viernes, 21 de mayo de 2010

45 kilos de cebollas

AOG, Madrid

Ha vuelto el calor. Ese calor asfixiante que te hace inhalar aire seco y cálido. 

Los árboles están en celo. 



Toda la ciudad está infestada de polencito de árbol flotante. 

Pequeñas nubecitas blancas genéticamente preparadas para hacer crecer un ser vegetal en cuanto el suelo se los permita. 

A las personas con alergia, esta maravilla de la vida vegetal del planeta nos incordia bastante. 

Tengo los ojos igual que los tendría después de haber pelado y cortado 45 kilos de cebollas. 

Me pican la garganta, la nariz y hasta los oídos. 

Y sí, una vez más, me he convertido en una pequeña fábrica ambulante de mocos, estornudos y babas.

Los días como estos me hacen pensar todavía más en la posibilidad de que soy un ser de otro planeta.

No hay pruebas lo sé, pero no importa. 

Es obvio que no soy de este mundo.

2 comentarios:

Mondragón de Malatesta dijo...

Aquí, al otro lado. Pues solamente queda respirar madrugadas tan frías como la sangre de la víbora. Es decir, que apesta a invierno, a húmedo invierno.

Anónimo dijo...

Hola soy administrador de una red de blogs estuve visitando tu página y me pareció muy interesante. Me encantaría que pudiéramos intercambiar links y de esta forma ambos nos ayudamos a difundir nuestros páginas.
Si lo deseas no dudes en escribirme.
Exitos con tu blog.

saludos

Paulo Jose
contacto: paulojose0805@hotmail.com