lunes, 17 de enero de 2011

Año Nuevo y Chino

AOG, Madrid

Han pasado varios días desde que empezó el 2011 y, he de admitir, que este año he notado la muy bien conocida y trasnochada 'cuesta de enero'.

Hablando con una amiga hace un par de días, ella me comentaba que estaba sorprendida con la lentitud del país para recomenzar. Que la resaca de la Navidad 2010 aún era notable.

Me contó que había puesto un anuncio para buscar una secretaria, pero que apenas el pasado jueves empezaron a llegar los currículums y el interés. 

El anuncio, curiosamente,  lo había publicado la primera semana de enero.

Consecuentemente, el año empieza lentamente para todos. 

Quizá ocurre que no nos queremos desperezar del todo de las fiestas y encarar la que se avecina: un año más de crisis. 

Aunque también puede ser un año más de oportunidad, de esperanza, de gratas sorpresas. En fin, un año nuevo, con todas las páginas en blanco. Como todos. Pero como dijo Mafalda, ¡habrá que ver quien tiene los codos en el tintero!

Yo he dado el año por comenzado con el interés por los idiomas. 

La semana pasada me apunté por fin a clases en L'Alliance Française. Pero las clases no empiezan hasta el día 18 de enero. Para ellos también empieza todo un poco rezagado.

Y por si fuera poco, la semana pasada acudí con un amigo a La Tabacalera, o el centro social autogestionado, como reza en su página web

Se trata de un espacio 'Okupa' que hay en Madrid, en la glorieta de Embajadores. 


Esta imagen muestra uno de sus espacios culturales. Y tiene varios.
Nunca había estado antes y, francamente, el sitio es impresionante de lo inmenso y laberíntico que es.

En él pude presenciar clases de baile tropical, de Big Band, pude ver muestras de un grafitti alternativo, aunque de estilo también conocido.  Las imágenes suelen tener un elemento de enfado, de cabreo. Se reivindica algo casi siempre.

Me sorprendió un espacio espiritual sólo para personas negras. No dudo que lo necesiten, pero me extrañó ver algo excluyente en un sitio que parece ser incluyente sobre todo.

Pero lo que para mi fue impresionante de verdad dentro de este sitio, es el hecho de que una persona, o en este caso varias, regalen su tiempo para hacer algo productivo por los demás. 

La semana pasada acudí a mi primera clase de chino, impartida por una profesora llamada Teresa, y que, además, es gratuita.

La clase, al no costar nada a los asistentes, estaba abarrotada. Según el email que me llegó esta mañana éramos unos 60 alumnos, y las profesoras han decidido dividirnos en 3 grupos, de unas 20 personas cada uno, con diferentes días de asistencia. 

Yo me he apuntado al único día que no coincidía con francés, y mi amigo ha hecho lo mismo para que vayamos juntos.

Siempre es mejor la vida compartida, ¿no?

Confieso que mi pareja -además de regalarme las clases de francés-, me regaló un método de chino que todavía no he utilizado mucho. 

Miedo, sobre todo, y también la falta de tiempo son los principales responsables de que esto haya sido así.

Pero he de decir que la clase de la semana pasada me quitó un poco de miedo a la lengua más hablada del planeta: el chino mandarín. 

Es decir, aunque el inglés sea la lengua más universal que tenemos en el planeta, bien es cierto que hay más chinoparlantes que angloparlantes. 

Sobre todo si sumamos a los chinos que también hablan inglés. 

O cuando menos, eso que está tan de moda decir que se habla hoy en día: Globish,* o el inglés globalizado que hablan las personas cuya lengua materna no es el inglés. Es decir, el inglés que se habla en Barcelona y en Manaus.

No hay comentarios: