AOG, Madrid
Hace unos días, el presidente bolivariano de la república bolivariana de Venezuela, alias Hugo Rafael Chávez Frías, declaró la guerra al Golf. No el coche, de momento nada tiene este señor contra la Volkswagen. El deporte.
"¿Alguien puede decirme que ese es un deporte popular? No lo es. Sólo los pequeño burgueses pueden jugarlo”, dijo Chávez en su alocución de radio y TV ¡Aló Presidente!.
O quizá lo hizo a la burguesía.
También se baraja ls posibilidad que lo haya hecho a ambas las dos.
El Departamento de Estado de EEUU, sin embargo, discrepó casi de manera inmediata con las declaraciones del señor Chávez cuando recordó en en ese país, unos 50 millones de personas practican ese deporte.
¿EEUU tendrá 50 millones de pequeño-burqueses entre sus habitantes? Yo diría que tiene más, pero eso es tema para otro día.
No contento con declarar que soplan aires de guerra en Sudamérica, a raíz de la conexión Colombia-EEUU que los venezo-bolivarianos tienen a la puerta de casa, el mandatario decide olvidar momentáneamente sus, ya publicadas por supuesto, hazañas en el campo de Golf, bastón en mano, al igual que las de sus héroes personales: Che Guevara y Castro, que, a pesar de ser antiburguesía in extremis, más de una vez se recrearon en el deporte escocés por excelencia.
Y para más inri, según el NYT, Cuba y su revolución están ahora mismo llevando a cabo la construcción de varios campos de Golf.
Qué curioso.
¿Y la razón?
Expropiaciones al canto.
¿Y que mejor manera de justificar algo injustificable que atacando a la burguesía, o al grupo social de turno?
También Stalin se metía con los Kulaks para justificar la barbaridad du jour de su época.
El Parlamento bolivario-venezolano aprobó la madrugada del pasado viernes la nueva Ley de Tierras Urbanas, la cual da al Gobierno la potestad de declarar como "de utilidad pública" cualquier terreno o edificación urbana sin uso para luego proceder a su expropiación.
La bolivariana ley señala específicamente que cualquier terreno en desuso, edificación abandonada, defectuosa, con más de 60 años de construida "y cualquier otra que así determine el Ejecutivo Nacional" puede ser declarada "apta para el desarrollo de programas sociales de vivienda".
¿Sus más próximas víctimas?
La posible expropiación del campo de golf del Caraballeda Golf & Yacht Club, en el costero estado de Vargas y el campo de golf de Maracay, a 80 kilómetros al oeste de Caracas.
Según los planes oficiales, el primero sería convertido en un parque y el segundo en posibles viviendas.
La república bolivariana es, además de poco poblada, inmensa. Terreno no le falta para construir viviendas, parques, ni hospitales o escuelas.
Respuestas no sorprendentes
Para el directivo del club de golf de Caraballeda, Jesús Mejías, el tema dista mucho de ser una frivolidad burguesa, declarando que el Estado "piensa que estos campos los mantienen 5 ó 7 obreros para 200 ricachones de Caracas y eso no es así. Si el campo se expropia, el club se elimina. Sería mortal para Caraballeda, porque se eliminarían 350 empleos directos e inversiones anuales de 8 millones de bolívares (3,7 millones de dólares)", dijo.
Por otra parte, según reza la prensa, el presidente de la venezolana Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos (Apiur), Roberto Orta Poleo, rechazó la forma "inconsulta y expedita" como se aprobó la ley.
Para él, una de las fallas estructurales del documento es la "indefensión" en la que quedan los propietarios, pues el proceso para expropiar no sería a través de un juicio firme, sino de un proceso de 30 días y sin claridad sobre la indemnización.
Es curioso la continua nomenclatura bolivariana de la república y sus enseres.
Hasta donde sabemos, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, además de militar y político, era burgés y terrateniente, por no decir miembro de la aristocracia caraqueña de la época.
Es como si Lenin hubiese escogido a los Galitzin como modelos.
