sábado, 3 de octubre de 2009

Incógnitas Iberianas

AOG, Sitges

Yo de verdad trato de ir por la vida con la mayor información posible. Al menos eso creo.

Lo digo porque, en teoría, cuanto más sepas de algo, mejor. Bueno, resulta que yo tenía dos billetes de puente aéreo a Barcelona. Uno Madrid-Barcelona, y otro que podía ser Madrid-Barcelona, o Barcelona-Madrid. Billetes Cap-i-Cua, digamos. O palindrómicos. O al menos eso creía yo.


Hace un mes más o menos, hablé con la aerolínea de bandera (aún nacional, no como Seat que pertenece a VW y nos la venden como algo todavía local, que ya no lo es) y la señorita con la que hablé se esforzó mucho en diferenciar entre ambos billetes. Uno era de ida, y el otro podía ser o de ida, o de vuelta. Pero no eran lo mismo. Creo que la entendí.

Me dio los números de los dos y me dijo cual es cual. Los apunté, y me apunté las diferencias entre ellos.

Esta mañana fui al mostrador de Iberia en la T4. Un señor muy simpático se lió un poco con el tema. No me explicaba, o yo no entendí, la diferencia entre uno y otro. Es decir, yo entendí perféctamente bien lo que me dijeron por teléfono, pero el señor de Iberia me confundió hasta el punto que dejé de creer lo que daba por entendido.

Me mandó al mostrador de ventas ya que el sistema no le dejaba ver cual era cual y, claro, si utilizaba el billete equivocado, me quedaba en Barcelona sin poder volver.

En ventas, otro señor, educado ma non troppo, me lió aún más. Creo que al decirme por segunda vez que me sobraban números al darle el número del billete, dejé de pensar y decidí rendirme ante la marea de Iberia y sus sistemas que me rodeaba por todas partes.

Me parecía curioso que me espetara, educadamente a su manera, que me sobraban números.

Bueno, me sobran números, pero son los que me dieron en su empresa. ¿No creerá que llamé al tele-tarot y me los dieron al azar a ver si colaban? ¿O igual piensa que lo estaba haciendo a propósito para fastidiarle?

Curiosamente, en un momento de la negociación casí sentí la necesidad de disculparme. Era una mini tragedia en toda regla.

En fin, el buen señor me dio el impreso que confirmaba lo que yo le había dicho y me lió una vez más respecto a los billetes.

Volví al mostrador anterior sin saber si los billetes son intercambiables o no lo eran. Por teléfono me habían dicho que no. En ambos mostradores de la T4 me habían dicho que sí, y que no, y que sí. Pero que no.

El buen señor del primer mostrador me dijo que el vuelo estaba lleno y que me había guardado el asiento de la ventana. Normalmente prefiero viajar en el pasillo, así no molesto a nadie cuando voy al baño, o cualquier cosa.

Al darme la tarjeta de embarque, una vez más, me empezó a explicar lo inexplicable. Que los billetes esto y lo otro y no sé qué. De buen corazón. Pero es que a cada frase se contradecía y luego contradecía a su compañero -y ambos contradecían a la chica del call center de Iberia-.

En fin, con el trajín se me olvidó que tenía una botella de agua en la maleta que quería subir al avión (me parece un poco cara el botellín que te venden a bordo, y lo mismo digo del que te venden en las máquinas del aeropuerto).

Cuando el chico de los rayos X me lo dijo, sin esperar, cogí la botella y me la bebí de golpe. Se quedó atónito. Le pedí disculpas por mi acción tan repentina. "Me da igual, es solo lo que diga el de verde", refiriéndose al Guardia Civil.


Subí al avión que, como dijo el señor del mostrador, iba lleno. Sobre todo de pasajeros estadounidenses.

Hacía tiempo que no volaba en ventanilla. Lo hice al volver de Brasil en agosto, pero al ser de noche, poco pude ver.

Me gustó ver desde el aire el trazado del AVE a la altura de Calatayud. Sé que era el AVE porque, de la manera más infantil, el avión y el tren se pusieron a hacer carreritas a ver quien iba más rápido. Es curioso que desde el aire el tren va lento; lentísimo. Y el avión igual. Es curioso cómo cambian las percepciones cuando cambian las perspectivas.

Al poco rato perdimos al AVE de vista (yo estaba escuchando a Gianna Gianini en el iPod).


El pasajero a mi derecha leía de manera intermitente un método de japonés. Traté de dormir algo (me había despertado a las 06:30) pero el paisaje y la música me tenían absorto. Tendré que ver si al final el billete era el adecuado o no en un unas horas.

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