AOG, Madrid
Hoy terminé de leer 'Bilbao-New York-Bilbao', de Kirmen Uribe - ganador del Premio Nacional de Narrativa 2009.
El escritor Juan Cruz hace una pequeña reseña del libro en su blog aquí.
El blog librosyliteratura.com hace lo mismo aquí.
Fue un regalo de mi pareja para el día de San Jorge que en Cataluña y México (si mal no recuerdo) se celebra regalando un libro al ser amado (y en Cataluña también una flor).
He de decir que el libro posee una sensibilidad enorme.
Al menos eso me pareció a mi.
Las últimas dos páginas me hicieron llorar, y eso que no son tristes.
Al menos eso me pareció a mi.
Las últimas dos páginas me hicieron llorar, y eso que no son tristes.
Es curioso este libro.
Empecé a leerlo con cierto retraso a mi pareja ya que, paradójicamente, es un libro que ambos nos regalamos sin saber que el otro lo hacía. ¿Zeitgeist? Diría que sí. Pero del bueno.
Desde Barcelona él se me adelantaba y me iba empujando a que comenzara la lectura.
Terminados mis exámenes en junio, conseguí dedicarme a la lectura.
El libro en sí no es extenso (aunque sí lo sea su contenido), pero me ha tomado cuatro meses terminarlo.
Es cierto que es un libro que se lee en un par de días, pero me gusta que haya estado tanto tiempo leyéndolo.
Es cierto que es un libro que se lee en un par de días, pero me gusta que haya estado tanto tiempo leyéndolo.
Uno lee como antiguamente, cuando no había televisión, la gente que podía, leía horas y horas al día. No entiendo como lo hacían, y en cierta manera los envidio. Me gustaría poder hacerlo.
Por desgracia (quizá por suerte), nuestra era es visual, digital, y cibernética. Poco a poco las cosas del pasado se van quedando atrás y aún no hemos desarrollado rituales nuevos para acompañar a la tecnología que nos rodea.
En fin.
El libro, confieso, me gustó mucho al principio. Luego empezo a gustarme menos. No lo entendía (bueno, tampoco creo que lo he entendido del todo al haberlo acabado), y al ser una estructura nueva, se me enrevesaba poco a poco. No encontraba la trama, o la veía cogida con alfileres (problema mio, no del libro).
Mientras tanto, desde Cataluña me decían por teléfono que era un libro para seres sensibles, un poco en tono de mofa, un poco en todo cariñoso.
Continué con la lectura pues si hay algo que odio en este mundo es dejar libros sin terminar. Esto no significa que he terminado de leer todos los libros que poseo, significa simplemente que hay algunos que tardo años en terminar.
El 'Ulises' de Joyce es un buen ejemplo. Lo compré en Londres, me parece, que en 1997. Trece años más tarde aún está por terminar. Lo cojo, lo leo, lo dejo.
Hace cuatro años empecé a leer 'Al este del Edén' de Steinbeck. Aún hoy está por terminar y es el único que he empezado a leer desde el principio dos veces ya.
Recuerdo haber leído de alguien que nunca viajaba con libros que ya había leído, sólo con libros por leer. Creo que yo he hecho siempre lo mismo, pero sin proponérmelo.
Simplemente ha sido así.
El problema es que cuando tienes muchos libros y poco tiempo, tratas de leer de golpe, y siempre que te cae entre manos algo nuevo, lo tratas de leer enseguida, y esto no suele ocurrir.
Mientras tanto, desde Cataluña me decían por teléfono que era un libro para seres sensibles, un poco en tono de mofa, un poco en todo cariñoso.
Continué con la lectura pues si hay algo que odio en este mundo es dejar libros sin terminar. Esto no significa que he terminado de leer todos los libros que poseo, significa simplemente que hay algunos que tardo años en terminar.
El 'Ulises' de Joyce es un buen ejemplo. Lo compré en Londres, me parece, que en 1997. Trece años más tarde aún está por terminar. Lo cojo, lo leo, lo dejo.
Hace cuatro años empecé a leer 'Al este del Edén' de Steinbeck. Aún hoy está por terminar y es el único que he empezado a leer desde el principio dos veces ya.
Recuerdo haber leído de alguien que nunca viajaba con libros que ya había leído, sólo con libros por leer. Creo que yo he hecho siempre lo mismo, pero sin proponérmelo.
