargo se mueve" es la frase que, según cuanta la leyenda, pronunció tras abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Santa Inquisición.
Desde un punto de vista simbólico, sintetiza la tozudez de la evidencia científica frente a la censura de la fe, la quintaesencia de la rebeldía del científico ante las convenciones por autoridad.

Esta célebre frase, así como el espíritu rebelde, ahora se transporta en vidrio y acero a la arquitectura urbana produciendo una nueva manera de entender el rascacielos y revolucionando la vanguardia de la arquitectura del siglo XXI.


S
egún la agencia Reuters, el skyline de la ciudad de Dubai tendrá para el 2010 una torre rotante. Esta gozará de 80 pisos de altura y producirá su propia electricidad. Además de Dubai, también Moscú tendrá su torre rotante, según los planos, algo más dramática que la de Dubai.

Este es el video que muestra como serán las nuevas vanguardias arquitectónicas en general:



El diseñador de los edificios es el arquitecto David Fisher. Esta es su página web. Impresionante. Según el doctor Fisher, desde ahora los edificios tendrán cuatro dimensiones, siendo "el tiempo" la cuarta parte de la arquitectura.

Según el Times de Londres, después de estas dos ciudades, serán Nueva York y luego Londres las urbes donde se podrán apreciar este tipo de edificios que permitirán a los residentes de las últimas planta controlar la velocidad de giro de sus pisos que será de entre una y tres horas.

Según el señor Fisher, los edificios generarán su propia energía a través de unas 80 turbinas de viento que girarán entre planta y planta y de unas celdas fotovoltáicas situadas en la azotea de cada planta que producirán energía solar - se preve que hasta un 15% de cada azotea esté expuesta a la luz solar en todo momento.

El coste de construcción del edificio rondará los US $ 700 millones y se podrá comprar una planta entera si se quiere. Los pisos medirán entre 124 y 1,200 metros cuadrados y se venderán a unos US$ 30,000 por metro cuadrado, costando entre 3.7 y 36 millones de dólares.

¿Emocionante? Más bien, ¡ya era hora!

martes, 17 de junio de 2008

Chilenos 2008

AOG, Madrid

Ayer tuve la grata oportunidad de quedar con mi amigo chileno Ricardo y su mujer Maca. A Ricardo lo conocí el año pasado en Madrid tras publicar un anuncio buscando escritores que quisieran quedar para escribir de vez en cuando.

Él estaba en Madrid mientras que Maca cursaba el Master de Periodismo del grupo Vocento. Durante la primavera y el verano quedábamos para discutir los escritos de cada uno y criticarlos sin piedad. El tenía la idea de volver a vivir a España en un futuro cercano con Maca. Al final del verano se volvieron a Santiago. Nuestra amistad pasó de ser presencial a ser epistolar. Y de frecuencia irregular cuando menos.

Sin embargo, hace unos días vinieron a Europa a pasar unos días. Primero Turquía, donde conocieron al 'no corresponsal' de La Vanguardia en ese país. Él (he de preguntar cómo se llama) les instruyó bastante acerca de la realidad política de la antigua Puerta Sublime y como lo de la entrada en la Unión Europea es algo que no todos los turcos ven factible. Todo esto me lo contó Ric mientras comíamos en Bazaar en Chueca.

Luego por la noche, tras de salir del taller de teatro de impro, me acerqué a la Plaza del 2 de mayo- terra incognita hasta ese momento para mí-.

Estaban en un bar llamado José Bonaparte con unos amigos chilenos y una chica dominicana- Érica-. Ella y uno de los chilenos se fueron a los dos minutos de llegar yo y nos quedamos Maca, Ric y Hugo.

Hugo y sus tribulaciones se convirtiéron en tema de conversación hasta que llegó otro chico chileno, Juan Pablo, que hazo cambiar un poco la dinámica. Resulta que Hugo dentro de poco se muda a Nueva Zelanda (que él insistió en llamar Nueva Zelandia). Su pareja, de Escocia, tiene familia ahí y Hugo ya tiene visado para inmigrar. En cierta manera no solo le emulo, sino que le envidio. Me gustaría mucho poder vivir en ese país un tiempo. Se habla mucho de él en Reino Unido.

