miércoles, 22 de octubre de 2008

¿No queríamos caldo...?

AOG, Madrid

Parece mentira que a estas alturas no nos demos por enterados del daño hecho a la política exterior de España por algunas (no todas) de las decisiones del Ejecutivo español.


No bastó con faltarle al respesto a la bandera de un país aliado cuando estábamos en la oposición durante cierto desfile militar.

Había que ir a más.


Tampoco fue suficiente el salir precipitadamente de Iraq dando una imagen de aliado poco fiable. Se podía haber hecho de otra manera. Pero no.


¿Y ahora nos sorprende lo que nos pasa?


No contentos con no darnos por aludidos cuando el jurado de EEUU votó en masa para otorgar los JJOO del 2012 a Londres, ahora seguimos rasgándonos las vestiduras por participar en la cumbre de los G-20 de Washington, a la cual España no pertenece y probablemente no pertenezca durante mucho tiempo.


Es curioso, aunque se entiende, ver al jefe del Ejecutivo hacer un berrinche en televisión, movilizando los escasos medios diplomáticos españoles para que Sarkozy, después de haberle dicho a Espagne aquello de rien ne va plus, diga que bueno, que vale, que hará algo.


Para que Barroso diga tres cuartos de lo mismo. Para que Gordon Brown, que necesita más aliados que España necesita turistas, diga que venga, vale, que España también juege.


Y por mucho que nos vendan que somos la octava economía del mundo, somos, al fin y al cabo, lo que somos.


El señor presidente habla de defender el “derecho” de España a participar en esta "cita constituyente".


¡Con lo que fuimos en el Siglo de Oro!


No sólo por nuestro peso económico, sino también porque este país tiene "cosas que aportar a esta cumbre", como por ejemplo su modelo de supervisión de las entidades financieras, que ha hecho que en España hasta "la más pequeña caja de ahorros sobrevive", según sus palabras., mientras en otros países han caído "grandes colosos financieros".

Todo esto está muy bien, pero no cambia las cosas.


Veo que el ejecutivo sabe poco de proberbios chinos. Sobre todo los que aluden a no retar a los dioses ni jactarse de nada porque luego la venganza divina suele estar bien merecida.


De lo que no hay duda es de que esta es la segunda cumbre convocada para arreglar algún marrón de proporciones épicas en la cual no pintamos nada (y ya que estamos, que alguien le diga al señor Solbes que en boca cerrada no entran moscas porque al paso que va, al final nos acabarán echando de la EU del todo).


Alguien debería de informar a La Moncloa que aunque Sarkozy diga misa, y Gordon Brown haga la reverencia, y Barroso toque los timbales, si Madrid no cuenta en Washington, Madrid no cuenta. Punto.


Esto es obviamente una reunión de economías "in" y de países pijos, y como tal no figuramos aunque la vivienda en Madrid sea más cara que en París.


Si hubiesen invitado a los países con más metros de costa bajo ladrillo y cemento, ah bueno, sería otra cosa. Igual entonces no hubiesen invitado a México.


Pero no es el caso.


Y mientras juguemos a pasar de la primera potencia mundial a todos los niveles, así nos irá.


Ya lo dijeron las cortes en el XIX, antes de que expirase la alianza con Alemania: "España no está tan sobrada de amigos".

Poco después empezó la guerra de Cuba.

¿No queríamos caldo?

¡Pues dos tazas!

1 comentario:

Anónimo dijo...

aindamais: retirada de kosovo