jueves, 15 de febrero de 2007

Un paseo por el arte globalizado o ARCO 2007


AOG, Madrid

La feria ARCO 2007 está ubicada en el IFEMA, gigantesco pabellón de congresos en el que uno puede dejarse sorprender por las propuestas más arriesgadas del mundo del arte contemporáneo. Lo interesante de las ferias de arte, además de las obras expuestas en sí, es el público que asiste. Desde señoras con el pelo teñido de rosa y abrigo de zorro con enormes gafas de sol, hasta artistas portugueses con instalaciones en las que hacen las veces de mendigo pero con glamourosos carteles de neón. Muchos lugares comunes, y otros no tanto, se dan cita en el mismo sitio: ARCO 2007.

Al entrar en los pabellones de ARCO, lo primero que hay que hacer es salvar los controles de seguridad. Cacheos, colas y rayos X entorpecen un poco la entrada. Pasado este obstáculo, se procede al interior.

Sus pasillos están repletos de arte y artistas; galeristas españoles y extranjeros; compradores interesados y otros no tanto; visitantes y curiosos de todas partes; periodistas, fotógrafos y, finalmente, algún que otro turista perdido que hace fotos de todo lo que ve.

País invitado: Corea del Sur

El país invitado este año es Corea del Sur y sus embajadores del arte se encuentran por todas partes. Pasillo tras pasillo, el río de colores que el arte coreano ha traído a Madrid además de sorprender, deslumbra. Desde imágenes digitales y reinterpretaciones clásicas echas con hologramas, hasta flores cibernéticas de inteligencia artificial y lámparas que se creen libélulas, pasando por cuadros de coreanas vestidas del atuendo típico de ese país- eso sí- del más puro estilo hiperrealista. Este país ha llegado con la modernidad a cuestas y, si los comentarios del público sirven como vara de medir, Corea está triunfando.

Sin embargo, el idioma que más se escucha, después del castellano, no es el coreano, es el inglés. Galería tras galería, da igual si es española, canadiense, italiana, coreana o alemana, atiende a curiosos y clientes en esa lengua. Se escucha tanto en móviles como en conversaciones, mientras que se admira un cuadro o una instalación digital.

Aunque mucho se ha dicho de la anécdota globalizadora de la feria: el hecho de que el polémico artista británico Damian Hirst se presente en España a través de la galería mexicana de Hilario Galguera, tras no haber participado cuando el Reino Unido era el país invitado en 2001, lo cierto es que además de la instalación ósea El señor los creo a todos, valorada en seis millones de euros, lo demás que de este artista se exhibe ya está muy visto. Las cabezas de oveja en formol de toda la vida y sus famosos Spots paintings, sus cuadros de puntos de colores, que primero vieron la luz a mediados de los años 1990.

La galería Galguera también muestra un cuerpo humano de plástico gigante, y un globo suspendido por un chorro de aire que se levita sobre una cama de cuchillos apuntando hacia arriba. A pesar de todo esto, no era una de las galerías más concurridas.

País Vasco

Este año el País Vasco no acudió por no estar de acuerdo con el espacio que se le adjudicó: al lado de los servicios. Sin embargo no estuvo del todo ausente. Una simpática azafata estaba distribuyendo una revista titulada Bio Art Connection, que muestra diferentes aspectos culturales de la capital vizcaína en inglés y en español. Pero no en euskara.

Si hay algo que faltaba en ARCO, esto era la presencia de algún niño. Es difícil encontrar alguno. Lo que no es difícil es encontrar agentes de seguridad por todas partes. Incluso al salir del pabellón, los agentes se aseguran de que las señoras no se estén llevando algún cuadro de 6 metros, o alguna escultura de 2 toneladas en el bolso.

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