Este fin de semana acudí al teatro. La obra, esta vez, era conocida: ¿Estás ahí? De Javier Daulte.
La primera vez que la vi fue en Barcelona. Trabajaban Joan Joel y Clara Segura. Fue tan magnífica que, sin apenas hablar una palabra de catalán, me enteré del 80% de lo que pasaba.
Hace un par de años la vi de nuevo en Buenos Aires.
Era curioso ver una obra estrenada en Londres por un autor Argentino en la ciudad del Plata. No menos curioso que haberla visto en Barcelona en catalán. Me gustó mucho.
Este sábado la pude ver en Madrid. Clara Segura repetía cartelera y junto con ella Paco León.
Exquisita.
Hubo comparaciones, claro. Por ejemplo, Clara Segura en catalán tiene mucha más fuerza que en castellano, más, digamos, mala leche.
Paco León, como siempre, buenísimo como actor.
La única queja por mi parte es el calibre del concurrido y estimado público. Quizá por tratarse de Paco León y ser él una figura de la televisión, el público era muy variado y aquí y allá, alguna señora respondía a los actores de vez en cuando, para incordio de los demás asistentes y, probablemente, de los actores en escena.
No se trataba de un guiñol o una pantomima Navideña.
Le Dieu du Carnage
Hace un par de semanas acudí a ver en el teatro Alcázar 'Un Dios Salvaje' (Le Dieu du Carnage en su título original que no es lo mismo a lo que han titulado en castellano, comme d’habitude…), de Yasmina Reza, autora de Arte (entrevista en El País aquí), y dirigida por Tamzin Townsend- entrevista con ella aquí.
Puedo decir que el elenco, Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Molero, no estaba muy en forma el día que yo fui.
Al principio parecía que ellas estaban medio dormidas. Aitana se mantuvo en ese estado de quasi sopor hasta el final. Le faltaba energía por todas partes. Ver una mujer enfadada encarnada en una mujer no enfadada es una cosa rara. En verdad parecía que se había tomado un válium antes de empezar la obra.
Maribel, según avanzaba la obra, mejoraba, aunque todavía recuerdo el destrozo de los tulipanes llevado a cabo con la fuerza de un suspiro cuando requería la energía de un huracán.
Cine es cine. Teatro es teatro. Necesitan diferentes típos de energía por parte de los actores.
En cuanto a los varones, a veces bien, otras algo flojitos, aunque más consistentes que ellas.
A veces me daba la impresión que en vez de actuar, repetían el guión, como si se tratase de un ensayo y no la representación.
No busco culpable aunque muchos de mis acompañantes culpaban a la directora.
Al igual que en el Teatro Lara, más humilde que el Alcázar, el público no paraba de interactuar con los actores. Era, además de vergonzoso, cansino.
Parecía un patio de comedias del siglo XVIII más que una obra moderna del XXI (la obra fue estrenada en París en el 2006).
El País dio a la obra una muy buena reseña, al igual que Telemadrid y TVE. Creo que, por desgracia, una de dos cosas ha ocurrido: o no la han visto y se ven obligados a decir que es una buena obra de teatro, o peor, la ha visto y se ven en el compromiso de tener que decir que es una buena obra de teatro por algún interés que desconozco.
Me niego a pensar que no tienen el criterio suficiente.
Ayer comentaba con unos amigos como el Teatro Alcázar, ubicado en la calle Alcalá, había puesto en escena una obra de teatro flojita aunque con actores conocidos, mientras que el teatro Lara, en una calle secundaria algo alejado de Gran Vía, había logrado una súper obra de teatro que te mantiene interesado de principio a fin.
¿Moraleja?
Una obra no tiene por qué ser magnífica por el simple hecho de estar en la cartelera de un gran teatro.
La primera vez que la vi fue en Barcelona. Trabajaban Joan Joel y Clara Segura. Fue tan magnífica que, sin apenas hablar una palabra de catalán, me enteré del 80% de lo que pasaba.
Hace un par de años la vi de nuevo en Buenos Aires.
Era curioso ver una obra estrenada en Londres por un autor Argentino en la ciudad del Plata. No menos curioso que haberla visto en Barcelona en catalán. Me gustó mucho.
Este sábado la pude ver en Madrid. Clara Segura repetía cartelera y junto con ella Paco León.
Exquisita.
Hubo comparaciones, claro. Por ejemplo, Clara Segura en catalán tiene mucha más fuerza que en castellano, más, digamos, mala leche.
Paco León, como siempre, buenísimo como actor.
La única queja por mi parte es el calibre del concurrido y estimado público. Quizá por tratarse de Paco León y ser él una figura de la televisión, el público era muy variado y aquí y allá, alguna señora respondía a los actores de vez en cuando, para incordio de los demás asistentes y, probablemente, de los actores en escena.
No se trataba de un guiñol o una pantomima Navideña.
Le Dieu du Carnage
Hace un par de semanas acudí a ver en el teatro Alcázar 'Un Dios Salvaje' (Le Dieu du Carnage en su título original que no es lo mismo a lo que han titulado en castellano, comme d’habitude…), de Yasmina Reza, autora de Arte (entrevista en El País aquí), y dirigida por Tamzin Townsend- entrevista con ella aquí.
Puedo decir que el elenco, Aitana Sánchez-Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Molero, no estaba muy en forma el día que yo fui.
Al principio parecía que ellas estaban medio dormidas. Aitana se mantuvo en ese estado de quasi sopor hasta el final. Le faltaba energía por todas partes. Ver una mujer enfadada encarnada en una mujer no enfadada es una cosa rara. En verdad parecía que se había tomado un válium antes de empezar la obra.
Maribel, según avanzaba la obra, mejoraba, aunque todavía recuerdo el destrozo de los tulipanes llevado a cabo con la fuerza de un suspiro cuando requería la energía de un huracán.
Cine es cine. Teatro es teatro. Necesitan diferentes típos de energía por parte de los actores.
En cuanto a los varones, a veces bien, otras algo flojitos, aunque más consistentes que ellas.
A veces me daba la impresión que en vez de actuar, repetían el guión, como si se tratase de un ensayo y no la representación.
No busco culpable aunque muchos de mis acompañantes culpaban a la directora.
Al igual que en el Teatro Lara, más humilde que el Alcázar, el público no paraba de interactuar con los actores. Era, además de vergonzoso, cansino.
Parecía un patio de comedias del siglo XVIII más que una obra moderna del XXI (la obra fue estrenada en París en el 2006).
El País dio a la obra una muy buena reseña, al igual que Telemadrid y TVE. Creo que, por desgracia, una de dos cosas ha ocurrido: o no la han visto y se ven obligados a decir que es una buena obra de teatro, o peor, la ha visto y se ven en el compromiso de tener que decir que es una buena obra de teatro por algún interés que desconozco.
Me niego a pensar que no tienen el criterio suficiente.
Ayer comentaba con unos amigos como el Teatro Alcázar, ubicado en la calle Alcalá, había puesto en escena una obra de teatro flojita aunque con actores conocidos, mientras que el teatro Lara, en una calle secundaria algo alejado de Gran Vía, había logrado una súper obra de teatro que te mantiene interesado de principio a fin.
¿Moraleja?
Una obra no tiene por qué ser magnífica por el simple hecho de estar en la cartelera de un gran teatro.
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