AOG, Madrid
Ayer tuve la suerte de estar invitado a dos eventos sociales: un cumpleaños, y una cena de navidad. Tras la ansiedad inicial de tener que escoger uno sobre el otro, decidí acudir primero al cumpleaños, y después a lo que quedaba de la cena, que a esas alturas eran copas y no cena.
Cuando vas a un cumpleaños, es más que probable que conozcas a gente nueva. Siempre me parece curiosa la fauna personal que cada uno acumulamos con el tiempo, y que cuando se conoce entre sí, convive más o menos educadamente al tener un vínculo en común: el/la festejad@.
Así pasó ayer por la noche. De todas las personas que conocí, la que más me impactó fue una chica no española que llevaba 17 años en Madrid.
Nos pusimos a hablar y me contaba del Madrid al que ella llegó, y como éste era distinto de la ciudad de hoy en día.
"La vida nocturna era mucho mejor. Había más cultura", fue la frase que nos mantuvo ocupados bastante tiempo. Ella dijo una cosa, y yo entendí otra.
Se refería a la oferta músico-social y cabaretera de la época que, "Aún vivía del coletazo de la Movida", me dijo. Parece ser que antes, por Madrid, salir era encontrarse con cualquier cosa por la noche. Bailes y músicos que hacían lo suyo de repente y sin avisar. "Happenings" antes de que existieran los "Happenings".
"Ahora Madrid es como el resto de Europa. Está muy aguada".
Yo entendía, al principio, que el problema era que la gente que sale, o al menos la que yo veo, suelen ser jóvenes con poco bagage cultural. Y utilicé la palabra "corriente". Y ella la tomó para significar otra cosa, y me dijo "Sí, corriente, como en el resto de Europa". Y de repente vi lo que quiso decirme con eso. Que algo había cambiado, pero no a mejor.
Me pareció muy interesante el utilizar la vida nocturna de un país para hacer una crítica social de 17 años.
También es cierto, aunque yo no se lo dije, que ella era 17 años más mayor, y también lo serían aquellos que a la ciudad dieron ese sello de originalidad.
Y podría jurar que el relevo generacional no se ha producido. Creo que no me equivoco al decir que, hoy en día, nuestra sociedad va perdiendo poco a poco su punto de originalidad para enseñar su cara más descafeinada y anodina.
Es curioso que cuando uno viaja se encuentra las mismas tiendas más o menos. Y esto tiene su repercusión social. Si vestimos todos igual, y consumimos todos igual, ¿acaso no existe el riesgo de que acabemos todos igual?
Hace unos 12 años, cuando estaba estudiando, escribí un ensayo para la clase de Filosofía en la que hablaba del mundo gay. Se titulaba simplemente "The Gay City".
Mi argumento era simplemente que la "Ciudad gay" es la misma vayas donde vayas: se repiten los mismos bares, tópicos, tipos, música, modas, drogas, &c.
Los argumentos que defienden esta teoría van desde la necesidad de imponer un frente común y homogéneo ante una sociedad que nos discrimina, hasta el simple complejo de inferioridad que acarreamos todos los humanos al creer que todo lo de fuera es siempre mejor.
Gracias a dios, (y no, no quiero utilizar la mayúscula), hay variantes. Pero en general, en la ciudad gay, escuchamos más o menos lo mismo, nos vestimos más o menos igual, y vivimos más o menos con las mismas preocupaciones y limitaciones sociales.
Para conseguir mi propósito, le pedí a varios amigos gays que trabajaban en aerolíneas, que me trajesen ejemplos de la publicidad gay de aquellas ciudades donde fuesen.
Al cabo de un par de meses, tenía en casa unos 200 ejemplos de Europa, EEUU, Hispanoamérica y Asia que me decían a gritos lo que yo sospechaba, que, al menos estéticamente hablando, la imagen del hombre gay en 1997 era la misma tanto en México como en Barcelona, París, Bangkok o San Francisco.
Y se puede resumir con la siguiente idea: el hedonismo. Un culto al cuerpo, a la música, a la noche, ¿al placer?
Es obvio que mucho de la Grecia clásica pervive en el mundo gay. Y con razón, ya que Grecia fue de las pocas sociedades de la historia de la humanidad en la que las relaciones entre hombres no estaban formuladas como una enfermedad, o un desvío, o un pecado, o cualquier otra de las estupideces con las que nos topamos hoy en día, gracias, sobre todo, a las religiones monoteístas.
Pero dejemos ese tema para otra ocasión.
El caso es que la queja de mi nueva amiga ayer se puede ver en otros sitios.
Londres en los años 1970, Nueva York en los 1980.
"Culture" & "counterculture"
Y poco a poco la cultura occidental canibaliza lo local y lo cambia por lo universal. ¿Y qué es lo universal?
Las definiciones abundan, pero propongo esta para la época en la que vivo, es decir, los últimos días del año 2009, lo universal es aquello que se parece en todos los aspectos a la doblegación de una cultura de altos vuelos vista, vivida, y rechazada por las masivas clases populares que no han tenido suficiente acceso a ésta, y no saben, ni entienden, nada de ella, y, al no tener la confianza suficiente de crear algo propio, les es más fácil adquirir algo ajeno.
Y el mejor ejemplo de esto, al menos en España, es ver a chicos que han salido de los famosos 'barrios periféricos' vistiendo y comportándose como si fuesen chicos nacidos en los 'barrios periféricos' de EEUU. Es decir, inmersos en los aspectos de la cultura urbana negra de EEUU.
Escuchar Rap español, o alemán, o francés, o inclusive británico, es algo muy extraño. Tan extraño como escuchar flamenco cantado en ruso.
Y no es que lo hagan bien o mal, es que es algo que puede influir, pero no influye sino que directamente invade, y por invitación propia. Tengo amigos que me explican que es que ellos ven el movimiento cultural como algo propio, les llena y les habla. Y me parece bien. ¿Quien soy yo para criticar?
Pero el problema no son ellos. El problema es la gente que los ve, y no entiende lo que ven, pero lo copian, sin ir más allá de lo estético.
En general los llaman 'chonis', 'raperos' y hasta 'bakalas', aunque estas tres tribus urbanas no son lo mismo, sí tienen cosas el común.
Entiendo que rechazen la cultura nacional, por las rzones que sean, pero no ofrecen una alternativa propia; ofrecen una fotocopia (aunque con tinta nacional) de un movimiento contracultural extranjero. Popular, sí, pero de tilde estadounidense.
Y aunque no niego el impacto cultural del mayor productor de cultura popular del momento, todos sabemos que es más fácil copiar que innovar.
Ya ocurrió antes entre los Beat y los Hippies algo parecido aunque con matices propios, claro.
Unos estudiaban filosofía para rechazar el mundo moderno, y los otros lo rechazaban sin más.
Y sin ir más lejos, supongo que toda la historia de la humanidad ha sido (y probablemente será) este modelo.
De vuelta a la noche de ayer
Tras el cumpleaños me reuní con los compañeros de la cena de navidad. Estaban en una especie de disco-bar madrileño.
Es obvio que España está en crisis porque la cola para entrar era inmensa, el precio de la entrada (con consumición) bastante alto, el sitio estaba desbordado, la gente iba muy encopetada y la música era repetitiva no en el sentido de que era estridente, sino que cada 4 canciones, ponían otra vez la misma.
Un compañero me dijo que seguramente en Londres no había sitios "cutres como este", uno de los más famosos de Madrid y con 4o años de historia.
Y me tuve que callar la respuesta.
Ayer tuve la suerte de estar invitado a dos eventos sociales: un cumpleaños, y una cena de navidad. Tras la ansiedad inicial de tener que escoger uno sobre el otro, decidí acudir primero al cumpleaños, y después a lo que quedaba de la cena, que a esas alturas eran copas y no cena.
Cuando vas a un cumpleaños, es más que probable que conozcas a gente nueva. Siempre me parece curiosa la fauna personal que cada uno acumulamos con el tiempo, y que cuando se conoce entre sí, convive más o menos educadamente al tener un vínculo en común: el/la festejad@.
Así pasó ayer por la noche. De todas las personas que conocí, la que más me impactó fue una chica no española que llevaba 17 años en Madrid.
Nos pusimos a hablar y me contaba del Madrid al que ella llegó, y como éste era distinto de la ciudad de hoy en día.
"La vida nocturna era mucho mejor. Había más cultura", fue la frase que nos mantuvo ocupados bastante tiempo. Ella dijo una cosa, y yo entendí otra.
Se refería a la oferta músico-social y cabaretera de la época que, "Aún vivía del coletazo de la Movida", me dijo. Parece ser que antes, por Madrid, salir era encontrarse con cualquier cosa por la noche. Bailes y músicos que hacían lo suyo de repente y sin avisar. "Happenings" antes de que existieran los "Happenings".
"Ahora Madrid es como el resto de Europa. Está muy aguada".
Yo entendía, al principio, que el problema era que la gente que sale, o al menos la que yo veo, suelen ser jóvenes con poco bagage cultural. Y utilicé la palabra "corriente". Y ella la tomó para significar otra cosa, y me dijo "Sí, corriente, como en el resto de Europa". Y de repente vi lo que quiso decirme con eso. Que algo había cambiado, pero no a mejor.
Me pareció muy interesante el utilizar la vida nocturna de un país para hacer una crítica social de 17 años.
También es cierto, aunque yo no se lo dije, que ella era 17 años más mayor, y también lo serían aquellos que a la ciudad dieron ese sello de originalidad.
Y podría jurar que el relevo generacional no se ha producido. Creo que no me equivoco al decir que, hoy en día, nuestra sociedad va perdiendo poco a poco su punto de originalidad para enseñar su cara más descafeinada y anodina.
Es curioso que cuando uno viaja se encuentra las mismas tiendas más o menos. Y esto tiene su repercusión social. Si vestimos todos igual, y consumimos todos igual, ¿acaso no existe el riesgo de que acabemos todos igual?
