AOG. Madrid
El pasado 7 de octubre, la periodista rusa Anna Politkóvskaya fue asesinada en el ascensor del edificio donde vivía en Moscú. Era el mismo día en que Vladimir Putin cumplía 54 años. Anna Politkóvskaya trabajaba para el periódico independiente Novaya Gazeta, uno de los más críticos con el gobierno de Putin. Su muerte elevó a 12 el número de periodistas asesinados en Rusia desde que Putin llegó al poder en 2000. Para Novaya Gazeta, es su segundo redactor asesinado. Igor Domnikov, reportero y editor de ese periódico, fue asesinado en junio de 2000.
Organismos como el Comité de Protección de los Periodistas (Committee for the Protection of Journalists), o Reporteros Sin Fronteras, denuncian constantemente la opresión y el maltrato de los periodistas en Rusia. Muchas de las acusaciones apuntan al gobierno de Putin como principal culpable. Sin embargo, periodistas como Maria Galitskikh, economista de la revista Vedomosti, no están de acuerdo. "No depende de Putin; en Rusia desde siempre hay periodistas muertos" dice Maria. "Si tratamos temas de guerra, además de peligroso es ilegal. Es anti patriótico criticar al gobierno. Claro, siempre hay periodistas que buscan información secreta. Ahí está el peligro". Vasiliy Kashin, periodista de internacional de Vedomosti, también desmiente las teorías que señalan al gobierno ruso. "Probablemente más de 12 periodistas habrán sido asesinados, pero no hay evidencia de que estas muertes tengan que ver con el gobierno. Rusia tiene un alto índice de criminalidad y el nivel de asesinatos es de los más altos del mundo. Podemos ser asesinados tan fácilmente como los demás ciudadanos. No tenemos una protección especial. Si escribimos acerca de la mafia o la corrupción ¡aumenta la posibilididad de que nos maten!". Una visión que Kashin extiende a la muerte de Politkóvskaya. "Llevaba años denunciando al gobierno de Chechenia sin consecuencias; no la mataron entonces. No la han matado ahora".
Olga Melikjan trabaja en la agencia de noticias estatal Ria Novosti. Según ella, el gobierno presiona a los dueños de los medios, no a los periodistas. "Estos millonarios suelen tener otros intereses que les proporcionan más beneficios. Putin les persigue por eso", dice Melikjan.
Kashin defiende esta teoría. "Hay un nivel significativo de control sobre la televisión, pero no una censura al estilo soviético. Los canales privados quieren mantener una buena relación con el gobierno lo que ocasiona una censura propia. Pero los periódicos y, sobre todo, Internet, son incontrolables".
Para Galitskikh hay otro factor que tener en cuenta. "No siempre escribimos lo que queremos porque pensamos que nadie nos va a creer." Rodrigo Fernández, corresponsal de El País en Moscú, comparte esa idea. "Al gobierno le interesa sólo la televisión; la controla. Los diarios tienen poca tirada. En cierto sentido tienen mucha libertad de prensa. Se leen cosas que en Europa cerrarían el periódico, pero muchas cosas no salen; no sé si es que hay autocensura o presión gubernamental, pero algo pasa", dice Fernández.
Sin embargo, para algunos periodistas el gobierno ejerce una presión desmesurada. Una fuente del diario Kommersant que no quiso ser identificada dijo que muchos periodistas temen al gobierno. "El Kremlin mira atentamente a la oposición. Ir en su contra es anti patriótico. Publicar entrevistas a guerrilleros chechenos es ilegal. La presión existe y Kommersant es de la oposición. ¡Mi jefe, Boris Berezovsky, está acusado de financiar a guerrilleros chechenos! Si escribimos acerca de la política rusa en Chechenia o Georgia pasamos miedo". Al preguntar cómo se manifiesta la presión la fuente guarda silencio. Cuando responde, habla de Anna Politkóvskaya. "Su muerte fue un shock. De momento todo apunta a Chechenia, su mafia y su gobierno, que son lo mismo. ¿Quién es el siguiente blanco? Dependerá de la posición que tome el periodista. Quizá su muerte es un aviso. Ahora depende de a quien se está avisando. Yo también tengo familia".
El 10 de octubre, tres días después del asesinato, Putin condenó desde Alemania la muerte de Politkóvskaya y dijo que su muerte hacía daño a Rusia. "Será investigada y los culpables juzgados". Olga Melikjan no vio nada malo en el retraso. "¿Por qué debería Putin decir algo? No es algo importante para el gobierno". Kashin tampoco vio nada raro. "No era un problema tan serio como para que el gobierno reaccionara. Era sólo una periodista que a Putin no le gustaba ¿qué esperábamos?".
