AOG, Londres
La estancia en Londres de estos últimos días no ha hecho más que reforzar mi empeño en vivir fuera de la isla.
Estaba haciendo de turista con unos amigos por el centro, cuando se sucedió un pequeño desfile de soldaditos uniformados dentro de la parte del Horse Guards Parade que da a Whitehall.
De alguna manera, mi pareja y yo convencimos a nuestro amigo para que se subiese a un poste de esos que no permiten que pasen los coches (y que no llega más alto que la cadera) para que viese mejor lo que pasaba.
Estaba cayendo la noche (aunque no eran ni las cinco de la tarde) y habíamos pasado una buena tarde paseando por Green Park, Picadilly, y haciéndonos fotos frente al palacio de Buckingham.
Nuestro amigo, cámara digital en mano, estaba un poco reacio a subirse al poste al principio, pero de alguna manera le convencimos. A los pocos segundos, un policía se le acercó y con muy malas maneras le dijo que se bajara inmediatamente. Nuestro amigo no habla mucho inglés, pero entendió lo que le decían. Me acerqué para ayudarle a bajar, y, por desgracia, tuve que presenciar la descarga verbal del policía en la cual le decía algo así como “nunca más en tu vida me vuelvas a poner la mano encima” con toda la mala leche del mundo.
¿Su crimen?
El haberse apoyado un par de segundos sobre el hombro del uniformado para poder bajar sin romperse la cabeza, o una pierna.
Me parece excesivo e innecesario.
Ante la ya conocida prepotencia del cuerpo de policía (da igual el país, en general suelen ser personas muy dadas a abusar de su uniforme), no sabía si decirle que mi amigo no entendía lo que le estaba diciendo.
Mi amigo, al no haberse enterado mucho de lo que le habían dicho, no se preocupó mucho por el incidente. Yo, sin embargo, había sido testigo a un ataque verbal hacia una persona y estaba de muy mal humor. No diré que me aguó la tarde, pero casi.
Al cabo de un rato estábamos haciendo chistes y paseando por el Soho.
Fuimos a cenar al Bodeans, un restaurante de barbacoas (BBQ) estadounidense que suele tener buena comida ubicado cerca de Oxford Street. Normalmente pedimos Clam Chowder, una sopa de Nueva Inglaterra hecha con crema y almejas. Es deliciosa.
Normalmente la hacen muy bien, sin embargo, en esta ocasión, el que la cocine estuviese cerrando hizo que nos dieran gato por liebre, o lo que es lo mismo, patata por almeja.
No bastaba que la sopa hubiese sido recalentada en el microondas, sino que un plato que normalmente lleva algo de patata, ahora llevaba algo de almejas, y mucho de patatas. Patatas a medio descongelar, por cierto.
Si, ya sé que esto puede pasar en cualquier sitio. Pero pasó este día, y yo estaba de mal humor.
Además, nos negaron un café, y luego nos cobraron un 12,5% de propina.
La estancia en Londres de estos últimos días no ha hecho más que reforzar mi empeño en vivir fuera de la isla.
Estaba haciendo de turista con unos amigos por el centro, cuando se sucedió un pequeño desfile de soldaditos uniformados dentro de la parte del Horse Guards Parade que da a Whitehall.
De alguna manera, mi pareja y yo convencimos a nuestro amigo para que se subiese a un poste de esos que no permiten que pasen los coches (y que no llega más alto que la cadera) para que viese mejor lo que pasaba.
Estaba cayendo la noche (aunque no eran ni las cinco de la tarde) y habíamos pasado una buena tarde paseando por Green Park, Picadilly, y haciéndonos fotos frente al palacio de Buckingham.
Nuestro amigo, cámara digital en mano, estaba un poco reacio a subirse al poste al principio, pero de alguna manera le convencimos. A los pocos segundos, un policía se le acercó y con muy malas maneras le dijo que se bajara inmediatamente. Nuestro amigo no habla mucho inglés, pero entendió lo que le decían. Me acerqué para ayudarle a bajar, y, por desgracia, tuve que presenciar la descarga verbal del policía en la cual le decía algo así como “nunca más en tu vida me vuelvas a poner la mano encima” con toda la mala leche del mundo.
¿Su crimen?
El haberse apoyado un par de segundos sobre el hombro del uniformado para poder bajar sin romperse la cabeza, o una pierna.
Me parece excesivo e innecesario.
Ante la ya conocida prepotencia del cuerpo de policía (da igual el país, en general suelen ser personas muy dadas a abusar de su uniforme), no sabía si decirle que mi amigo no entendía lo que le estaba diciendo.
Mi amigo, al no haberse enterado mucho de lo que le habían dicho, no se preocupó mucho por el incidente. Yo, sin embargo, había sido testigo a un ataque verbal hacia una persona y estaba de muy mal humor. No diré que me aguó la tarde, pero casi.
Al cabo de un rato estábamos haciendo chistes y paseando por el Soho.
Fuimos a cenar al Bodeans, un restaurante de barbacoas (BBQ) estadounidense que suele tener buena comida ubicado cerca de Oxford Street. Normalmente pedimos Clam Chowder, una sopa de Nueva Inglaterra hecha con crema y almejas. Es deliciosa.
Normalmente la hacen muy bien, sin embargo, en esta ocasión, el que la cocine estuviese cerrando hizo que nos dieran gato por liebre, o lo que es lo mismo, patata por almeja.
No bastaba que la sopa hubiese sido recalentada en el microondas, sino que un plato que normalmente lleva algo de patata, ahora llevaba algo de almejas, y mucho de patatas. Patatas a medio descongelar, por cierto.
Si, ya sé que esto puede pasar en cualquier sitio. Pero pasó este día, y yo estaba de mal humor.
Además, nos negaron un café, y luego nos cobraron un 12,5% de propina.
4 comentarios:
Bueno, no se si el abuso de autoridad es solo propio de Inglaterra, mi visión sobre los ingleses es de mas allá de la periferia, creo que la mala educación y la falta de humanidad se encuentra en cualquier sitio, como el abuso en el servicio y el cobro en restaurantes. Hace como un mes invite a unos amigos a almorzar, vinieron desde Sevilla, Alicante, y Madrid, a Montilla (Córdoba), que es mi lugar de origen. reserve mesa en un restaurante de confianza, que ademas suelo frecuentar, y te juro que sentí bochorno, ademas de caro, la comida dejaba mucho que desear...
Bueno, son cosas que pasan, lo importante es disfrutar con los amigos...
Creo que los reyes dejaron algo para ti en mi blog.... Besos, Antoñi
En México, al policia se le llama "Puerco".
Me temo que sea ya cosa de la globalización, los malos tratos que propinan los servidores "públicos".
Antoñi, por desgracia el abuso de autoridad no es propio de los ingleses sólamente, es propio de nuestra especie.
No conozco Montilla, y estuve una vez en Córdoba pero solo de paso, y no vi nada más que la judería que recuerdo mal y poco.
Tienes razón, lo importante es disfrutar de los amigos.
Un abrazo
PS: Gracias por el regalo ;)
GatoPardo...creo que ese mal trato antecede a la globalización. Creo que nos acompaña desde siempre.
Por desgracia, claro.
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