Hay días y hay días. Camino del West End, en la Central Line del metro, me puse a leer el libro de relatos qye me acaban de regalar de Haruki Murakami.
Se titula Blind Willow, Sleeping Woman, algo que se traduce más o menos como 'Sauce ciego, mujer dormida'.
Se titula Blind Willow, Sleeping Woman, algo que se traduce más o menos como 'Sauce ciego, mujer dormida'.
Al llegar a la altura de Holborn levanté la cabeza y reparé en que cerca del 80% de los pasajeros en el vagón era de origen oriental. Enfrente tenía una chica de piel muy blanca, vestida a la última, con novio a juego, que tenía toda la pinta de ser japonesa.
Los demás viajeros, aunque orientales, no podría decir de dónde venían particularmente, exceptuando una familia de chinos que hablaban en voz alta y que pude identificar como tales por la lengua y la ropa. Estaban vestidos como chinos.
¿Cómo se visten los chinos? Pues de manera bastante espartana. La ropa suele ser comoda y de colores apagados. Los japoneses suelen ir o de negro, o disfrazados de teenager americano hasta las cejas de droga con los pelos disparados y la ropa 'tendencias' del momento.
Bueno, pues fue un momento totalmente surrealista, leyendo un relato de Murakami ambientado en Tokio, rodeado de gente oriental...en el metro de Londres.
En fin, cuando llegué a Paddington me puse a pensar que, a lo mejor, el libro tenía el poder de conjurar ciudadanos orientales allá dónde se abra.
La verdad es que no lo pensé en serio, pero sí se me antojó como una idea para un relato que me puse a escribir en el Starbucks un poco más tarde.
Y mientras escribía, de nuevo más orientales.
No tantos como en el metro, pero ahí estaban. Junto a la estadounidense que pensaba que en Starbucks uno puede llevar el portatil para hablar con las amigas por Skype a todo pulmón. Era como una escena de una comedia.
Ella chillando, y todos, y cuando digo todos, quiero decir todos los clientes a su alrededor, la mirábamos con asombro. Era increible.
Hay días y hay días.
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