Simplemente ha sido así.
El problema es que cuando tienes muchos libros y poco tiempo, tratas de leer de golpe, y siempre que te cae entre manos algo nuevo, lo tratas de leer enseguida, y esto no suele ocurrir.
Pero volviendo al libro de Uribe.
La semana pasada decidí, un poco hastiado, que debería de terminar la lectura.
Quise terminarlo el pasado viernes pero el agotamiento físico que acarreo desde hace tiempo me lo impidió día tras día.
De alguna manera, hoy encontré un remanso de paz en el Diurno y, tras tomarme un cafe y leer ambos El País y El Mundo, en vez de irme a casa, vi un sofá que hace esquina que estaba libre, y me reubiqué rápidamente sobre él. Ahí leí los dos últimos capítulos.
Todo aquello que venía acarreando respecto al libro que era negativo se fue disipando. No es que fuese negativo, es que el negativo era yo.
De alguna manera, mi vida logró inmiscuirse en el acto de lectura y manchaba todo porque ahora mismo no está equilibrada del todo.
El libro es, en mi opinión, un pozo de sentidos sensible y delicado.
Una de esas flores en forma de nube a las que soplas y salen las semillitas solas por los aires. Es, por decir algo que no sé decir mejor, muy bonito. Es un libro muy bonito.
Y mejor aún, es un libro del que aprendes algo. Y algo he aprendido, sin duda. De hecho, creo que he aprendido varios algos, no solo uno.
Y hoy me acostaré pensando un poco en esos capítulos que he ido hilando a desgana a veces, y con mucho cariño otras (las que más).
La semana pasada decidí, un poco hastiado, que debería de terminar la lectura.
Quise terminarlo el pasado viernes pero el agotamiento físico que acarreo desde hace tiempo me lo impidió día tras día.
De alguna manera, hoy encontré un remanso de paz en el Diurno y, tras tomarme un cafe y leer ambos El País y El Mundo, en vez de irme a casa, vi un sofá que hace esquina que estaba libre, y me reubiqué rápidamente sobre él. Ahí leí los dos últimos capítulos.
Todo aquello que venía acarreando respecto al libro que era negativo se fue disipando. No es que fuese negativo, es que el negativo era yo.
De alguna manera, mi vida logró inmiscuirse en el acto de lectura y manchaba todo porque ahora mismo no está equilibrada del todo.
El libro es, en mi opinión, un pozo de sentidos sensible y delicado.
Una de esas flores en forma de nube a las que soplas y salen las semillitas solas por los aires. Es, por decir algo que no sé decir mejor, muy bonito. Es un libro muy bonito.
Y mejor aún, es un libro del que aprendes algo. Y algo he aprendido, sin duda. De hecho, creo que he aprendido varios algos, no solo uno.
Y hoy me acostaré pensando un poco en esos capítulos que he ido hilando a desgana a veces, y con mucho cariño otras (las que más).
Y música
Cambiando de tercio un poco, quiero compartir dos canciones.
La primera es una canción que de momento, al menos para mi, se ha convertido en la canción del verano.
He encontrado hasta 14 versiones distintas de ella y las llevo en el iPod. Es "All the lovers" de Kylie Minogue.
El video no es el oficial, ya que por alguna razón You Tube no te permite copiarlo.
Así que pego la versión que alguna
alma caritativa ha fabricado para personas como yo.
La canción la escuché en vivo durante el Orgullo de Madrid hace unas semanas. Tiene algo de melancolía y ensueño.
No lo puedo describir mejor. Es de esas que te hacen cerrar los ojos y te llevan. Puedo decir que cada vez que la escucho me entran ganas de bailar.
He encontrado hasta 14 versiones distintas de ella y las llevo en el iPod. Es "All the lovers" de Kylie Minogue.
El video no es el oficial, ya que por alguna razón You Tube no te permite copiarlo.
Así que pego la versión que alguna
alma caritativa ha fabricado para personas como yo.
La canción la escuché en vivo durante el Orgullo de Madrid hace unas semanas. Tiene algo de melancolía y ensueño.
No lo puedo describir mejor. Es de esas que te hacen cerrar los ojos y te llevan. Puedo decir que cada vez que la escucho me entran ganas de bailar.
