miércoles, 19 de mayo de 2010

De necios

AOG, Madrid

Hace un mes más o menos, me encontré en la mitad del barrio de Salamanca, una pila de revistas Time de hace 30 años. Para mi, un tesoro. No sé quien las dejó ahí, apiladitas, como para que alguien las llevara a casa y no acabaran en la basura (aunque estaban al pie de un contenedor). 

Su dueño, quizá, había fallecido, y la persona encargada de velar por estos documentos decidió desacerse de ellos, pero a sabiendas de que podrían tener algún valor.

Además de lo interesante que es leer documentos referentes a la Guerra Fría "en tiempo real", es todavía más interesante ver el como han cambiado algunas cosas, y como no lo han hecho otras, aunque hayan pasado 30 o 35 años.

27 de junio, 1977

Esa es la fecha cuando Adolfo Suarez salió en portada. 

La democracia española era entonces algo nuevo, interesante, esperado y anhelado - y no solamente en España. 

Algo también sumamente frágil. 

En aquella era, este país era motivo de discusión en el extranjero. El dictador había muerto, la democracia era aún algo que igual no hiba a cuajar del todo. 

Era además una monarquía en un mundo polarizado, en pie de guerra, pobre, ambriento y lejano de acomodar "lujos" exóticos tales como una restauración Real. 

Durante algunos años más, el país y sus avatares eran motivo de discusión en revistas como Time, y en los periódicos de las capitales europeas y occidentales. 

Probablemente menos en las demás capitales. 

Y con el tiempo, poco a poco, el país se fue convirtiendo en uno de esos países de los que no se suele hablar mucho, a menos que, claro está, ocurra alguna desgracia en él. 

España se fue, como dicen los británicos, "belgicanizando".

Es decir, se convirtió en un país de esos en los que nunca ocurre nada de interés, como Suecia, Luxemburgo, Puerto Rico, Japón, Canadá, etc. por decir algunos.

No es que España sea un sitio aburrido, sino que pasó de ser un problema para las potencias, a ser un país más o menos normalito con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva.

En otras palabras, es como si el vecino del quinto por fin vendió el piano y podemos descansar por las tardes.


Desde entonces hasta ahora, es cierto,  España ha cambiado, y desde fuera, el cambio, ha pasado desapercibido ya que a nadie le interesa conocer mucho de los países "estables" más allá de si nos sirven para algo, o no. 

En el extranjero España es un país más o menos interesante para aquel que se moleste en conocerlo un poco, pero no es que sea un país que destaque más allá de los tópicos que, por desgracia, siguen vivitos y coleando. 

El turismo, los toros, el flamenco, la paella, son cosas que se siguen asociando a España de la misma manera que la torre Eiffel se asocia a Francia, la estatua de la libertad a Nueva York, o el arroz a China.

La otra España, en la que vive la mayoría del país, está ahí, calladita, sin molestar, y no es motivo de portada en ninguna parte. Y mejor que sea así.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, en España han empezado a pasar cosas, unas buenas, otras no tanto, que han hecho que el país destaque un poco. 

Entre las buenas, el mundo del deporte. 

Alonso, Gasol, Nadal, son buenos embajadores, aunque lo único que ellos de verdad venden es su talento.

Entre las malas, la corrupción, los desmadres inmobiliarios de las costas españolas (que a tantos alemanes y británicos han dado más de un dolor de cabeza), inclusive el terrorismo, que sigue siendo motivo de desencuentro con la prensa de algunos países que se empeña en tildar de "nacionalistas" o de "separatistas" a un grupo que es, esencialmente, terrorista.

Y mientras que países tan dispares como Alemania y Argentina han hecho mucho por condenar y ajusticiar los regímenes no democráticos de su pasado, por desgracia, en España, el pasado franquista sigue siendo una piedra al cuello de algunos partidos políticos. 

Y desde hace un par de días, España, y su pasado y legado franquista, han vuelto a las primeras páginas de los principales periódicos europeos. 

En Reino Unido, por ejemplo, The Guardian habla así del juez Garzón.
Y la entradilla del artícula reza:

"Treinta y cinco años después de la muerte del General Francisco Franco, España está finalmente enjuiciando a alguien  conectado con los crímenes de su dictadura y de la Guerra Civil que la precedió.

Desafortunadamente, el acusado en el caso es Baltasar Garzón, el juez que buscaba investigar esos crímenes."

No es el único medio en hacerlo.

También lo hace el New York Times: "Una injusticia en España".

Y Le Monde, e Il Corriere Della Sera, y Spiegel, y Al Jazeera. Por no hablar de los medios en hispanoamérica.

Me pregunto qué es lo que está pasando en España que ha conseguido que el país vuelva a  ser motivo de discusión, pero por las peores razones.

¿Qué ha ocurrido? O mejor dicho, ¿qué no ha ocurrido? ¿Estamos perdiendo el norte entre tanta crisis, especulación y corrupción? 

Garzón irá al tribunal de La Haya como una especie de premio foráneo a una tragedia nacional.

Decir que es una vergüenza lo que ha pasado es decir poco.

Y que algunos medios en España critiquen a la presidenta de Argentina por atreverse a opinar del caso, cuando justamente ese país ha dado grandes pasos para enjuiciar los abusos de sus dictaduras, haciendola, pues, una gran conocedora del tema, me parece de necios.

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