AOG, Madrid
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Apuntes, reseñas, críticas y comentarios sobre la actualidad social, política y cultural.
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La guerra por hacerse con el Polo Norte puede darse por declarada. Canadá, un país prácticamente despoblado en sus latitudes nortes, ha anunciado que construirá un puerto oceánico en la localidad de Nanisivik y una base militar de entrenamiento en la isla de Baffin, en la Bahía Resolute.
Además de eso, se está preparando militarmente. El primer ministro canadiense, Stephen Harper ha anunciado que aumentará el numero de sus guardas polares, los Rangers, de 4100 a 5000, declarando en rueda de prensa que “Este anuncio manda una señal al mundo de que Canadá mantiene una presencia en el Ártico concreta, creciente y a largo plazo”. Sin duda motivada por el interés ruso en la zona. Pero no es el único país.
El gobierno canadiense opina que cuando el hielo polar se derrita, según ellos hacia el 2015, aunque los científicos auguran que no será antes del 2050, se unirán por mar las costas del norte del país en una especie de canal de Panamá polar.
De ser así, las compañías navieras se verían muy beneficiadas. Por ejemplo, la distancia entre Tokio Yokohama y Londres, 21.200 kilómetros a través del canal de Suez, se reduciría a 15.700 kilómetros si la ruta pasará por el Ártico. La misma distancia que hay entre París y Montreal.
David Wilkins, embajador de EEUU en Ottawa no ha dudado en recordar al mundo que “Respetamos el derecho canadiense a crear puertos dentro de su territorio, emplazar tropas donde parezca que ha de hacerlo, pero no esto no cambia nuestra posición”. Para la hiper potencia, las aguas del Norte, son aguas neutrales. Y punto.
Sin embargo, todo puede cambiar. Según Yves Bélanger, experto militar de la Universidad de Québec ha declarado que “Si Canadá asegura su presencia en el Ártico, los submarinos de EEUU serán muy poco bienvenidos”.
Bélanger también ha dicho que el Gobierno canadiense tiene que invertir mucho dinero para poder conseguir este propósito. Las ambiciones árticas pueden costar unos 260 millones de euros al año durante 20 años, a los que hay que añadir una inversión previa de 4.85 billones de euros para la adquisición de entre seis y ocho buques de guerra durante los siguientes 20 años. El presupuesto militar canadiense para el año fiscal 2005-2006 es de 10 billones de euros.
Más dinero tendrá que salir de algún sitio y Canadá, como Rusia, tiene los ojos puestos en el Polo Norte. Se cree que hay depósitos de gas y petróleo bajo el suelo marino, por no decir oro, zinc, plomo y otros minerales. Dinamarca, que no se quedará atrás, mandó el pasado domingo una expedición científica desde Groenlandia.
Estados Unidos y Canadá, aliados en casi todo, coinciden en una cosa: Rusia quiere demostrar que es una potencia que cuenta en la escena internacional. Por eso consideran que el controvertido izado de la bandera rusa en el lecho marino del Polo Norte no es sólo un gesto simbólico. La cosa se complica a partir de aquí, cuando se solapan los intereses de los países que proclaman un trozo del Ártico. Y en este paquete entran también Dinamarca y Noruega, que se dividen la deseada región.
Ottawa no sabe cómo interpretar los últimos eventos y se expresa con cautela, a pesar de que la acción rusa ponga en riesgo la defensa de su soberanía en el Ártico. El primer ministro canadiense, se limita a decir que no puede reaccionar con complacencia. "Es una prueba más de que la soberanía del Norte y en el Ártico será un juego importante en el futuro", dijo Harper.
Moscú responde con "sorpresa" a las declaraciones del ministro canadiense de Exteriores, Peter McKay, en las que decía que la maniobra rusa era una táctica del siglo XV. Su homólogo, Serguéi Lavrov, dejó claro ayer que su país no va sembrando banderas tricolores allí donde le parece.
El Departamento de Estado estadounidense se limita a decir que la proclamación de soberanía que haga el Kremlin deberá ser revisada por la ONU, por el simple hecho de que es uno de los firmantes del Tratado sobre la Ley del Mar. Y por eso su portavoz, Tom Casey, insiste en que la acción rusa no tiene valor.
El Polo Norte está considerado un territorio internacional administrado por la ONU. Si un país puede demostrar que la placa continental se extiende más allá del límite de las 200 millas marinas, entonces tiene derecho a proclamar una zona económica.
Donald McRae, profesor de derecho en la Universidad de Ottawa, explica que Canadá debe probar dos cosas: que son aguas internas y que no forman parte de un estrecho internacional. De ahí la oposición de EEUU.
EEUU saca las garras
Estados Unidos no está dispuesto a quedarse atrás en la carrera por el Ártico (y por el acceso a sus riquezas). El martes de esta semana estaba previsto que partiera hacia Alaska uno de los buques rompehielos de su Guardia Costera. Su misión es científica y tiene como principal objetivo trazar un mapa del lecho marino de la zona conocida como Chukchi Cap, según informa la tripulación.
Washington sigue así los pasos de Rusia, Canadá y Dinamarca, los otros países colindantes del Polo Norte que quieren hacerse con la soberanía de un trozo de este territorio para poder acceder en el futuro a sus recursos energéticos y minerales, que se suponen abundantes.