Hace unos 12 años, cuando estaba estudiando, escribí un ensayo para la clase de Filosofía en la que hablaba del mundo gay. Se titulaba simplemente "The Gay City".
Mi argumento era simplemente que la "Ciudad gay" es la misma vayas donde vayas: se repiten los mismos bares, tópicos, tipos, música, modas, drogas, &c.
Los argumentos que defienden esta teoría van desde la necesidad de imponer un frente común y homogéneo ante una sociedad que nos discrimina, hasta el simple complejo de inferioridad que acarreamos todos los humanos al creer que todo lo de fuera es siempre mejor.
Gracias a dios, (y no, no quiero utilizar la mayúscula), hay variantes. Pero en general, en la ciudad gay, escuchamos más o menos lo mismo, nos vestimos más o menos igual, y vivimos más o menos con las mismas preocupaciones y limitaciones sociales.
Para conseguir mi propósito, le pedí a varios amigos gays que trabajaban en aerolíneas, que me trajesen ejemplos de la publicidad gay de aquellas ciudades donde fuesen.
Al cabo de un par de meses, tenía en casa unos 200 ejemplos de Europa, EEUU, Hispanoamérica y Asia que me decían a gritos lo que yo sospechaba, que, al menos estéticamente hablando, la imagen del hombre gay en 1997 era la misma tanto en México como en Barcelona, París, Bangkok o San Francisco.
Y se puede resumir con la siguiente idea: el hedonismo. Un culto al cuerpo, a la música, a la noche, ¿al placer?
Es obvio que mucho de la Grecia clásica pervive en el mundo gay. Y con razón, ya que Grecia fue de las pocas sociedades de la historia de la humanidad en la que las relaciones entre hombres no estaban formuladas como una enfermedad, o un desvío, o un pecado, o cualquier otra de las estupideces con las que nos topamos hoy en día, gracias, sobre todo, a las religiones monoteístas.
Pero dejemos ese tema para otra ocasión.
El caso es que la queja de mi nueva amiga ayer se puede ver en otros sitios.
Londres en los años 1970, Nueva York en los 1980.
"Culture" & "counterculture"
Y poco a poco la cultura occidental canibaliza lo local y lo cambia por lo universal. ¿Y qué es lo universal?
Las definiciones abundan, pero propongo esta para la época en la que vivo, es decir, los últimos días del año 2009, lo universal es aquello que se parece en todos los aspectos a la doblegación de una cultura de altos vuelos vista, vivida, y rechazada por las masivas clases populares que no han tenido suficiente acceso a ésta, y no saben, ni entienden, nada de ella, y, al no tener la confianza suficiente de crear algo propio, les es más fácil adquirir algo ajeno.
Y el mejor ejemplo de esto, al menos en España, es ver a chicos que han salido de los famosos 'barrios periféricos' vistiendo y comportándose como si fuesen chicos nacidos en los 'barrios periféricos' de EEUU. Es decir, inmersos en los aspectos de la cultura urbana negra de EEUU.
Escuchar Rap español, o alemán, o francés, o inclusive británico, es algo muy extraño. Tan extraño como escuchar flamenco cantado en ruso.
Y no es que lo hagan bien o mal, es que es algo que puede influir, pero no influye sino que directamente invade, y por invitación propia. Tengo amigos que me explican que es que ellos ven el movimiento cultural como algo propio, les llena y les habla. Y me parece bien. ¿Quien soy yo para criticar?
Pero el problema no son ellos. El problema es la gente que los ve, y no entiende lo que ven, pero lo copian, sin ir más allá de lo estético.
En general los llaman 'chonis', 'raperos' y hasta 'bakalas', aunque estas tres tribus urbanas no son lo mismo, sí tienen cosas el común.
Entiendo que rechazen la cultura nacional, por las rzones que sean, pero no ofrecen una alternativa propia; ofrecen una fotocopia (aunque con tinta nacional) de un movimiento contracultural extranjero. Popular, sí, pero de tilde estadounidense.
Y aunque no niego el impacto cultural del mayor productor de cultura popular del momento, todos sabemos que es más fácil copiar que innovar.
Ya ocurrió antes entre los Beat y los Hippies algo parecido aunque con matices propios, claro.
Unos estudiaban filosofía para rechazar el mundo moderno, y los otros lo rechazaban sin más.
Y sin ir más lejos, supongo que toda la historia de la humanidad ha sido (y probablemente será) este modelo.
De vuelta a la noche de ayer
Tras el cumpleaños me reuní con los compañeros de la cena de navidad. Estaban en una especie de disco-bar madrileño.
Es obvio que España está en crisis porque la cola para entrar era inmensa, el precio de la entrada (con consumición) bastante alto, el sitio estaba desbordado, la gente iba muy encopetada y la música era repetitiva no en el sentido de que era estridente, sino que cada 4 canciones, ponían otra vez la misma.
Un compañero me dijo que seguramente en Londres no había sitios "cutres como este", uno de los más famosos de Madrid y con 4o años de historia.
Y me tuve que callar la respuesta.
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