domingo, 20 de mayo de 2007

Guerras nuevas, motivos antiguos


AOG, Madrid

La retirada de un monumento en memoria de los soldados soviéticos en Tallín , capital de Estonia, desató una oleada de protestas callejeras (que dejaron un muerto y 43 heridos) y una crisis diplomática entre la república báltica y Rusia. El presidente del Senado ruso pidió la ruptura de relaciones diplomáticas con Tallín, mientras el ministerio de Exteriores ruso afirmó que la retirada del monumento era "blasfema e inhumana".

Rusia considera el monumento como un homenaje a aquéllos que vencieron al fascismo durante la IIª Guerra Mundial, mientras que para muchos estonios se trata de una dolorosa reminiscencia de los casi 50 años de ocupación soviética.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, declaró que Moscú daría "pasos serios" contra Estonia. "Debemos reaccionar sin histeria, pero también dar pasos serios que demostrarán nuestra auténtica actitud ante esta acción inhumana. Creo que ésta es la manera en la que vamos a actuar", declaró el titular ruso según citaron las agencias rusas.

Para Estonia, el monumento era un punto de encuentro para sus ciudadanos de origen ruso y un mal recuerdo de la ocupación soviética del país.

Represalias

Desde que el incidente causó una crisis diplomática entre ambos países el pasado mes de abril, los servicios de Internet de Estonia, un país altamente avanzado técnicamente, están de baja. Según las agencias, están siendo atacados desde el 27 de abril.

Según Estonia, los disturbios que se dieron en la capital fueron diseñados por Rusia. En Moscú, su embajada ha tenido que ser acordonada y barricada por su seguridad después de que un grupo de nacionalistas rusos la atacaron; algo que provocó las protestas de EEUU, la Unión Europea y la OTAN.

Ante tal respuesta, parece ser que Rusia ha dado un par de pasos hacia atrás, sorprendida por el apoyo demostrado a Estonia.

Tras la intervención de Alemania, el embajador estonio se tomo unas “vacaciones” y la barricada termino tan abruptamente como empezó.

Pero los ataques cibernéticos han continuado. Algunos de ellos cambiado las portadas de los sitios web, cambiándolas por propaganda rusa o disculpas falsas, pero la mayoría se concentran en cerrar los sitios. Y parece ser que los ataques se intensifican.

El pasado 9 de mayo- el día que Rusia y sus aliados celebran la derrota de Hitler en Europa- ocurrió el más grande hasta el momento según reportó Hillar Aarelaid, quien está a cargo de las caber defensas del país. Al menos seis sitios web estaban inaccesibles, incluyendo los de los ministerios de Exteriores y Justicia. Este tipo de ataque es común en las páginas menos conocidas de Internet, por ejemplo para exhortar dinero a algún casino online. Pero ningún país ha experimentado este tipo de ataques a esta escala.

La alarma se da allende sus fronteras

La OTAN ha estado poniendo atención de manera especial. Un oficial de alto rango en Bruselas ha declarado que “Si el centro de comunicaciones de un estado miembro es atacado con un misil, lo llamamos un acto de guerra. ¿Cómo llamaríamos a un ataque cibernético que interrumpe o destruye la misma instalación?”.

Un portavoz del ministerio de Defensa de Estonia va más allá al comparar los ataques a los que sufrió EEUU el 11 de septiembre de 2001. Dos especialistas en guerra cibernética de alto rango de la OTAN y su colega estadounidense ya han sido despachados a Talín para observar el impacto. Según el ministerio de Justicia estonio, la ley internacional es de poca ayuda en estos casos.

Los ataques menos sofisticados suelen dejar una huella electrónica. Estonia dice que algunos de los primeros salvos vinieron de ordenadores enlazados al gobierno ruso. Pero la mayoría proviene de ordenadores doméstico de todas partes del mundo. Algunos de ellos pertenecen a ciudadanos que pueden estar enfadados con Estonia.

Hay informes de que en varias paginas web rusas se pueden encontrar instrucciones de cómo hacer estos ataques que deniegan el servicio. Muchos otros están hechos por botnets- cadenas de ordenadores que han sido secuestrados por un virus para tomar parte en estos ataques sin que sus dueños lo sepan. Los botnets pueden ser creados o alquilados de ciber criminales.

Para poder permanecer abierta a los usuarios nacionales, Estonia ha tenido que cortar el acceso a sus sitios desde el extranjero. Esta medida es más perjudicial a su economía que las sanciones limitadas anunciadas por Moscú hasta el momento, como el corte de los servicios de tren entre Talín y San Petersburgo por ejemplo.

Todo esto daña los esfuerzos de contraatacar la propaganda rusa que tacha el país como un zulo fascista. “Hemos vuelto a la edad de piedra cuando tenemos que decirle al mundo lo que está pasando a través del teléfono y el fax”, declara Mikko Hyppönen, experto estonio en Internet, empleado de F-Secure, una compañía finlandesa de seguridad por Internet que ha estado monitorizando los ataques. Según él, la mejor defensa es tener varias redes de servidores en muchos países.

De momento, ese no es uno de los cometidos que NATO desarrolla. Quizá lo sea en un futuro.

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