Vivirán en Auckland, a pesar de haberse conocido hace 4 meses únicamente. A todos nos pareció curiosa la decisión de mudarse de país (sobre todo cuando transpiró que Hugo había aterrizado en España tras haber hecho lo mismo de la mano de un francés). La historia se repite.

Le pregunté que qué haría si Nueva Zelanda no acaba bien a largo plazo: irse a vivir a Italia. En España ya no tiene nada que hacer ni nada nuevo que aprender.


Sus palabras me resuenan mucho en la cabeza, aunque trasladadas a Londres.

Y precisamente por ahí empezo una nueva representación del tan conocido "Inglaterra no es como la pintan" tan visto por los que me conocen.

Hugo, desgraciadamente, se puso un poco a la defensiva desde que dije que había demasiada pobreza en el Reino Unido- entre otras cosas-.
Él ha estado en el país pero no está del todo de acuerdo. Entiendo su posición, pero creo que ambos sufrimos de un error de sintaxis. Cuando en castellano se dice Inglaterra, se quiere decir todo el Reino Unido.

Cuando yo lo digo, me refiero a Inglaterra, y no a Escocia, Irlanda del Norte y Gales. Algo que no resalté y entiendo que Hugo y su pareja escocesa estén ahora mismo clavándole agujas a un muñeco de vudú con mi cara dibujada al carbón de cerilla quemada. Pero no me retracto. La distribución de riqueza en ese país es pésima.

Bueno, me pareció muy interesante descubrir que Hugo tiene un blog y que, hace tiempo, dejó de escribir en él pues hablaba de su vida, id est, era muy personal, y a su pareja no le gustaba y creía que invadía su intimidad. Ricardo y yo hicimos lo que pudimos para convencer a Hugo para que siga escribiendo su blog. Sobre todo ahora que va a vivir a un país tan distinto y lleno de ovejas y mantequilla como Nueva Zelanda. Y maoris. Claro.


Juan Pablo, el otro chileno protagonista de la noche, resulta que se educó en un colegio británico de Valparaiso y habla inglés con acento británico que yo, sin haberlo escuchado, me imagino que se refiere a Received Pronunciation o RP o BBC English.

Me explico: aunque en España existe un acento neutral (Español RTVE digamos) en el Reino Unido esto no existe del todo. Los acentos son o regionales, o de clase media y alta.

Y lo más parecido puede ser BBC English, un inglés más o menos neutral que sólo existe en los platós de la BBC y que no se suele escuchar en sus oficinas o pasillos. Mucho menos en la calle.

Para los que hayan visto una representación de Pigmalión de G.B. Shaw entenderán la preocupación y obsesión británica por los acentos y como eston lo colocan a uno en la escala social. Cuanto más RP (digamos el inglés de la familia real hacia abajo) mejor te irá la vida. Cuanto más regional, más te encasillarán y discriminarán. ¿Los más dificiles de entender?


  1. El de Newcastle-Upon-Tyne, también conocido como Geordie
  2. El del East End de Londres, alias Cockney
  3. Glaswegian- el acento de la clase trabajadora de Glasgow
En fin, resulta que Juan Pablo cuenta que en el Reino Unido le veían como un bicho raro al tener acento británico y ser chileno. Es más que triste que los ingleses no lleguen a entender el por qué de esta casualidad histórico-lingüística. Tan triste cómo que la mayoría de los españoles no sepamos apenas nada de historia de América.

En fin, al final nos echaron del bar José Bonaparte (o Pépe Botella. No me quedó claro cómo se llamaba), y nos fuimos cada uno a su casa. Hugo y Juan Pablo me acompañáron hasta la calle Fuencarral y más o menos Hugo alcanzamos un detente. Le dije que estaría bien vernos antes de que se vaya a las antípodas en octubre. Dijo que sí, que claro. Educación ante todo. Juan Pablo también quedó en que quedemos.

Espero poder ver a Ricardo y Maca dentro de poco. En Chile o España.

El blog de Hugo es nuestra página web del día: periodista chileno

martes, 10 de junio de 2008

¿Almas para los pobres? El Corte Inglés

AOG, Madrid

Hace tiempo me di cuenta de que en Europa conviven muchas épocas. No por haber terminado un siglo en particular quiere decir que su influencia y sus modos han desaparecido.

