domingo, 9 de julio de 2006

Mundial de fútbol 2006


Hoy ha terminado el Mundial de fútbol en Berlín. Acabo de ver a Italia ganar a Francia. Me ha llamado Juan, mi pareja, desde Barcelona para decirme que Zidane, que jugaba para Francia, jugó hoy su último partido y que se retiraba del fútbol.

Un jugador italiano le dijo algo, alguna barbaridad, y Zidane perdió los papeles y le dio un cabezazo en el pecho. Fue expulsado. No es la mejor manera de terminar una carrera. Expulsado.

Italia ganó el mundial en penaltis. El marcador decía 1-1. Empate. Por lo que me cuentan, dicen, he visto y deduzco, Francia jugó como un buen equipo e Italia llegó al final por aprovecharse de situaciones, por jugar de una manera innoble. Eso dicen, cuentan, y algo he visto. Pero no soy ningún experto de la materia. Supongo que uno gana como puede, no como debe. Porque, no olvidémoslo nunca, lo importante es ganar. ¿No?

Este mundial empezó conmigo en Madrid. He visto partidos en Londres. Estaba en xico cuando este país perdió ante Argentina- en Tulúm. Y en Mérida, en un Sanborns junto a Juan, cuando España perdió ante Francia.

A los dos días conocí a mis primos en Cancún. A uno de ellos no lo veía desde que era un bebé de 2 años. Al otro nunca lo había visto. Es curioso como los hijos pagamos por los errores de los padres. Ojala hubiese conocido a estos chicos hace años. Pero las cosas se arreglan como se pueden, no como se deben. Lo importante es que se arreglen. ¿No?

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