La otra es una canción que escuché por primera vez hace un mes también.
Estaba con un par de amigos en un bar de Chueca que se llama Lío en la calle Pelayo, un domingo de karaoeke.
Habíamos llegado tarde y, antes de irnos, decidimos tomar algo.
Estaba con un par de amigos en un bar de Chueca que se llama Lío en la calle Pelayo, un domingo de karaoeke.
Habíamos llegado tarde y, antes de irnos, decidimos tomar algo.
De repente, un video con unas chicas de algún país oriental salió en pantalla.
Al principio pensé que serían japonesas, pero la lengua no me lo parecía.
No soy experto en lenguas, pero ese sonido no era japonés.
Enseguida me acerqué al DJ y le pregunté que quienes eran esas chicas.
"Brown Eyed Girls", me dijo.
La canción se llama 'Abracadabra' y me gusta el sonido 'Disco' que tiene.
Me quedé con el nombre del grupo pero olvidé el momento. Una vez más mi vida se metió en mi vida y me desbarató los planes.
Este domingo me vi una vez más en el Lío con uno de los amigos de hacía un mes.
Esta vez pudimos participar del karaoke del bar. Y una vez más pusieron la canción. Yo estaba encantado; más aún que hace un mes.
Y así termina este post.
Con un buen libro que acabó demasiado pronto, y con dos buenas canciones que me acompañarán este verano y, supongo, buena parte del otoño. Aún no he decidio cual será el próximo libro que lea.
Quizá el Les Particules élémentaires de Houellebec que comenzé en Londres hace mes y medio y sigue sin ser terminado.
Me gustó mucho más de lo que pensaba, y lo dejé por fidelidad al de Uribe.
Creo que fue una elección acertada.
Al principio pensé que serían japonesas, pero la lengua no me lo parecía.
No soy experto en lenguas, pero ese sonido no era japonés.
Enseguida me acerqué al DJ y le pregunté que quienes eran esas chicas.
"Brown Eyed Girls", me dijo.
La canción se llama 'Abracadabra' y me gusta el sonido 'Disco' que tiene.
Me quedé con el nombre del grupo pero olvidé el momento. Una vez más mi vida se metió en mi vida y me desbarató los planes.
Este domingo me vi una vez más en el Lío con uno de los amigos de hacía un mes.
Esta vez pudimos participar del karaoke del bar. Y una vez más pusieron la canción. Yo estaba encantado; más aún que hace un mes.
Y así termina este post.
Con un buen libro que acabó demasiado pronto, y con dos buenas canciones que me acompañarán este verano y, supongo, buena parte del otoño. Aún no he decidio cual será el próximo libro que lea.
Quizá el Les Particules élémentaires de Houellebec que comenzé en Londres hace mes y medio y sigue sin ser terminado.
Me gustó mucho más de lo que pensaba, y lo dejé por fidelidad al de Uribe.
Creo que fue una elección acertada.
4 comentarios:
Efectivamene me gustan las dos carreras que has dicho en tu comentario, la de periodista me encanta, aquí en España no se puede ejercer sin título,aunque en los programas basuras ejerzan los famosos, esos que dicen que lo son, que yo no sé porque lo son; pero la de derecho me gusta mucho más, en mi trabajo he desempeñado varios puestos como Jefe de Negociado, en todos ellos he usado diversas normativas en las que me he puesto al día para desempeñarlos mejor, y me ha ido bien, aunque no tenga la carrera de derecho, pero la prática me ha servido de mucho.
Yo he leído mucho también, como dices ahora se lee menos, con esto de los ordenadores y de los blog, en los que se hacen tantas y tan buenas amistades, al menos yo he hecho muchas y muy buenas amistades a través del mío, espero que seamos amigos tú y yo.
También he dejado algunos libros sin terminar, como El Pendulo.
Lo de la jubilación te llegará, porque el tiempo pasa muy rápido, ya lo verás, cuando menos lo pienses.
Un abrazo de esta nueva amiga bloguera.
Ya somos amigos. :o)
Un beso muy fuerte
Tengo que tener a este nuevo ser (libro) en mi repertorio de libros. Un dato más, un dato más...
¿Qué dato necesitas? Si puedo te lo doy. Te recomiendo mucho el libro en cuestión. Es algo distinto. Y bueno por ser distinto.
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