Es curioso el cómo muchas personas en Occidente miramos a sitios como Japón y pensamos en lo pintoresco que resulta ver una Geisha (ya quedan menos cada día) con un iPod caminando por la calle, o ir de visita a Marruecos y sorprendernos al ver los ropajes de sus habitantes y los colores y costumbres de sus mercados. Qué pronto nos olvidamos de Sevilla o de Asturias.


Hacemos esto los europeos desde la altura que da nuestra "modélica modernidad" donde una Geisha o un salón de té magrebí son cosas que ocurrirían únicamente como parte de un festival cultural, o una obra de teatro.

Como mucho, en el casó magrebí, en Madrid podemos visitar un restaurante de estilo norteafricano donde durante una comida o una cena podemos nadar en la distancia que separa la modernidad en la que vivimos de la antigüedad en que algunos sitios se mantiene.


Bien es cierto que en España hay ceremoniales añejos que aún pueblan nuestros calendarios, la mayoría de los cuales permanecen ocultos al turismo extranjero que nos visita.

Nuestro país para muchos es poco más que playa, toros, sangría, sol y sexo. Y sin embargo cosas como los Sanfermines, el camino de Santiago, el Rocío, perviven junto con el Land Rover que te ayuda a cruzar el Guadiana, el GPS que te guía por el campo en un año jubileo, o los Nike que te ayudan a correr como el que más en La Estafeta.


España, al igual que Japón, o que Italia, o que cualquier otro país europeo, vive entre la modernidad y el más absoluto retrogradismo que nos podamos imaginar. Pero que no lo hacemos porque, al vivir con ello, no lo vemos en el ojo propio.

Hace unos dos años me mudé a Madrid. Uno de los primeros sitios que visité durante mi búsqueda de aparatos tecnológicos, ropas de cama y demás, fue El Corte Inglés. A veces el de Callao, otras el de Nuevos Ministerios (mi favorito por ser enorme), y otras el de Goya. De los tres, este es el que más me ha impresionado. ¿Por qué?

Primero que nada, por el payaso. Sí, el señor payaso que merodea a la salida de la tienda. Ahí se pone, con un cartel pidiendo dinero. Día tras día. Dando pena. Porque, encima, el señor se maquilla con todo y lágrima de tristeza a ver si nos enternece el corazón.


Le veo, y le ven cientos de personas todos los días. Da igual que pase el tiempo, semanas y semanas, ¿quizá hasta años?

Ese es su modo de vida. Supongo que mendigar le sale a cuenta porque de otra cosa no vivirá. Y quizá el no se ha puesto a pensar que la gente le da dinero con la esperanza de que salga de pobre algún día. Y quizá salió de pobre hace tiempo, pero ahí sigue, con su gallina de los huevos de oro particular. Dando pena con su peluca de colores, su cara pintada de blanco. Su lágrima, y el pito que utiliza en vez de voz, comunicándose a silbidos de dudosa penuria.

Personalmente no me da mucha pena. A veces pienso que en vez de comprar tanto maquillaje mejor haría en comprarse un traje y buscar trabajo. Pero luego pienso, ¿a quien trato de engañar? Sé muy bien que este señor no encontraría trabajo en ningún sitio de nuestro civilizada ciudad de Madrid. Igual se se fuese a vivir a, no sé, ¿Antequera? Igual ahí encontraría trabajo este señor. Si quisiera.

Hoy me topé con otra reliquia medieval española. Además del payaso, hoy vi a la desfigurada. Una pobre mujer con media cara destrozada no sé bien si por ácido o por nacimiento. La señora, que está vestida como una ama de casa más con su falda tubo beige, una camisa con el cuello de volantitos, un jersey de botones y sus zapatillas todo-terreno de andar por casa, escalera o calle, se recuesta contra la pared a la salida de El Corte Inglés de Goya y pide a voces una ayuda. Con su tono de voz particular. También dando pena.

