Hoy es uno de esos días atípicos de Madrid. Llueve. Ayer estuvo el cielo nublado todo el día, y grís por la tarde.
Anocheció a eso de las 17:30.
Y hoy, más que Madrid, esto parece Londres.
Estoy en el café de a lado de casa. Y llueve. Chispéa, como dicen en México.
Me siento en el sofá, escucho el light Jazz que tienen puesto en el Diurno, y me transporto a otro sitio, como solía hacer en Londres. Pero el viaje es más corto ahora. Además de que me vuelvo enseguida.
Lo primero que me vino a la cabeza fue Nueva York. Ciudad que conozco, pero en la que nunca llegué a vivir.
Es curioso lo de las ciudades.
Cuando era pequeño, tenía una fantasía viajera.
Pensaba que de mayor conseguiría vivir en muchas ciudades distintas. Vivir.
Es decir, estar ahí un año, o dos. Y después me iría a otra.
Y así conocería el mundo y crecería como persona.
Pero luego la vida me llevó por otros derroteros y ahora viajo, sí, pero vuelvo a casa (aunque no descarto que igual algún día pueda vivir en Nueva York).
Por un lado, es un lujo para una persona como yo el tener una casa a donde volver ya que, como dice la canción, "Wherever I lay my hat, that's my home". Donde quiera que deje el sombrero, ahí está mi hogar.
He padecido una vida errante. Padecido, vivido, sufrido, disfrutado, cargado con...me sobran las etiquetas.
Siempre he envidiado a las personas que nacen en un sitio, crecen en él, viajan, pero siempre saben donde está su hogar. No es mi caso.
Mi único hogar, y gracias Rilke por la idea, es la infancia. De ahí viene todo.
Y hoy, mientras que escucho a Jamie Cullum cantar, miro por la ventana, veo caer la lluvia, y pienso que si estuviera en Nueva York, y lloviese, estaría pensando en Madrid.
Y me vuelvo.
Anocheció a eso de las 17:30.
Y hoy, más que Madrid, esto parece Londres.
Estoy en el café de a lado de casa. Y llueve. Chispéa, como dicen en México.
Me siento en el sofá, escucho el light Jazz que tienen puesto en el Diurno, y me transporto a otro sitio, como solía hacer en Londres. Pero el viaje es más corto ahora. Además de que me vuelvo enseguida.
Lo primero que me vino a la cabeza fue Nueva York. Ciudad que conozco, pero en la que nunca llegué a vivir.
Es curioso lo de las ciudades.
Cuando era pequeño, tenía una fantasía viajera.
Pensaba que de mayor conseguiría vivir en muchas ciudades distintas. Vivir.
Es decir, estar ahí un año, o dos. Y después me iría a otra.
Y así conocería el mundo y crecería como persona.
Pero luego la vida me llevó por otros derroteros y ahora viajo, sí, pero vuelvo a casa (aunque no descarto que igual algún día pueda vivir en Nueva York).
Por un lado, es un lujo para una persona como yo el tener una casa a donde volver ya que, como dice la canción, "Wherever I lay my hat, that's my home". Donde quiera que deje el sombrero, ahí está mi hogar.
He padecido una vida errante. Padecido, vivido, sufrido, disfrutado, cargado con...me sobran las etiquetas.
Siempre he envidiado a las personas que nacen en un sitio, crecen en él, viajan, pero siempre saben donde está su hogar. No es mi caso.
Mi único hogar, y gracias Rilke por la idea, es la infancia. De ahí viene todo.
Y hoy, mientras que escucho a Jamie Cullum cantar, miro por la ventana, veo caer la lluvia, y pienso que si estuviera en Nueva York, y lloviese, estaría pensando en Madrid.
Y me vuelvo.
4 comentarios:
Hola Ynot, te cuento que yo viví mi infancia y parte de mi adolescencia en Lima. La ciudad es desordenada pero tan sencilla para muchas cosas que al trasladarme a Barcelona noté en principio un cambio al que luego le noté semejanzas, sobre todo en estos meses donde el clima es variable.
Al menos en Lima notaba las estrellas y aquí se esconden, pero estando en la terraza de casa fumando un cigarrillo y sintiendo la húmedad fría me evoca a aquellos pasajes de mi infancia que no volverán y no porque ahora ya sea un adulto, sino por que encuentro en otro espacio y en otra situación.
Por cierto agregaré un enlace en mi blog con dirección al tuyo.
Un Saludo
Yo soy de las que encontró su lugar en el mundo.
Como dice la canción de Sabina y Fito Paez."En Buenos Aires falta guita pero sobran
corazones condenados a latir.
En Buenos Aires amanezco, resucito,
me defiendo a gritos, quiero ser feliz."
Saludos.
Silvi
No conozco Lima aún, pero me parece una capital muy interesante. Barcelona la conozco algo más, pero no vivo ahí; aunque se supone que algún día lo haré.
gracias por enlazarme Saúl
Silvi,
Cuando fui a Buenos Aires, aún vivía en Londres. Y ya el primer día pensé, "ojala viviera aquí". Es una ciudad en la que creo que encajaría muy bien. Sobre todo por dos razones, el nivel cultural, que me parece soberbio. Y dos...Mafalda.
Y con eso te lo digo todo.
Espero verte más veces por aquí.
Un saludo
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