Esta mañana me levanté en Madrid a las 4 para coger el vuelo a Londres de las 7:25 desde Barajas. Estoy aquí para hacer un artículo sobre la agitación cultural en la capital británica.
Un compañero de clase irá a París para hacer lo mismo. Parece ser que en los Banlieue, especialmente en Clichy-sous-Bois, hay un cierto movimiento artístico-cultural el cual queremos plasmar en la revista de fin de curso.
Desgraciadamente para mi, en Londres no hay Banlieues de los que hablar. Es una ciudad integrada en donde casi todos los barrios tienen pobres y ricos viviendo unos enfrente de los otros (menos en Mayfair claro). Es un modelo de integración que los ingleses creen que es bastante modélico y suficiente para ellos. En cierta manera tienen razón.
Al no haber suburbios del estilo de París, los disturbios que ahí ocurrieron el año pasado no se dan. Se suelen dar otros, pero los ingleses aún no acaban de entender el por qué se han dado. Con lo cual, el impacto de este modelo en la sociedad británica está aún por conocerse.
En fin. Tras hablar con una amiga de la facultad, Nicky, que ahora vive en Jativa desde enero, empecé a contactar con las personas que ella me recomendó para hacer el artículo.
Me fui a la Royal Academy of Arts en Picadilly para hablar con una de ellas. La chica en cuestión no sabía nada de mi. Nicky no le había contado nada. “Typical Nicky!” me dijo.
Al final no me pudo ayudar. Lo que busco parece ser demasiado underground para el personal de la Royal Academy. Sin embargo, antes de marcharme me preguntó si quería ver la exhibición del Rodin. No puedo más que recomendarla. La escultura de Rodin es mucho más impresionante de lo que yo pensaba. Recuerdo haber visto a El Pensador de pequeño, no sé en que país lo habré hecho.
Desde entonces no lo he vuelto a ver hasta hoy. Me encantó poder volver a verlo. Tienen la figura original, en pequeño, y la versión en grande. Ambas son grandiosas.
También tienen El Beso. Una pieza que nunca he visto en vivo, sólo en foto, y que, al tenerla enfrente, no pude más que inspeccionar y admirar el genio que tuvo Rodin para esculpir el punto en que ambos se tocan. Es sublime.
Las demás piezas también son muy buenas. Las hay de todos los tamaños, y las más grandes, como Los Burgueses de Calais, que además de asombrosa por su composición, por su escala es impresionante. La belleza en conjunto de las piezas es sorprendente.
Es curioso como son las cosas. Esta mañana en Madrid no pensé que vería una exposición de Rodin. No lo esperaba. Pero así es Londres. Inesperado. Quizá no es Londres. Quizá sólo es que la vida es así cuando eres periodista. O al menos tratas de serlo.
Por la noche, ya en casa, vi una película coreana de 2002 llamada El camino a casa. Trata de una señora de Seúl que se ve obligada a dejar a su hijo de 7 años con la abuela, que vive en el campo. La buena señora es sordomuda y vive en la más absoluta pobreza.
El niño de la película es un demonio y a la pobre señora le hace una tras otra. Se siente abandonado por su madre y a la abuela la trata con muchísima crueldad. Es una película que duele mucho verla. Y al niño lo quieres matar ¡claro! La abuela trata al nieto con un amor y una paciencia ejemplares. Es muy dificil ver cómo el niño trata a la abuela. Pero es muy interesante a la vez.
El chico vive en un mundo muy distante al de la abuela y no tienen nada en común. Lo moderno con lo antiguo no se acaban de casar, pero al final conviven. Y ahí empieza la vida. Una vida nueva.
Y mañana, a buscar más artistas underground por Whitechapel.
Un compañero de clase irá a París para hacer lo mismo. Parece ser que en los Banlieue, especialmente en Clichy-sous-Bois, hay un cierto movimiento artístico-cultural el cual queremos plasmar en la revista de fin de curso.
Desgraciadamente para mi, en Londres no hay Banlieues de los que hablar. Es una ciudad integrada en donde casi todos los barrios tienen pobres y ricos viviendo unos enfrente de los otros (menos en Mayfair claro). Es un modelo de integración que los ingleses creen que es bastante modélico y suficiente para ellos. En cierta manera tienen razón.
Al no haber suburbios del estilo de París, los disturbios que ahí ocurrieron el año pasado no se dan. Se suelen dar otros, pero los ingleses aún no acaban de entender el por qué se han dado. Con lo cual, el impacto de este modelo en la sociedad británica está aún por conocerse.
En fin. Tras hablar con una amiga de la facultad, Nicky, que ahora vive en Jativa desde enero, empecé a contactar con las personas que ella me recomendó para hacer el artículo.
Me fui a la Royal Academy of Arts en Picadilly para hablar con una de ellas. La chica en cuestión no sabía nada de mi. Nicky no le había contado nada. “Typical Nicky!” me dijo.
Al final no me pudo ayudar. Lo que busco parece ser demasiado underground para el personal de la Royal Academy. Sin embargo, antes de marcharme me preguntó si quería ver la exhibición del Rodin. No puedo más que recomendarla. La escultura de Rodin es mucho más impresionante de lo que yo pensaba. Recuerdo haber visto a El Pensador de pequeño, no sé en que país lo habré hecho.
Desde entonces no lo he vuelto a ver hasta hoy. Me encantó poder volver a verlo. Tienen la figura original, en pequeño, y la versión en grande. Ambas son grandiosas.
También tienen El Beso. Una pieza que nunca he visto en vivo, sólo en foto, y que, al tenerla enfrente, no pude más que inspeccionar y admirar el genio que tuvo Rodin para esculpir el punto en que ambos se tocan. Es sublime.
Las demás piezas también son muy buenas. Las hay de todos los tamaños, y las más grandes, como Los Burgueses de Calais, que además de asombrosa por su composición, por su escala es impresionante. La belleza en conjunto de las piezas es sorprendente.
Es curioso como son las cosas. Esta mañana en Madrid no pensé que vería una exposición de Rodin. No lo esperaba. Pero así es Londres. Inesperado. Quizá no es Londres. Quizá sólo es que la vida es así cuando eres periodista. O al menos tratas de serlo.
Por la noche, ya en casa, vi una película coreana de 2002 llamada El camino a casa. Trata de una señora de Seúl que se ve obligada a dejar a su hijo de 7 años con la abuela, que vive en el campo. La buena señora es sordomuda y vive en la más absoluta pobreza.
El niño de la película es un demonio y a la pobre señora le hace una tras otra. Se siente abandonado por su madre y a la abuela la trata con muchísima crueldad. Es una película que duele mucho verla. Y al niño lo quieres matar ¡claro! La abuela trata al nieto con un amor y una paciencia ejemplares. Es muy dificil ver cómo el niño trata a la abuela. Pero es muy interesante a la vez.
El chico vive en un mundo muy distante al de la abuela y no tienen nada en común. Lo moderno con lo antiguo no se acaban de casar, pero al final conviven. Y ahí empieza la vida. Una vida nueva.
Y mañana, a buscar más artistas underground por Whitechapel.
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