jueves, 17 de junio de 2010

Hasta en las puertas del Infierno

AOG, Madrid

Parece que siempre estoy escribiendo de amistades y amigos. Hoy también. Ha sido una semana curiosa. Los hay nuevos, pero vuelven los antiguos. Y ya era hora la verdad. 

Uno de mis amigos de Londres, un chico canario que resulta ser la única persona que conozco de su nombre, y al que hace tiempo no veo, me dijo una vez que hay que tener amigos hasta en las puertas del infierno. No se equivocó.

Todo esto empezó hace unos nueve días. 

Una chica relacionada con un amigo del Facebook me pididó que la añadiese como amiga. 

Lo hice, y desde entonces nos hemos llevado muy bien. Finalmente logramos conocernos el pasado domingo en el Círculo de Bellas Artes. 

Fuimos a cenar y descubrimos que tenemos muchas cosas en común, además del chico en cuestión, que resultó ser su  hijo. 

Hablamos de muchas cosas, entre ellas de si los exilios se heredan. Ambos decidimos que sí, se heredan. Al igual que las penas y las angustias. 

La felicidad, eso sí que no sé bien si se hereda. Quizá es algo que solo pertenece al que la tiene y se esfuma si la trata de traspasar a otro. No así lo triste.

Dostoievsky dijo que todas las familias felices son iguales. Quizá todas las buenas amistades también.



Por si fuera poco, mi mejor amigo de cuando yo iba al instituto en EEUU por fin se puso las pilas y abrió una cuenta en Facebook. Bueno, fue su novia la que le obligó. 

Hace años que no sé nada de él y le tenía la pista perdidísima.

Le mandé un par de mensajes y al poco tiempo me mandó su móvil. Fue increible escuchar su voz. La última vez fue hace más de 12 años. 

Me contó de su vida y bueno, las cosas la verdad que no le han ido muy bien. Es una pena, pensé que su vida sería mejor de lo que me comentó. Pero hay un rayo de esperanza digamos. 

Se acaba de mudar de Florida a Texas con su nueva novia y su nuevo trabajo. 

 Espero que se asiente un poco y las cosas le empiecen a ir mejor. 

La memoria me hace recordar buenos momentos a su lado. 

Claro, cuando uno mira hacia atrás, borra lo malo y pule lo bueno. Qué rara es ella, ¿no?

Pero hay más. 

Un día más tarde, sin querer, abrí el cuaderno  rojo que lleva meses en la mesilla de noche y que ha pasado desapercibido días y noches enteras. 

Ahí estaba la dirección de correo de un par de amigos que no veo desde que me mudé a Madrid. 

Recuerdo perfectamente el día en que la escribí, delante de ellos, un día que yo ya sabía que la mudanza al extranjero se acercaba. 

De hecho el cuaderno ya lo había comprado en el extranjero.

Llevo desde entonces buscando la dichosa libreta  por todas partes ya que, a pesar de que vivimos en un mundo globalizado y blah blah blah, mis amigos no salían por ninguna parte, Google o no Google.  

A veces pensaba en que no volvería a saber más de ellos. Y esto, la verdad, ya me ha pasado demasiadas veces.

Tanta tecnología para nada ¿no? 

Aunque en verdad la tecnología me ha ayudado a hacer nuevos amigos. Incluso una vez me buscó pareja (pero hablaremos de eso en otra ocasión). 

Goa....

Ni corto ni perezoso les escribí inmediatamente y resulta que se mudaron a Goa, en la India, donde han abierto un hotel y un refugio de perros. 

Sí, ya me han invitado a ir, aunque de momento no entra en mis planes (Slumdog Millionaire puede acondicionarte mucho aunque no quieras).

Uno de ellos me pasó, sin que yo se lo pidiese, la dirección de otra amiga que teníamos los dos en común, a la que no veo desde hace unos diez años. 

Me contó que su padre había fallecido y que ella se había mudado a otro barrio de Londres. De momento no me ha respondido al correo. Ya veremos.

Es curioso que todos estos encuentros se han dado en muy pocos días y casi uno detrás de otro. Es una precipitación amistosa de alto grado. Inesperada pero bienvenida.

La verdad es que estoy bastante contento con lo que está pasando. 

Gracias Facebook, Google, tecnología, y, como no, Universo.

Que conste que sigo buscando a mis amigos de la infancia de México. 

Si no se los tragó la tierra, quizá algún día dé con ellos.

3 comentarios:

ALEX B. dijo...

Con un poco de paciencia seguro que acabs encontrándolos tambieb a los mejicanos.
Un beso

AOG dijo...

Gracias Alex, espero que eso pase algún día. Y de momento, disfruto de los amigos que tengo presentes en carne y hueso, y, por supuesto, por internet.

Un abrazo :o)

Arminius dijo...

Este Mundo es un pañuelo, no cabe duda. Cualquier día de estos te encuentras a tus antiguos compañeros por la red, ya verás.

Al menos contar con amigos hace la vida más llevadera, jejejej.

Saluods, abrazos y besos desde México ;)

--Arminius.


Mi palabra fue Paste... como los pastes de Pachuca, que saben deliciosos ^^