martes, 18 de mayo de 2010

Perspectiva aérea

AOG, Madrid

Hoy tuve la suerte de encontrarme en la bellísima y nuevísima Terminal 1 del aeropuerto de Barcelona. 

Camino de ella, desde la plaza de Cataluña, descubrí en un autobús, que las mujeres en España, si se lo proponen, son capaces de comunicarse sin alzar la voz. 

Delante mio viajaban dos chicas que, al ver que en el último asiento del vehículo, unos centímetros por encima de ellas, iba un oyente, decidieron utilizar toda su educación y su ingenio para no molestarme y, a la vez, no inmiscuirme en sus vidas personales.

Era muy temprano por la mañana y lo agradecí. 

Supongo que hablarían de tantas cosas como les permitió el recorrido, aunque la falta de volumen, de alguna manera, disminuyó la urgencia que los eventos en las vidas de las mujeres suelen tener. 

Llegué con una hora de adelanto, lo cual me permitió disfrutar del espacio aeroportuario. 

Me encanta ese suelo negro reflejante que han conseguido las baldosas oscuras y brillantes de la terminal.

Al rato, me acerqué a la puerta del avión, esperando ver una cola de gente esperando.  

No había avión, ergo no había cola. 

Me acerqué al mostrador a preguntar si el avión iba con retraso. Había tras él dos personas. Un chico rubio, joven, de origen Este europeo, y una chica morena, gordita, de origen hispano caribeño.

"Hola. ¿Va con retraso?"

(Al unísono)

Él: "No"
Ella: ""

"¿Sí o no?", espeté.

(En Estéreo)

Él: "No."
Ella: "Sí, abordamos en unos diez o 15  minutos".

La naturaleza de la ocasión me dejó atónito.

Normalmente esperamos que las cosas funcionen a la perfección, y neganos que vayan mal, para no descarrilarlas. 

Error grave, ya que todo tren cuya rueda deja la vía, acaba descarrilado por mucho que se niege

La actitud del joven me pareció la típica reacción del mundo moderno que niega la evidencia con tal de que no se note la realidad. 

La realidad siempre es algo que al mundo moderno le aborrece. Creo sin equivocarme que en nuestra sociedad pedimos que la respuesta sea la del chico: "No hay problema alguno, todo va acorde al plan". 

No queremos saber que hay problemas, y si los hay, no nos interesan, nos interesa que las personas pertinentes los arreglen o estén en ello. 

Una postura muy cómoda, he de admitir, pero que rara vez refleja la verdadera situación de las cosas, ni su resultado.

Hollywood nos ha hecho pensar que el que paga manda, y esperamos que nuestras vidas las mejoren los demás porque, al fin y al cabo, para eso les pagamos.

Sin embargo, la reacción natural de la chica caribeña se asemeja mucho más a la vida como en verdad funciona fuera de EEUU, con la diferencia que a ella, la realidad le asusta mucho menos. 

Quizá porque está consciente de sus fronteras y sus capabilidades con los pasajeros cuando el avión está por aterrizar. 

No le dio miedo en absoluto romper con el protocolo europeo de siempre y admitir, es más, revelar, que el avión no solo no había llegado, sino que venía retrasado. 

Supongo que como la aerolínea ya pasa de dar dádivas por los retrasos, el que sepas que vas a llegar tarde les da ya igual, y esta chica no estaba forzada a hacer nada por nadie en ese momento.

No la acuso de nada, es más, admiro su manejo de la situación y su animadversión a mentir al cliente.

No hay avión, sí hay retraso, no hay nada más que pueda hacer por usted ahora mismo, así que regrese a su asiento y no moleste. 

Normal. Es la mejor manera de no tratarte como si fueses idiota y de que no pase lo que le pasó a esta pobre mujer (yo la entiendo y estoy con ella, también he perdido algún vuelo alguna vez):



Aunque es cierto que normalmente las sociedades menos pudientes de Hispanoamérica funcionan muchas veces casi de milagro, fue un soplo de aire fresco la actitud de esta chica, ante el secretismo oficial europeo de su colega de empleo.


Uno negaba la realidad (nadie se pregunte más como Grecia ha conseguido engañar a tanta gente durante tanto tiempo respecto a sus cuentas), y la otra simplemente te decía la verdad para que tú mismo saques tus conclusiones y te busques la vida durante "un ratico".

Sé que no se dará muchas mas veces esta año, pero de momento, me alegra que se diera hoy. 

Me gustó saber la verdad por una vez. 

No pasó nada. No se hundió el mundo, ni ocurrió una calamidad.

¿Hasta cuando me durará esta inopia emocional?

No nos engañemos, todos llevamos una señora china gritona y desesperada por dentro.

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