miércoles, 26 de abril de 2006

Sociedades sanas



Hace algunos años, tenía una amiga que tenía muy mala salud. Su enfermedad, que no quiero desvelar, le hacía tener dolores frecuentes desde pequeña. Ya de mayor, las cicatrices de una infancia vivida dentro de un hospital la mayor parte del tiempo no han cerrado del todo. Aunque las físicas ya no le duelen apenas, las psicológicas le afectarán durante muchos años más.

Un día estábamos de vacaciones en Barcelona y hacía buen tiempo. Ella no disfrutaba de nada. Le dolía todo y, aunque no se quejaba, estaba más preocupada con sentirse mal que con disfrutar del momento en el que estábamos. Me sorprendí porque hacía tiempo que sus dolores no le afectaban; por eso mismo estábamos de vacaciones. Cómo la vi especialmente decaída, le pregunté si no se querría curar de una buena vez y dejarse de achaques. Se echó a llorar y nos fuimos al hotel.

Me confesó un tiempo después que no sabría ser quien es si no estuviese enferma de algo. No sabía ser una persona sana. Solo sabía ser ella misma con la identidad de una persona enferma, débil, dolorida, febril y cansada. No sabía estar sana.

Hace poco que ETA declaró un alto el fuego. Este pasado fin de semana alguien, no se sabe quien, atacó una ferretería en Navarra justo al mes de declararse el alto al fuego. Durante esta semana, la oposición ha aducido a más cartas de extorsión, a más de lo mismo.

Me pregunto si estará ocurriendo que Euskadi no sabe vivir sin ETA y si no estará pasando lo mismo en el resto del país. Soy de la opinión que algo de cierto ha de haber en esto. Los países no se adaptan a los grandes cambios de la noche a la mañana. Pueden pasar años antes de que esto ocurra. Si uno va de visita al Reino Unido, pronto se da cuenta de que hay bastantes resquicios de un imperio ya muerto y enterrado. Muchos autores comentan que en la España de comienzos de siglo, se vivía algo parecido. Tuve en Londres dos compañeros de clase rusos que me comentaron que en Rusia, la gente no se ha hecho del todo a la idea de que no son una potencia como lo eran antes. La memoria pervive a los hechos durante mucho tiempo.
En EEUU, si conoces a gente del Sur, muchos hablan de la ocupación militar del Norte como si fuese ayer. La misma Margaret Mitchell dijo que fueron las memorias de su familia y su entorno las que la impulsaron a escribir ‘Lo que el viento se llevó’.

Espero que, si el alto el fuego de ETA es en serio, dentro de muchos años, las sociedades de Euskadi y España hayan aprendido a vivir sin el terrorismo. Que hayan aprendido a no ser sociedades enfermas de si mismas. Que no estén enfermas sólo porque sí. Que no estén enfermas porque no saben estar sanas.



No hay comentarios: