domingo, 25 de febrero de 2007

三島 由 紀 夫 en Madrid. 三島 由 紀 夫 in London

AOG, Londres

El jueves pasado, con un dolor de cabeza de esos, y el estómago revuelto, me pasé camino de casa por una de las librerías de la calle Hortaleza.

De reojo me interesé por un libro bastante colorido con imágenes japonesas llamado Nieve de primavera, (春 の雪; Haru no yuki), 1968, de Yukio Mishima (三島 ).

Lo levanté y detrás estaba El templo del alba (暁 の寺, Akatsuki no tera), escrito por Mishima en 1970- su último libro antes de suicidarse. Y detrás había otro y detrás de ese otro más. En total la tetralogía completa de El mar de la fertilidad (豊 饒 の 海, Hojo no umi) escrita entre 1964 y 1970. Los otros dos títulos eran La corrupción de un ángel (天 人 五 衰, Tennin gosui) y Caballos desbocados (奔馬, Honba).

Estuve muy tentado a comprar los cuatro libros, pero pensé que, si iba a leer un autor japonés, mejor sería que lo hiciera traducido al inglés que al español. Leí no hace mucho que el japonés se suele traducir al castellano a través del inglés. Y, dado lo que cuesta obtener la esencia de un autor de una lengua a otra, el hacerlo de tercera mano me parece innecesario si puedo leerlo en la primera inspiración. La original.

Así, hoy en Londres he salido de casa con ganas de comprar la tetralogía entera de Mishima. Me fui al Border’s que está en Charing Cross Road pero no tuve suerte. No tenían ninguno de los cuatro libros. Me tuve que conformar con The Temple of the Golden Pavillion (El templo del pabellón de oro) (金 閣 寺, Kinkakuji), escrito en 1956.

Tenían un par de títulos más, pero, al no conocer la obra de este autor, que hace apenas 48 horas no sabía que existía, me decanté por el más fino de los tres por si acaso no me gustaba. Una tontería como otra cualquiera pues, el simple hecho de sentirme fascinado por Mishima desde hace 48 horas, como me siento, asegura que cualquier cosa que lea de él me acabará gustando- o mejor dicho, me empezará gustando-.

Una vez en Border's, me acordé de Yasunari Kawabata ( ,). El primer Nobel de literatura japonés- el segundo sería Kenzaburo Oe ( ), que lo obtuvo en 1994-.

Leí que Kawabata, cuando ganó en 1968, no lo hizo por ningún libro en particular, y que la academia sueca mencionó tres títulos en particular, ninguno de los cuales he leído todavía: El país de la nieve (雪 国, Yukiguni) escrito en 1935; Mil Grullas (千 羽 鶴, Senbazuru) escrito en 1959; y La antigua capital (古 都, Koto), escrita en 1962. De los tres, sólo estaba Mil Grullas y lo compré.

Me doy cuenta, al escribir este post, de la razón que tuvo Hegel cuando escribió que “la lengua crea cultura”. Me hace gracia el leer los títulos en dos idiomas, que en verdad nada tienen que ver con el, tercer, idioma original. Como cambian los sigificados de una lengua a otra.

LENGUA Y CULTURA

El país de la nieve suena a nana vasca o algún país de fantasías blancas,
mientras que Snow Country tiene tonos escandinavos o del Oeste estadounidense.

Mil Grullas me provoca imágenes de comadres en un patio cacareando mientras que las palabras en inglés Thousand Cranes, me traen imágenes del pájaro en sí, quizá en un entorno japonés. O de mil gruas, la otra traducción en inglés. ¿Fantasia industrial o poema japonés?

The Old Capital, suena a ciudad medio olvidada, a urbe perdia y decadente, ergo inservible, mientras que La antigua capital suena a madrigal renacentista o a canción guerrera del XIX.

Me he prometido que si leo estos dos libros pronto, me podré agasajar con la tetralogía completa de Mishima (¡cuándo tendré tiempo de leerla es otro tema claro!).

Ahora mismo (o sea, hace cuatro días) acabo de empezar a leer La catedral del mar. Y me parece una especie de infidelidad empezar una novela sin haber acabado otra.

Esto, claro, no siempre me ha pasado. De hecho, siempre he leído más de una novela a la vez;
de hecho, aún no he terminado de leer las Historias fantásticas de Bioy Casares.

¿Qué hace que las cosas cambien ahora? Creo que la lengua castellana. Me estoy forzando desde hace un año en leer literatura en castellano preferentemente. Y sin embargo, el inglés siempre se mete de por medio.
El libro de Ildefonso Falcones de Sierra me ha creado una especie de fidelidad.

2 comentarios:

zirtaeb dijo...

Los ingleses lo llaman lost in translation ¿y nosotros?

...ahora veo que no sólo las películas son mejores cuando no están dobladas al español. También los libros!! aunque en este caso deban pasar por el filtro del inglés.

Un saludo en V.O.

AOG dijo...

Saludo back! :) je je je