AOG, Madrid
Hay cosas que saltan de repente a la luz, y que uno no puede sino encontrarlas curiosas.
El cheque británico, considerado por muchos expertos como el precursor del cheque tal y como se conoce en la actualidad, celebra hoy su 350 aniversario con la crisis económica y la preocupación ante su supervivencia como telón de fondo.
El primer cheque del que hay constancia en el Reino Unido data del 16 de febrero de 1659 -año del famoso Tratado de los Pirineos, id est, adieu Rosellón for ever-, aunque hasta 1717 no se introdujo el talonario impreso, cuyo uso estaba limitado por aquel entonces a las grandes operaciones realizadas por banqueros y comerciantes.
El apogeo de este método de pago llegaría en el siglo XIX, cuando su uso se extendió al resto de la población, al representar la única alternativa a la moneda.
Es notorio que los expertos no esperan que el talonario llegue a celebrar su cuarto centenario, condenado por la aparición de nuevos métodos de pago electrónicos más rápidos y modernos. Al menos en Europa.
En EEUU siempre ha tenido más aceptación que aquí y de hecho es el protagonista de uno de cada tres pagos no realizados con efectivo.
Así lo asegura Angela Thomas, directora ejecutiva de la "Cheque and Credit Clearing Company" -empresa dedicada a la validación y liquidación de cheques-, que destaca que el volumen de talones liquidados por la compañía en los últimos años ha registrado una reducción anual del 10 %.
Según sus estadísticas, mientras en 1990 se utilizaron más de 4.000 millones de cheques en Reino Unido, en 2007 esta cifra se redujo más de la mitad, hasta los 1.500 millones de talones bancarios.
Para la empresa, el declive continuará en los próximos años "a medida que se consoliden otros sistemas de pago como las tarjetas de crédito insertadas en relojes o móviles".
En este mismo sentido se ha pronunciado la Asociación de Pagos del Reino Unido (Apacs, por sus siglas en inglés), que pronostica una "revolución" en los métodos de pago en este país "en un futuro próximo".
A los efectos negativos que la modernización tecnológica ha tenido sobre el cheque se une la creciente reticencia de los comercios a aceptar este método de pago, una tendencia iniciada en el 2005 por las estaciones de servicio de la petrolera Shell.
A esta iniciativa le siguieron un gran número de superficies comerciales.
2018, ¿el fin del dinero?
El año pasado, el Payment Council -organismo que representa y regula a la industria de los pagos en Gran Bretaña-, planteó la posibilidad de que se pusiera fecha de caducidad al cheque en el 2018, aunque admitió que sería necesario desarrollar otros métodos alternativos para poder llevarlo a cabo.
Sin embargo, si el pago con tarjetas de débito y crédito ha ido desplazando al efectivo y a los cheques de la vida de los ciudadanos, ahora la crisis plantea nuevos desafíos que pueden modificar o invertir esta tendencia.
Así, los expertos aseguran que el efectivo -que actualmente aglutina en torno al 17% de los pagos regulares realizados en el Reino Unido-, cifra que encuentro asombrosa, podría ganar terreno en los próximos años.
Hay cosas que saltan de repente a la luz, y que uno no puede sino encontrarlas curiosas.
El cheque británico, considerado por muchos expertos como el precursor del cheque tal y como se conoce en la actualidad, celebra hoy su 350 aniversario con la crisis económica y la preocupación ante su supervivencia como telón de fondo.
El primer cheque del que hay constancia en el Reino Unido data del 16 de febrero de 1659 -año del famoso Tratado de los Pirineos, id est, adieu Rosellón for ever-, aunque hasta 1717 no se introdujo el talonario impreso, cuyo uso estaba limitado por aquel entonces a las grandes operaciones realizadas por banqueros y comerciantes.
El apogeo de este método de pago llegaría en el siglo XIX, cuando su uso se extendió al resto de la población, al representar la única alternativa a la moneda.
Es notorio que los expertos no esperan que el talonario llegue a celebrar su cuarto centenario, condenado por la aparición de nuevos métodos de pago electrónicos más rápidos y modernos. Al menos en Europa.
En EEUU siempre ha tenido más aceptación que aquí y de hecho es el protagonista de uno de cada tres pagos no realizados con efectivo.
Así lo asegura Angela Thomas, directora ejecutiva de la "Cheque and Credit Clearing Company" -empresa dedicada a la validación y liquidación de cheques-, que destaca que el volumen de talones liquidados por la compañía en los últimos años ha registrado una reducción anual del 10 %.
Según sus estadísticas, mientras en 1990 se utilizaron más de 4.000 millones de cheques en Reino Unido, en 2007 esta cifra se redujo más de la mitad, hasta los 1.500 millones de talones bancarios.
Para la empresa, el declive continuará en los próximos años "a medida que se consoliden otros sistemas de pago como las tarjetas de crédito insertadas en relojes o móviles".
En este mismo sentido se ha pronunciado la Asociación de Pagos del Reino Unido (Apacs, por sus siglas en inglés), que pronostica una "revolución" en los métodos de pago en este país "en un futuro próximo".
A los efectos negativos que la modernización tecnológica ha tenido sobre el cheque se une la creciente reticencia de los comercios a aceptar este método de pago, una tendencia iniciada en el 2005 por las estaciones de servicio de la petrolera Shell.
A esta iniciativa le siguieron un gran número de superficies comerciales.
2018, ¿el fin del dinero?
El año pasado, el Payment Council -organismo que representa y regula a la industria de los pagos en Gran Bretaña-, planteó la posibilidad de que se pusiera fecha de caducidad al cheque en el 2018, aunque admitió que sería necesario desarrollar otros métodos alternativos para poder llevarlo a cabo.
Sin embargo, si el pago con tarjetas de débito y crédito ha ido desplazando al efectivo y a los cheques de la vida de los ciudadanos, ahora la crisis plantea nuevos desafíos que pueden modificar o invertir esta tendencia.
Así, los expertos aseguran que el efectivo -que actualmente aglutina en torno al 17% de los pagos regulares realizados en el Reino Unido-, cifra que encuentro asombrosa, podría ganar terreno en los próximos años.
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