Hace unos días, el presidente bolivariano de la república bolivariana de Venezuela, alias Hugo Rafael Chávez Frías, declaró la guerra al Golf. No el coche, de momento nada tiene este señor contra la Volkswagen. El deporte.
"¿Alguien puede decirme que ese es un deporte popular? No lo es. Sólo los pequeño burgueses pueden jugarlo”, dijo Chávez en su alocución de radio y TV ¡Aló Presidente!.
O quizá lo hizo a la burguesía.
También se baraja ls posibilidad que lo haya hecho a ambas las dos.
El Departamento de Estado de EEUU, sin embargo, discrepó casi de manera inmediata con las declaraciones del señor Chávez cuando recordó en en ese país, unos 50 millones de personas practican ese deporte.
¿EEUU tendrá 50 millones de pequeño-burqueses entre sus habitantes? Yo diría que tiene más, pero eso es tema para otro día.
No contento con declarar que soplan aires de guerra en Sudamérica, a raíz de la conexión Colombia-EEUU que los venezo-bolivarianos tienen a la puerta de casa, el mandatario decide olvidar momentáneamente sus, ya publicadas por supuesto, hazañas en el campo de Golf, bastón en mano, al igual que las de sus héroes personales: Che Guevara y Castro, que, a pesar de ser antiburguesía in extremis, más de una vez se recrearon en el deporte escocés por excelencia.
Y para más inri, según el NYT, Cuba y su revolución están ahora mismo llevando a cabo la construcción de varios campos de Golf.
Qué curioso.
¿Y la razón?
Expropiaciones al canto.
¿Y que mejor manera de justificar algo injustificable que atacando a la burguesía, o al grupo social de turno?
También Stalin se metía con los Kulaks para justificar la barbaridad du jour de su época.
El Parlamento bolivario-venezolano aprobó la madrugada del pasado viernes la nueva Ley de Tierras Urbanas, la cual da al Gobierno la potestad de declarar como "de utilidad pública" cualquier terreno o edificación urbana sin uso para luego proceder a su expropiación.
La bolivariana ley señala específicamente que cualquier terreno en desuso, edificación abandonada, defectuosa, con más de 60 años de construida "y cualquier otra que así determine el Ejecutivo Nacional" puede ser declarada "apta para el desarrollo de programas sociales de vivienda".
¿Sus más próximas víctimas?
La posible expropiación del campo de golf del Caraballeda Golf & Yacht Club, en el costero estado de Vargas y el campo de golf de Maracay, a 80 kilómetros al oeste de Caracas.
Según los planes oficiales, el primero sería convertido en un parque y el segundo en posibles viviendas.
La república bolivariana es, además de poco poblada, inmensa. Terreno no le falta para construir viviendas, parques, ni hospitales o escuelas.
Respuestas no sorprendentes
Para el directivo del club de golf de Caraballeda, Jesús Mejías, el tema dista mucho de ser una frivolidad burguesa, declarando que el Estado "piensa que estos campos los mantienen 5 ó 7 obreros para 200 ricachones de Caracas y eso no es así. Si el campo se expropia, el club se elimina. Sería mortal para Caraballeda, porque se eliminarían 350 empleos directos e inversiones anuales de 8 millones de bolívares (3,7 millones de dólares)", dijo.
Por otra parte, según reza la prensa, el presidente de la venezolana Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos (Apiur), Roberto Orta Poleo, rechazó la forma "inconsulta y expedita" como se aprobó la ley.
Para él, una de las fallas estructurales del documento es la "indefensión" en la que quedan los propietarios, pues el proceso para expropiar no sería a través de un juicio firme, sino de un proceso de 30 días y sin claridad sobre la indemnización.
Es curioso la continua nomenclatura bolivariana de la república y sus enseres.
Hasta donde sabemos, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, además de militar y político, era burgés y terrateniente, por no decir miembro de la aristocracia caraqueña de la época.
Es como si Lenin hubiese escogido a los Galitzin como modelos.
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