Pasé por delante de ella y, al hacer contacto visual, enseguida me pidió una ayuda. "Déme algo". Era como si hubiera que pagar por verla. Una especie de tasa infernal que hay que darle por ver su rostro maltrecho. ¡Si es que hasta le falta un ojo a la pobre mujer!

Me quedé pensando un buen rato si a ella no hay quien le ayude. Si de verdad los servicios sociales de la Comunidad de Madrid la tienen por perdida. O si hay algo más. Quizá nunca lo sepa, pero lo cierto es que entre ella y el payaso, no sé quien merece más ayuda. Obviamente, los dos, a su manera, pero es cierto que no se trata de ayudar a uno sí y al otro no. El caso es que, por lo que parece, nadie ayuda a ninguno. ¿Estarían ahí si tuviesen una ayuda? ¿Tendrán una pensión de esas que tanto aborrece el señor Rajoy del "Tengo una pregunta para usted" de 400 euros?

Por si fuera poco, Madrid no solo tiene mendigos en la calle Goya. No hay más que ir a Sol. Ahí, en plena plaza, o sino en la calle Preciados, de nuevo frente el Corte Inglés, se suele ver un chico sin brazos que se pone entre los dientes un vaso de plástico con algunas monedas que menea vigorosamente. Haga frío o calor, el chico suele llevar una camiseta blanca sin mangas que muestra sin lugar a dudas su falta de brazos y los huesos que hacen las veces de extremidades. Me pregunto cómo vive. ¿Tendrá quien le ayude a desvertirse? ¿Ir al baño? ¿Comer? Además de su familia, si la tiene, ¿le ayuda alguien más?

También suelo ver una señora gitana (igual que el chico) vestida de negro. Ella es pequeñita. Enana. Tiene los brazos y piernas cortos, rechonchos y desfigurados. Parece una víctima de la talidomida que se dio a algunas embarazadas en los años 1960 antes de descubrir sus efectos malformantes en los fetos. Igual que el chico. Y también pide, aunque con más gracia y menos agresividad.

Me parece curioso, y a la vez un fiel reflejo de nuestra vida modernísima, como estos individuos se buscan la vida no en las iglesias como antaño- es obvio que los feligreses no están para almas a los pobres- sino que se van a los centros de consumo. Quizá porque piensan que es más fácil hacer sentir culpable a la gente cuando van con las compras en la mano que al salir de la iglesia recién confesados, absueltos, y envueltos en la gracia de Dios, que como todos sabemos es impermeable a las desgracias de los menos afortunados mientras que la gracia del Crédito nos dispone más a soltar algún euro a los menos afortunados. ¡Cómo nos conocen de bien!

De esta manera, veo como la penuria del Medievo sigue viva en España aún siglos después. Como la modernidad no ha conseguido deshacernos de la condición humana y sus tragedias.

Y mientras que lo que veo en España no lo he visto en el mundo Anglo (no digo que no exista, pero las personas que he visto sin brazos en Londres, normalmente iban vestidas de traje y trabajarían en alguna oficina- no puedo decir lo mismo de un desfigurado, nunca he visto uno en Inglaterra por la calle) me pregunto ¿cómo es posible? ¿Como puede ser que en España vea ciegos, cojos, y minusválidos por todas partes y en otros sitios apenas vea uno? Obviamente existen pero ¿quizá los cuidan más? O quizá los cuidan menos y por eso no los veo. No sé cual de las dos posturas es más Medieval o retrógrada.


En cualquier caso ambas me asustan por su falta de humanidad.

lunes, 2 de junio de 2008

Muere la alta costura

AOG, Madrid

Yves Saint Laurent, el último de los grandes couturiers franceses, ha muerto.

Unió su estilo personalísimo a casi todas las tendencias artísticas del siglo y encontró su inspiración en todo el mundo.


Con él muere una era de elegancia. Un saber hacer. Un estilo irrepetible e inimitable.

Tenía 71 años.

Este anuncio en el que él posó desnudo es de 1971. Se preguntaba por qué estaba bien que una mujer posara desnuda para vender perfume, pero no lo estaba que lo hiciese un hombre.

"Con los años he aprendido que lo que importa en un vestido es la mujer que lo lleva puesto"

El siglo XX ha comenzado a dejarnos.