Para que Estados Unidos pueda reclamar la soberanía de ese territorio y establecer un área económica más allá del límite de las 200 millas marinas de su costa con el fin de explotar sus recursos, debe antes demostrar que se trata de una extensión natural de la placa continental. El establecimiento de una carta submarina tendría, por tanto, ese fin.
Washington, que no es firmante de la convención internacional sobre la Ley del Mar, responde de esta manera a la expedición rusa que a comienzos de mes depositó varias banderas en el lecho marino del Ártico, en una maniobra que desde este lado del Atlántico se consideró mera propaganda.
Nicole Thompson, portavoz del Departamento de Estado, reitera: "Aunque se trata de un logro tecnológico significativo, la colocación de la bandera rusa no tiene efecto legal".
AOG, Madrid
Irán demuestra que puede con el Internet. Aunque cerca del 70% de la población iraní tiene menos de 30 años, y el 28% más o menos está en el paro, la revolución islámica se empeña en hacer vales sus creencias en los más jóvenes.
En un concierto en Karaj, localidad a las afueras de Teherán, la policía detuvo la semana pasada un concierto calificado de satánico por las fuerzas de seguridad iraníes que había sido organizado por Internet. Las autoridades del país tienen por costumbre considerar a casi toda la música y la cultura popular occidental como decadente.
La policía detuvo a 230 festivaleros, muchos de ellos pertenecientes a “familias adineradas de origen iraní afincadas en Suecia y Reino Unido”, según informó Reza Zarei, el jefe de la policía provincial de Teherán, y muchos de los festivaleros eran chicas jóvenes ataviadas de manera “indecente”, según dijeron los oficiales.
Durante el concierto, se incautaron drogas, alcohol y 800 CDs “ilícitos”, además de 20 cámaras de video, que iban a ser utilizadas por los organizadores del concierto para grabar imágenes obscenas y luego chantajear a las chicas con ellas, según la policía.
El evento incluía a cantantes de rock y raperos, además de varias cantantes, algo que las leyes islámicas del país prohíben.
Internet
Las preparaciones habían sido tan secretas que los participantes no se enteraron de la ubicación del concierto hasta horas antes, y aunque se habían contratado guardias de seguridad para hacer de vigías y se habían hecho planes para limpiar la zona al terminar el evento, la policía encontró hasta 150 botellas de alcohol y bastante marihuana.
Según Zarei declaró a ISNA, la agencia de noticias iraní, esta era la primera vez que decenas de hombres y mujeres habían sido “convocados a través de Internet”. El régimen rara vez permite conciertos de rock aunque a veces estos ocurran en locales ilegales tales como un parking bajo tierra.
Moral islámica
La redada del pasado miércoles formó parte de la campaña gubernamental de “seguridad social” durante la cual la policía ha arrestado o sancionado a miles de mujeres cuyas prendas y pañuelos no fueron calificados de ser lo suficientemente islámicos.
Aunque estas campañas ocurren periódicamente en el país, las de este año han sido particularmente intensas y han durado bastante más que en otras ocasiones dado el sentimiento por parte del gobierno de que EEUU está tratando de derrocar al régimen islámico a través de una revolución suave (Soft revolution).
El mes de Julio la policía dobló el número de oficiales que participan en las denominadas “patrullas morales” y les han mandado arrestar a cualquier chico que lleve un corte de pelo occidental.
Después de arrestados, los jóvenes son puestos en libertad únicamente tras haber denunciado a su peluquero y haber firmado una promesa de cambiar de corte de pelo. Tienen por obligación el volver a la comisaría para demostrar que lo han hecho. La imagen muestra a una agente de policía pidiendo a una chica que se ajuste el pañuelo y observe el Hijab.
Cierre de un periódico
Esta semana, el Poder Judicial de Irán ha ordenado por segunda vez en menos de un año, el cierre del periódico reformista más popular del país, Shargh (Oriente), por haber publicado una entrevista con la escritora iraní Saghi Ghahraman, exiliada en Canadá y conocida por su postura crítica contra el régimen chií de Teherán. Ghahraman está acusada por el régimen de “actuar contra la revolución" islámica y de promover la homosexualidad.
El vicedirector para Asuntos Relacionados con la Prensa del Ministerio de Cultura y Orientación Islámica, Ali Reza Malekian ha declarado que la Sharg “ha sido cerrado por haber publicado una entrevista con una persona antirevolucionaria que tiene fama de transmitir temas inmorales” y ha señalado que Ghahraman "es conocida por su revista electrónica en Internet Cheragh (luz) (www.cheragh.pglo.org) , donde muestra contenidos inmorales".
El abogado de Sharg, Mahmud Alizadeh, ha rechazado las acusaciones contra el rotativo y ha calificado de "ilegal" la decisión de cerrarlo, ya que "no pueden impedir la publicación de un periódico por una entrevista donde no se ha hablado de asuntos inmorales". Una postura similar ha manifestado el director del diario, Mehdi Rahmanian, al recordar que en la entrevista "no había nada inmoral".
El periódico Shargh reapareció en Irán en mayo pasado, unos nueve después de que fuera cerrado por primera vez por haber publicado una caricatura que fue considerada como falta de respeto a Mahmud Ahmadineyad.
La foto que incluyo la he sacado de la página de la organización IRQO: Iranian Queer Organization. Muestra a dos jóvenes iraníes que han sido latigados públicamente por organizar una fiesta gay.