miércoles, 13 de octubre de 2010

Acelerones otoñales



AOG, Madrid

Extraños días los que estoy viviendo.  Muy extraños.

Todo se acelera y todo va despacio a la vez.  Y pareciera que todo se me ha acumulado de golpe: piso, trabajo, oposición, futuro, pasado, presente.

Desde que empezó  el mes de septiembre, mi vida a dado un vuelco y se han inmiscuido varios cambios en ella.

Algunos buenos, otros no tanto. Aunque una amiga alemana siempre me dice que todo cambio es necesario y que no hay cambios buenos y malos, solo hay "el cambio". 

Filosofía interesante. Cierto. 

Mi hermana también me dice que "todo lo que pasa, pasa por alguna razón". Y creo que ella tampoco se equivoca. Aunque ahora mismo, hoy mismo, la razón de nada es lo que tengo en la palma de la mano.

Sigilosamente, como una especie de piedra para cimentar los acontecimientos recientes, he tratado de asentar un poco más mi vida, que ya es dificil porque no para de girar desde el 1 de septiembre cada vez más rápido. 
La semana pasada acudí al Círculo de Bellas Artes para hacerme socio. Puedo utilizar la biblioteca por el módico precio de 15 euros al mes. Francamente me parece una ganga si lo comparo con la posibilidad de no tener donde estudiar, que era justamente el caso hace unos días. 
¿Faltas? Bueno sí, varias. Primero que nada, es una habitación muy calurosa. Salgo de casa con pantalones cortos porque sé que me voy a asar ahí dentro.
La colección de libros tampoco es muy extensa o maravillosa. Aunque esto hasta puede ser positivo pues en vez de andar buscando qué mirar, estudio y punto. 
La gente que va, creo que es el caso, son en su mayoría estudiantes, o, me han dicho por ahí, compañeros opositores de otras oposiciones. 
Y, mi mayor queja, cuando dos chicas se juntan a mi alrededor, invariablemente se pondrán a hablar en voz baja. Les dará igual que estamos todo el mundo estudiando, ellas tienen prioridad para hacer lo que les viene en gana.
En fin. 
Un pequeño mal.

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