AOG, Barcelona
Ayer Reino Unido se levantó para presenciar un cierto malestar producido por las medidas económicas del tándem gubernamental Torie-Liberal Demócrata, unidas al, para algunos, descaro de David Cameron.
Resumiendo un poco el tema, parece ser que unas 52.000 personas se manifestaron en el centro de Londres, entre estudiantes y antisistémicos (que por desgracia se apuntan a todo lo apuntable y que a los estudiantes les ha hecho muy poca gracia), por las medidas económicas de Cameron que incrementarán el coste de ir a la universidad del máximo actual de 3.500 Libras al año hasta unas 10.000 Libras anuales.
Para algunos analistas (y supongo que para cualquiera con dos dedos de frente), esto supone un encarecimiento que solo las personas de clase media para arriba podrán afrontar.
Y curiosamente, fueron precisamente estos, los burgueses, los que ayer se manifestaron y quienes hoy, junto con la prensa, se quejan de que los antisistemas les estropearan la fiesta y "secuestraran" la misma.
No olvidemos lo mucho que los británicos desprecian el demonstrar cualquier emoción en público. Mucho menos la furia.
Esta subida del coste de la educación producirá más gente sin estudios y una separación social propia del siglo XIX en un país ya de por sí con demasiadas distancias sociales.
Ya en 1997, cuando el partido Laborista ganó las elecciones y empezaron los recortes a las ayudas para estudiar, Europa avisó a Reino Unido de que esas políticas producirían una escasez de "middle managers", que únicamente sería suplida con mano de obra europea proveniente de aquellos países donde no se habían dado estos recortes en la educación.
Sin embargo, el Gobierno británico siguió adelante con la medida en aquel entonces.
Puede argumentarse muy facilmente que las medidas de Cameron no hacen más que rematar la faena laborista.
Pero no acaba ahí la cosa.
'Vanity Staff'
Por desgracia, el señor Cameron ha contratado por unas 35.000 libras anuales -cortesía del erario público-, a un fotógrafo personal, (algo que el Parlamento no permitió a su sucesor, Tony Blair) además de algún que otro consultor de imagen, y a muy buen precio. Apenas unas 100.000 Libras al año.
Es lo que la prensa británica llama su "Vanity staff", es decir, 'personal para la vanidad'. Entiéndase que la personal del primer ministro.
Esto en tiempos de crisis.
Y no hay que olvidar que el Gobierno de coalición también ha buscado trabajo, permanente o temporal, para unas 82 personas más dentro de la Administración Pública británica.
Personas a las que se les debía algún favor por haber ayudado a su respectivo partido político (ya sea Torie o Liberal-Demócrata).
Una Administración que el Gobierno considera demasiado cara y la cual encara recortes de personal de unas 500.000 personas.
Para algunas personas, esto no es más que la personificación de un primer ministro que proviene de una clase social privilegiada y alejada de la mayoría. Y para muchos, apesta a hipocresía y abuso.
Problemas con la coherencia política...
Por su parte, el viceprimer ministro, Nick Clegg, aseguró hoy que no debería haber prometido en su programa electoral que se opondría a recortar los beneficios a los estudiantes universitarios -una declaración asombrosa ya que ésta era una de las piezas clave del mismo-.
La prensa británica tomó nota y asevera que, después de los universitarios, vendrán más recortes que afectarán a enfermeras, profesores, bomberos et cétera. Se espera lo peor, y ya algunos estudiantes han dicho que lo de ayer era "solo el comienzo".
Si estuviésemos hablando de un país mediterráneo, o continental, es más que probable que los analistas a estas alturas, estuvieran haciendo sus cábalas para adivinar cuanta vida le queda a esta coalición.
Sin embargo, tratándose de Reino Unido, es más que probable que no veamos elecciones anticipadas.
No es este un pueblo al que le guste el, por utilizar una palabra mexicana, desmadre gubernamental.
Pragmáticos ante todo, es más que probable que a menos que ocurra una desgracia impredecible, Cameron seguirá como primer ministro hasta que termine la legislatura.
Hemos visto como el viceprimer ministro Clegg parece dispuesto a no romper la coalición, pase lo que pase.
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