miércoles, 8 de julio de 2009

Ídolos de otros


AOG, Madrid


Hoy enterraron a Michael Jackson en Los Angeles. Después hubo un concierto en su honor. This is it. Esto es todo. Ese iba a ser el nombre de su última gira
.

El 26 de junio, un día después de la muerte del cantante, un camello blanco nacido en el circo de Nuremberg fue bautizado con el nombre de Michael Jackson, en memoria del "rey del pop".

"Es un camello macho y habiendo nacido en un día como hoy no podíamos darle otro nombre", aseguró Harrey Barelli, director del circo.

¿Por qué?


Ayer tuvo lugar en España una especie de ceremonia multitudinaria, hiper televisada, para dar la bienvenida a un jugador de fútbol: Ronaldo en el Bernabeu.

Unos días antes presentaron a Kaká.

Esta semana se celebran los San Fermines en Pamplona.

Cantantes, Goyas, toros, deportes. Ronaldomanía, Hemingway, los 1980s, modelos, actores, Hollywood, Bollywood, Cannes, los Oscar, la música.


Ídolos al fin y al cabo.


Los medios se vuelcan con estos eventos populares.

Entiendo que el reclamo de las masas los pida, y pida saber todo lo posible del tema.

Pero muchas veces pienso que se da lo poco que se sabe, pero se estira mucho el chicle al hacerlo. Como cuando ves un reality en España.

Algo pasa siempre, aunque sea poco, y en vez de darte la poca información que hay, la estiran para sacar provecho.

¿A quien beneficia esto? ¿A la publicidad? ¿He de entender que la publicidad rige con tanto aplomo la cultura televisiva hasta el punto de esconder la mala calidad detrás de una pátina resplandeciente?

De Ronaldo solo puedo decir que exaltar a un jugador multimillonario como si fuese un dios me parece extraño.

¿Dónde quedó el "recuerda que eres mortal" de los romanos?

Igual de extraño me parece la histeria colectiva que rodeó el funeral y los fastos de la muerte de Michael Jackson. Entiendo por qué se sucedieron. Pero no lo comprendo del todo.

Sobre todo cuando este señor hace varios años que, musicalmente hablando, no se comía una rosca y vivía, sobre todo, de lo que fue y hace tiempo dejó de ser.

Sí, siempre es él, pero el Michael de hoy poco tenía que ver con el de antes. A mi ver, el homenaje se lo merece, sobre todo, por haber demostrado una vez más que el dinero no trae la felicidad.

En mi círculo de amigos esta frase se ha repetido una y otra vez. No fue felíz. No era feliz. Nunca fue feliz.

En cierta manera no sé cómo nos atrevemos a decir esto ya que sólo él supo si era o no feliz, de la misma manera que lo sabemos todos. ¿Qué tienen los ídolos en común?

Todos, de alguna manera, representan un ciclo hegeliano: tésis, antítesis, y síntesis.

O lo que es lo mismo.

Un antes, un durante, y un depués.

Los ídolos, todos, nacen, se hacen, y mueren.

No hay ídolos eternos. Aunque es cierto que los hay sempiternos.

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