viernes, 7 de agosto de 2009

...¡Y las noticias gratis!

AOG, Madrid

Este jueves,
Rupert Murdoch, el magnate australiano y propietario del mayor grupo de medios de comunicación del mundo, News Corporation, anunció que su empresa cobraría por utilizar el contenido online de sus periódicos.

Todos los periódicos importantes llevaban la noticia como señal de algo que se avecina. Todos dirían que se acabó el chollo. Ahora, hay que pagar.

Por otra parte, también ayer, la red social Twitter sufrió un ataque, que hoy supimos que provino de Rusia y se dirigió a Georgia. Parece ser que el Kremlin quería perjudicar a un usuario de aquel país. Consecuentemente, como aquel que utiliza un cañón para matar moscas, la red se vino abajo.

Lo que une ambas noticias es el interés.

Internet, por sí solo, es un medio más que aburrido, y cada año que pasa, más. Personalmente, más allá de sus incuestinables cualidades como centro enciclopédico global, y diversos servicios de mensajería (¿quien no tiene hoy día un correo electrónico?) y de búsqueda y captura de ofertas y gangas (eBay, atrápalo, y demás servicios de compra de entradas, vacaciones etc.) internet no es exactamente la alegría de la huerta.

Hace un par de años, la revista Time dedicó su personaje del año a los usuarios de la red. Internet 2.0. Es decir, los que proveían el contenido en las diferentes redes, empezando por You Tube.

Desde entonces, es cierto, la red ha permitido que algunos individuos alcancen el semi-estrellato y vislembren la fama. Sobre todo en EEUU (un buen ejemplo sería el bloguero Perez Hilton).

Pero tambien es igual de cierto que internet, en su modulo más democratizante, da voz a personas e ideas que, en la inmensa mayoría de los casos, mejor sería no saber nada. No hay control de calidad.

Cada quien con su propio teclado, y alguna que otra noción de informática, puede emitir lo que le plazca, utilizando únicamente su criterio por bandera.

He aquí parte del problema.

Me explico.

Para gustos colores, dicen en España, y no se equivocan. Igual pasa con cosas como el humor.

Siempre me ha asombrado como en España (y otros países), se alaba el humor británico. La acidez, la ironía, las situaciones. En su mejor vertiente, el humor británico es bastante inteligente. Para mi gusto, le mejor humor, da igual la etiqueta o banderita adjunta, es el humor cerebral. Ácido, satírico, irónico.

Sin embargo, España es un país que, a pesar de ser caldo de cultivo para este tipo de humor, no se excede mucho en el sector. La televisión nos ofrece serie tras serie donde lo que cunde son los golpes, las situaciones entre Manolo y Pepa (o Paco y María), donde, la mejor manera de hacer reir es montarse algún malentendido y salpicar la escena con golpes, caídas, tropezones, resbalones.

Lo que en inglés se conoce como "Slapstick". Humor básico. Gilas tenemos pocos, y hoy por hoy, más allá de Muchachada Nui, (que sabe Dios como se las arreglaron para mezclar el humor negro con lo castizo pero menos mal que lo lograron), poco.

Igual en internet.

Mucho del contenido que flota por el cyberespacio, es basura. Temas básicos. Es decir, aburrimiento a más no poder.

Desde que empecé a utilizar internet (allá por 1995), hasta ahora, lo que siempre me ha parecido la mejor excusa para justificar pagar por el ADSL, ha sido la manera en que el medio te conecta al mundo.

Es cierto. Lo hace. Te lleva adónde quieras ir en un par de segundos. Para mi, los puertos donde recabo suelen ser mayoritariamente sitios de noticias, en cualquiera de sus vertienentes. No hay más que mirar a la columna de la derecha para ver el tipo de cosas que me interesan.

Ninguna de ellas es de pago.

Y he aquí el quid de la cuestión. ¿Y si fuesen de pago? Desgraciadamente, creo que si todos los sitios que visito se hacen de pago, dejaría de utilizarlos. Francamente no puedo darme el lujo de pagar por contenido (muchas veces repetido, por cierto) en ningún sitio.

Recuerdo haber leído hace años la historia de la radio desde sus comienzos. Parece ser que al principio, cualquiera podía emitir radio desde su casa. Los Gobiernos de turno pronto acapararon los derechos de esta acción y hoy día, emitir sin permiso es un delito.

También pensaron en que la radio fuese de pago. No se implantó, y la radio fue durante la mayor parte del siglo XX una de las fuentes más fiables de acontecimientos, cultura, música, etc. Y todo gratis.

La televisión, mayormente, es gratis también. Es decir, existen los canales de pago, pero de momento, menos en algunos países (como Reino Unido), la televisión es gratuita.

Sin embargo, creo que dada nuestra dependencia en ella, si mañana toda la televisión del planeta fuese de pago, pagaríamos. Llevamos mucho tiempo a su lado como para no echarla en falta.

¿Pero internet? Mientras que haya sitios gratuitos, lo de pagar por cosas no creo que funcione. Al menos no en lo que a periodismo se refiere.

Cuando el New York Times era de pago, lo visitaba poco. Ya no lo es, y lo visito a diario. Y Le Monde, y El País (que también tuvo su etapa de pago), y The Guardian, y muchos más.

No creo que la solución a los problemas de Murdoch es hacernos pagar. Creo que pocos lo haríamos.

Por no hablar de las redes sociales. ¡Esas aún menos!

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