Organismos como el Comité de Protección de los Periodistas (Committee for the Protection of Journalists), o Reporteros Sin Fronteras, denuncian constantemente la opresión y el maltrato de los periodistas en Rusia. Muchas de las acusaciones apuntan al gobierno de Putin como principal culpable. Sin embargo, periodistas como Maria Galitskikh, economista de la revista Vedomosti, no están de acuerdo. "No depende de Putin; en Rusia desde siempre hay periodistas muertos" dice Maria. "Si tratamos temas de guerra, además de peligroso es ilegal. Es anti patriótico criticar al gobierno. Claro, siempre hay periodistas que buscan información secreta. Ahí está el peligro". Vasiliy Kashin, periodista de internacional de Vedomosti, también desmiente las teorías que señalan al gobierno ruso. "Probablemente más de 12 periodistas habrán sido asesinados, pero no hay evidencia de que estas muertes tengan que ver con el gobierno. Rusia tiene un alto índice de criminalidad y el nivel de asesinatos es de los más altos del mundo. Podemos ser asesinados tan fácilmente como los demás ciudadanos. No tenemos una protección especial. Si escribimos acerca de la mafia o la corrupción ¡aumenta la posibilididad de que nos maten!". Una visión que Kashin extiende a la muerte de Politkóvskaya. "Llevaba años denunciando al gobierno de Chechenia sin consecuencias; no la mataron entonces. No la han matado ahora".
Olga Melikjan trabaja en la agencia de noticias estatal Ria Novosti. Según ella, el gobierno presiona a los dueños de los medios, no a los periodistas. "Estos millonarios suelen tener otros intereses que les proporcionan más beneficios. Putin les persigue por eso", dice Melikjan.
Kashin defiende esta teoría. "Hay un nivel significativo de control sobre la televisión, pero no una censura al estilo soviético. Los canales privados quieren mantener una buena relación con el gobierno lo que ocasiona una censura propia. Pero los periódicos y, sobre todo, Internet, son incontrolables".
Para Galitskikh hay otro factor que tener en cuenta. "No siempre escribimos lo que queremos porque pensamos que nadie nos va a creer." Rodrigo Fernández, corresponsal de El País en Moscú, comparte esa idea. "Al gobierno le interesa sólo la televisión; la controla. Los diarios tienen poca tirada. En cierto sentido tienen mucha libertad de prensa. Se leen cosas que en Europa cerrarían el periódico, pero muchas cosas no salen; no sé si es que hay autocensura o presión gubernamental, pero algo pasa", dice Fernández.
Sin embargo, para algunos periodistas el gobierno ejerce una presión desmesurada. Una fuente del diario Kommersant que no quiso ser identificada dijo que muchos periodistas temen al gobierno. "El Kremlin mira atentamente a la oposición. Ir en su contra es anti patriótico. Publicar entrevistas a guerrilleros chechenos es ilegal. La presión existe y Kommersant es de la oposición. ¡Mi jefe, Boris Berezovsky, está acusado de financiar a guerrilleros chechenos! Si escribimos acerca de la política rusa en Chechenia o Georgia pasamos miedo". Al preguntar cómo se manifiesta la presión la fuente guarda silencio. Cuando responde, habla de Anna Politkóvskaya. "Su muerte fue un shock. De momento todo apunta a Chechenia, su mafia y su gobierno, que son lo mismo. ¿Quién es el siguiente blanco? Dependerá de la posición que tome el periodista. Quizá su muerte es un aviso. Ahora depende de a quien se está avisando. Yo también tengo familia".
El 10 de octubre, tres días después del asesinato, Putin condenó desde Alemania la muerte de Politkóvskaya y dijo que su muerte hacía daño a Rusia. "Será investigada y los culpables juzgados". Olga Melikjan no vio nada malo en el retraso. "¿Por qué debería Putin decir algo? No es algo importante para el gobierno". Kashin tampoco vio nada raro. "No era un problema tan serio como para que el gobierno reaccionara. Era sólo una periodista que a Putin no le gustaba ¿qué esperábamos?".
1 comentario:
Ahora no, por no tener tiempo, pero otro dia te devuelvo la visita de lector, que tu has hecho a lo que yo escribo. Hoy solo te agradezco que te hayas pasado por mi pagina y hayas dejado constancia, de generosa letra en lo que a mi se refiere, cuando a mi te refieres, eso, gracias.
Publicar un comentario